No descubro nada nuevo si os digo que los montes necesitan su mantenimiento, limpieza , desbroce, arreglo de caminos, etc. Eso supone inversión, una inversión importante que además no se aprecia por la mayor parte de la población, que vive en las ciudades, alejada y ajena al medio rural.
Como resultado de lo anterior , ese dinero invertido en el monte NO PROPORCIONA VOTOS y por tanto se dedica a otros fines mucho más inútiles, pero que a los ojos del político, le son más rentables para conservar su preciado sillón.
Es entonces cuando ese político se agarra a los grupos Ecologistas para justificar esa ausencia de inversión en tratamientos selvícolas. No hay nada mejor que un ecologista subvencionado para justificar el no hacer nada en el monte, para prohibir los usos tradicionales....Así, políticos y ecologistas se retroalimentan en perfecta simbiosis y justifican en los medios de comunicación lo que luego será el origen del desastre.
La ausencia de mantenimiento del monte implica el aumento del combustible en el mismo y al final, como todo lo que sucede en la Naturaleza, la solución se pone sola. Si no es un rayo, será una cosechadora, o una colilla en una cuneta, o si no, un pirómano, pero el monte acaba ardiendo. En un monte ordenado y bien mantenido, un incendio será de una pocas hectáreas, pero en un monte abandonado se convertirá en un incendio de 10, 15 o 20.000 Has. y pondrá en riesgo la vida y los medios de vida de mucha gente.
En mi provincia, en Castilla la Mancha, existían hasta hace unos años cooperativas forestales que daban empleo a muchas personas a lo largo del año. En invierno se dedicaban a limpiar montes y a hacer repoblaciones. En verano a estar pendientes de la detección y extinción de incendios. Se encontraban distribuidas por los municipios de la provincia y suponían vida para ellos ya que fijaban población y actividad económica.
La propia Junta se encargó de eliminarlas y a fecha de hoy prácticamente no queda ninguna con lo que las labores de limpieza y mantenimiento de los montes son INEXISTENTES. En un año como éste con una primavera muy lluviosa la acumulación de pasto es bestial y esto unido al estado del monte, se convierte en un cóctel muy peligroso.
La ausencia de una cabaña estable en ciertas zonas de ganadería extensiva, especialmente de caprino y vacuno , que debería estar subvencionada y mimada y no tan perseguida desde la Administración junto con la ausencia de presupuesto para tratamientos selvícolas es el origen de esto.
Os dejo una reflexión: Quién es el culpable, el que abandona el monte o el que mete la cerilla? Desde mi punto de vista, tanto uno como el otro y en la misma medida.