Comienzo aquí un diario cochinero en tono jocoso , informal y sin pulir a sabiendas de que vosotros mis apreciados compañeros de andanzas apreciaréis mejor la cercanía que la floritura.
CAPITULO I.
El primal de los girasoles.
Viernes 13 de Septiembre.
Viaje de caza con la familia al pueblo ,todo listo y preparado equipaje el justo escopeta ,rifle , ropa , comida , sacos de leña y maíz para los animales que allí nos esperan y menos mal que vamos para un fin de semana. los arcos esta vez se quedan porque hemos de coger algo de leña y no habrá tiempo para entrenar. Toda la ilusión y la nostalgia acumulada en los últimos doce días que no voy, aflora por momentos transformándose en inquietante impaciencia preciso respirar ese aire cuanto antes y ver sus paisajes se hace una necesidad más que vital.
Corre parsimoniosamente la carretera bajo las ruedas de mi coche devora los kilómetros como si nada y nunca sé donde acumula más mierda si por dentro o si por fuera. A ver si un día tengo tiempo y le doy un enjuague.
Una única parada en el campo para merendar y proseguimos viaje sin contratiempos mi mujer no se fía un pelo de mí porque asegura que cada vez conduzco peor y piso las rayas-ni que se fueran a romper-mi hijo me asaetea con preguntas de escopetas ,arcos y caza y el cabronazo del perro me obliga a abrir la ventanilla cada tres minutos con sus pestilentes flatulencias ,lo dicho lo normal.
Llegada a “LA LOBERA” que es el nombre de mi “Finca” aquí le llaman finca a ciento y poco metros cuadrados así me he visto en la necesidad de bautizarla con un nombre ilustre , por seguir la tradición más que nada. Dado el carácter de quienes la habitan no se me ocurrió otro nombre más apropiado.
Compruebo las bajas de mi corral y tal y como presentía falta el anadón que apenas contaba con un mes ,los putos gatos han vuelto ha hacer de las suyas ¡la madre que los parió lo gordos que los estamos poniendo!
Antes de acostarme reviso el equipo tengo la ropa tendida bajo el porche oreándose desde que me fui ,preparo lo que me falta linterna ,rifle, botas, linterna frontal ,”silla artesanal” que en este puesto usaré sin escalera y mi fiel oso negro volverá a colgar de mi cinturón pero eso será mañana a partir de las cinco.
Sábado 14 de Septiembre.
Xip-xip-xip……xip-xip-xip un tordo canta para despertarme y arrancarme de un ligero sueño que me ha costado conciliar poco menos que salto ante la posibilidad de que al agua entre un gran jabalí , me visto rápidamente me ajusto el cuchillo a la cintura , cargo la “silla artesanal” y cojo un puñado de cereales que mastico camino del cazadero regando el suelo del coche con ellos. –A ver si un día tengo tiempo y le doy una pasada de aspirador-. Son cuatro escasos kilómetros los que me separan del puesto una vez allí cojo el rifle y me echo la silla a las costillas y ayudado de la tenue luz de la linterna frontal bajo hasta la roca donde me quedo atalayado esperando al guarro y van ya unas cuantas veces.
Una vez acomodado comienzo a absorber todos y cada uno de los sonidos y aromas que componen el paisaje , comienzo a recordar porque soy tan feliz en esta tierra.
Estoy sobre una siembra de pipas a unos tres metros de altura a mi derecha un pequeño rastrojo y una vieja chopera guarece un huerto abandonado más vetusto aún , a la izquierda carasoles por un tubo hasta los quinientos metros o más , enfrente un barranquete parte en dos las parcelas y a escasos metros una baña rica en lodo gris que hace las delicias de los gorrinos ,justo encima de la charca a unos doce metros el pino que les sirve de rascadero y que tienen acribillado a mordiscos y dentelladas.
