Palo a la caza: 7.000 licencias menos por la crisis
La caza no está atravesando por sus mejores momentos a pesar de ser una de las actividades con más licencias federativas, la crisis ha pegado un tiro en el pie de esta modalidad.
En la última década, las licencias en Castilla y León se redujeron de en 70.000 unidades (descendiendo de 170.000 a 100.000 carnés). La provincia de Valladolid no es una excepción y si antes de la crisis eran más de 17.000 aficionados los que disponían de licencia, la cifra ha bajado de los 10.000 en este año 2015. “Los alicientes cada vez son menos y la caza es cara”, argumenta el delegado provincial de la Federación de Caza de Castilla y León, Jesús Hernández Matesanz.
Las prácticas agrícolas provocan que codornices y perdices y otras especies tengan menor cobertura natural y acaben huyendo; pero además la subida “sinrazón” de las licencias federativas y el aumento de las tasas de los cotos están dando la puntilla a este deporte, que de por sí es muy caro.
Además el relevo generacional es muy “corto y lento”. “Hoy en día los chicos son mucho más urbanitas que de pueblo. Además la caza se produce en los fines de semana y hay que madrugar y eso es incompatible con la fiesta”, dice Hernández Matesanz, que no obstante cree que hay que ofrecer incentivos para que la juventud se acerque a este mundo.
Este año como novedad, los nuevos cazadores o los que hayan dejado sin renovar su licencia durante cinco años, deberán presentarse a un examen en el que se evaluarán los conocimientos acerca de la caza que tienen los interesados en obtener el permiso. Se trata de un “examen sencillo”, dice el delegado provincial que han consensuado la Federación de Caza y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León.
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