Este puesto es especial porque además de contar con LA SAUNA ,EL SPA y el BUFETTE es un paso natural donde los cochinos y corzos cruzan a menudo además lo comparto con el GATOLOTE aunque él tiene la suerte de cazar sin pagar tarjeta en el coto.
Para quién no lo conozca el GATOLOTE es un felino de mediano porte que hace dos veranos me cogió el aire cuando estaba puesto justo encima de la baña ,no lo vi pero sus bufidos me hubieran puesto los pelos de punta en caso de no estar calvo aunque estoy seguro que el tenía mucho más miedo que yo. Ese extraño animal , exótico sin duda debió ser en su día el capricho de algún elemento o elementa y ahora campea a sus anchas por mi coto ,aunque lejos de hacer mal mantiene a raya los zorros del lugar por esa zona es raro ver o escuchar alguno y eso que linda con una finca de caza mayor donde no se les controla y que yo intuyo que fue de donde vino.
Mientras los hacendosos tejones trastean en la cocina la oscuridad comienza a difuminarse poco a poco por mi izquierda los detalles del horizonte comienzan a mostrarse poco a poco y yo sigo sin ver rabo. Con la vista clavada en el informe bulto del pino y el oído esperando escuchar el tenue chapotear de un macareno paso yo el rato que faltaba para amanecer ,si dicen que quién tiene hambre sueña con bollos yo estaba soñando con espuertas y espuertas de ellos.
El sol ha terminado por asomar y rasgar un gran boquete en la ya informe negrura del horizonte un agujero por donde nos llena de luz y vida y a los seres del campo no nos queda otro remedio que agradecérselo.
–Gracias majestad por regalarnos otro espléndido día-.
Un coche sube por el camino terminando así con la esperanza de ver alguna res lo identifico es un conocido , se a donde se dirige a los puestos de palomas que hay un poco más arriba y que en su día yo le enseñé ,cuando nadie les hacía caso. A los pocos minutos recibo su mensaje -- - ¿Estas aquí de caza me ha parecido ver tu coche?- ¿Lo habrá reconocido por las pegatinas o por los pegotes de barro?
Vuelvo a casa donde mi hijo me espera ya levantado preparo un dietético tentempié con uno de los primos domésticos del jabalí una buena careta extendida sobre la plancha de hierro se asa sin prisa mientras varios chorizos esperan su turno.
Luego viene la ineludible caza de la inexistente codorniz como no sacar al perro para que al menos las huela , olerlas es todo lo que hace porque si queda alguna se ha metido al barranco en cuanto ha oído el coche, es un orgullo para mí verlo lacear y pararse en algún rastro caliente como también lo es haberlo salvado de la mortal Leishmania.
Y otro orgullo aún mayor es tener a mi hijo al lado animando al perro y demostrando una vez más que de pasión por la caza anda sobrado -¿Importa así pasar algo de calor?- Yo ni lo siento. La mañana transcurre entre un rastrojo y un puesto a la sombra de una encina esperando alguna incauta paloma al paso. Más tarde vamos a cortar varios robles secos que habremos de dejar para otro día porque a la motosierra se le rompe la cadena. Cargamos solo un par de troncos que terminan de decorar el maletero de mi coche desprendiendo cientos de pedazos de corteza lo que faltaba.–no si al final no voy a tener más remedio que barrerlo-.
En la sobremesa mi mujer hace la pregunta fatídica esa que nos molesta y que respondemos rápidamente o intentamos capear según tenga el humor ese día :
-¿A que hora te vas?
-Cariño hoy es el último día a las palomas así que voy a esperarlas un rato en las pipas de arriba…
-No si no me digas donde que yo no conozco el sitio ¿Qué a que hora te vas pregunto?-.
-A las 6 leches, para un día que me queda no lo voy desperdiciar-.(Esto lo pongo aquí para hacerme el machote pero en realidad le dije guapa).
-¿Te quieres ir ya vete ya hombre si ya estarán pasando? –Se cachondea , craso error porque eso le da a mi orgullo fuerzas para decirle:
-Y esta noche voy a aguardar al marrano de la charcha y hasta que no lo mate no vuelvo.
-Si hombre si quédate hasta mañana , si quieres me dejas el coche y te recojo a las cuatro de la tarde para irnos a valencia.
-Por mí bien pero ¿Le vas a echar tú de comer a Soraya y a Mª Dolores?
-No de las gallinas te encargas tú.
-Entonces tendré que venir esta noche , pero me temo que será muy tarde.
Y no me equivoqué.
La tarde pasó sin pena ni gloria monté el threestand en un roble conocido por todos vosotros porque cerca de la charca estaba el único paso de palomas , en las dos horas que estuve tiré dos y abatí una.
Poco antes de anochecer regresé s toda prisa a casa para cambiar escopeta por rifle dejar a mí acalorado perro y trincar algo que echarme en el buche porque a esas horas ya tenía algo de gusa. El polvo del camino cubrió el cristal de atrás por completo –A ver si un día le doy un agua-.
Llego justo a la hora en que cierra el día y abre de par en par sus puertas la noche , que maravilla aquí en lo alto de mí trono soy el primer Rey Republicano de la historia de este coto eso para mí ya es algo grande. La luna llena alumbra demasiado el claro donde espero la entrada del cochino.
La segunda pega que le encuentro al sitio es el ruido. Como amante del silencio la carretera que hay a mi izquierda se escucha demasiado cerca. Dependiendo del aire se escuchan coches ,camiones y el zumbido de algún amoto envenenao eso es un punto a favor de cambiar de sitio.
Las sobras de la careta embutidas dentro del reseco pan son todo una delicia a esas horas de la noche acompañadas de dos tragos de agua y por todo un desfile de pequeños animales que pululan sin hacer el más mínimo ruido.
El aburrimiento y el sopor hacen mella en mí relajado cuerpo y ante la posibilidad de dormirme y escogorzarme como diría un apreciado miembro del foro decido terminar con el puesto y recoger el armatoste.
Pronto está todo recogido son las 12:50 estoy cansado ,cabreado y nada dispuesto a marcharme con las manos vacías.
Lo único que se me ocurre es volver al puesto de la mañana confiando que el guarro no haya pasado por donde estuve tirando a las palomas o que haya ignorado el tufo que sin duda habremos dejado. También barajo la posibilidad de esperar al alba por si la piara que anda por aquí vuelve al encame por el barranco.-Cualquier cosa menos rendirse.
Manos a la obra “que paluego es tarde” tres kilómetros y llego al sitio donde dejo el coche apenas unos cien metros me separan del puesto aunque en principio parezca que está demasiado cerca un gran desnivel le otorga la suficiente distancia. Apago el motor y escucho silencio absoluto , cojo trastos me cuelgo la silla y cuando comienzo a bajar la cuesta por el rastrojo que una vez puesto quedará a mi izquierda ,el ruido de un arreón me sorprende apenas veinte metros de donde yo ando-La virgen si estaba aquí mismo entre los cuatro pinos que separan las pipas del camino. No me desanimo ni se si ese animal es joven o es viejo. Se acerca una vez tal vez sea tan suicida para acercarse dos y entonces no me pillará desprevenido.
Me coloco en mi postura , la misma que ocupé en la mañana empieza a ser costumbre el terminar la jornada en el mismo sitio donde la comienzo y no es mi cama sino mi monte. La luna está muy baja ya buen augurio se escuchan al menos tres tejones trasteando entre las pipas rozan las secas hojas de cuando en cuando pero ya no me confunden después de estar todo el verano oyéndolos conozco de sobra sus artes. Pasa alrededor de hora y media hasta que oigo el primer charabasqueo tres ,cuatro seis roces en las hojas no es tejón sino gorrino. Aparto mi vista del pino y de la charca para fijarla en el supuesto ruido y mi mente habla en voz alta.
-Te veo y estás listo amigo-. Pero le basta dar un par de pasos para desaparecer entre las enormes flores.
Para quién nunca haya cazado nunca en una siembra de pipas le diré que aunque parezca fácil por los grandes claros y la enormidad de las plantas es sumamente sencillo perder el cochino entre ellas de no ser muy grande. Si coincide el puesto a enfilar las perfectas hileras se verán hasta los surcos y podremos descubrir hasta los ratones pero las que se encuentren a trasmano formarán un impenetrable laberinto de tonos verdes y amarillos.
Levanto poco a poco el rifle y apoyando el codo izquierdo en el reposabrazo de mi “silla artesanal made in Lobaco” intento sin éxito verlo a través del visor antes de encender la linterna.
Estoy tan cansado que no puedo ni emocionarme lo cual es una ventaja pues la distancia que nos separa comienza a ser considerable-¿Me habrá barruntado?- Olerme no me ha olido porque está cinco metros por debajo de mí pero como hago caso a las enseñanzas a mí Maestro en olores sé que como el aire va en su dirección cuanto más se aleje más posibilidades hay de que me tome el aire y se esfume así que una vez más me lo juego a todo o nada.
Ahora si estoy emocionado pero no nervioso no tengo ni idea de donde está y empiezo a mosquearme conmigo mismo por haberlo dejado ir tan lejos esperando que se acercara al paso que lo tengo enfrente. Enciendo con el rifle terciado esperando verlo nada , me lo echo a la cara y comienzo a rastrear las pipas ,el barranco –Ahí!! En la orilla entre los girasoles , los juncos y el carrizo brilla un ojo y una señal que resulta ser su cabeza -Joder se ha pintao con pintura reflectante el cabrón- Es más bien pequeño pero negro y a estas alturas decido hacer caso a un viejo cazador del lugar que lleva unos cuantos apiolados.
-Uno pequeño siempre tiene más carne que ninguno-.
-Tiene que ser mío- No se mueve descarto tirarle a la cabeza por la lejanía con el visor a 6x aumentos me cuesta un poco ponerle el punto rojo en la testa con las suficientes garantías de acierto.
Pero comienzo a distinguirle una pata entre las hojas y voy a apuntar donde tiene la paletilla mejor un poco más abajo porque el disparo es descendente. Lo centro y lo aguanto cuando se mueve , me mira fijamente y me da la impresión de que esta deslumbrado pero no tanto como para no alejarse poco a poco y ya está demasiado lejos. Vuelve a moverse un poco lo que termina siendo su perdición ahora le veo perfectamente la paletilla le apunto al codo.
–y ALLÁ QUE VA- BUUUUUMMMM- CASTAÑAZO. No lo veo no lo oigo apago la luz y en lugar de haber un silencio sepulcral los putos tejones ni se han movido , hacen ruido y no sé ya si es el cochino en su último estertor o son esos molestos aunque bellos y graciosos animalicos.
Por el barranco ni un ruido no tengo ni idea de lo que ha pasado el tiro iba bien colocado y tengo la certeza de que no se ha movido en el último instante -¿Pero he dejado tan seco como para que no haga ningún ruido?- Es muy extraño espero un poco por si acaso pero no logro escuchar nada y el cansancio y dolor en el cuello vuelven al partir la adrenalina tras el lance.
Tras media hora decido abandonar el puesto e irme a casa , estoy seguro de que si bajo no lo veré y tengo que rodear al menos trescientos metros para bajar hasta allí ,fuerzas tengo pero ganas de llevarme otra desilusión ningunas así que pensando que se ha esfumado dejo la búsqueda para mañana.
Son las 3:45 cuando aparco el coche en casa y me meto en la cama tras más de veintidós horas en pie.
ME SOBRAN CARACTERES
ASÍ QUE PUBLICO EN DOS MENSAJES.