Vacunas anticonceptivas para intentar controlar la población de jabalíes en Barcelona
En abril se pondrá a prueba una vacuna anticonceptiva para jabalíes en Barcelona. Para el investigador de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma que encabeza el proyecto, Manuel López Béjar, «la situación es crítica» porque la población de jabalíes va en aumento y hay que adoptar medidas más éticas ante la opinión pública. El objetivo es reducir la producción de hormonas en jabalíes machos y hembras con el fin de esterilizarlos. Para Béjar, la solución no es la caza sino la «convicencia» con un número limitado de ejemplares.
Las batidas y la concienciación no han sido por ahora prácticas efectivas para poner fin a la problemática de la superpoblación de jabalíes. La propuesta más reciente es un proyecto pionero en Europa que pondrá a prueba la efectividad de una vacuna anticonceptiva a partir del mes de abril, después de que Barcelona también haya empezado a dar pienso anticonceptivo para las palomas.
El objetivo del plan es esterilizar a los animales para reducir su actividad reproductiva en las zonas urbanas y periurbanas de los municipios afectados. Al frente de este proyecto se encuentra el investigador del departamento de Sanidad y Anatomía de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, Manuel López Béjar.
El experto constata que el de los jabalíes «es un problema que va en aumento» y, en su opinión, «la situación es crítica». Sólo en la zona de San Cugat hay contabilizados más de 300 ejemplares.
En los últimos 20 años la población ha aumentado de forma continuada, pasando de los 6.453 ejemplares cazados la temporada 1990-1991 a los 36.447 la temporada 2014-2015, según datos del programa de seguimiento de las poblaciones de jabalíes en Cataluña. Y los residentes en las zonas superpobladas son los más afectados. Uno de ellos es Àlex, vecino de en Sant Cugat que denuncia la pasividad del Ayuntamiento. «Cuando he llamado para avisar de la presencia de jabalíes en el centro, me han respondido que la situación está descontrolada, que la demanda es demasiado elevada y que la Policía ya no puede actuar. Que lo mejor es dejarlos», explica. Junto a San Cugat, también se pondrá en marcha la vacuna en otros municipios como Varicasas, Tarrasa y Matadepera.
La vacunación, que ya ha dado resultados positivos en otras especies como el ciervo de cola blanca en Estados Unidos o en cabras salvajes del Reino Unido, se aplicará solo en aquellas zonas donde hay un problema de coexistencia. Consiste en un proyecto de cuatro años de duración que pretende vacunar hasta 100 animales que ya han parido y que tienen la capacidad reproductiva reconocida. En otoño se vacunarán los animales más jóvenes que aún no han entrado en reproducción. El objetivo es reducir la producción de hormonas en los jabalíes, tanto en machos como hembras con el fin de esterilizarlos. Al final del proyecto la muestra será suficiente para evaluar el porcentaje de eficacia año tras año.
Béjar explica que «la solución no está en la eliminación sino en la convivencia, pero con un número limitado de individuos», una idea que se opone a lo que defienden otras asociaciones como la Federación Catalana de Caza. En cuanto a las batidas, el investigador considera que «no son medidas que solucionen el problema» y que hay que encontrar a largo plazo otros métodos complementarios que sean más éticos ante la opinión pública, como por ejemplo la sensibilización ciudadana.
La Federación Catalana de Caza, en cambio, no comparte el criterio de convivencia que Béjar defiende y rechaza que humanos y jabalíes tengan que convivir en el mismo espacio.
El presidente de la Representación Territorial de Barcelona de la Federación Catalana de Caza, Joaquín Zarzoso se muestra optimista porque los datos obtenidos en las batidas demuestran que la densidad de jabalíes la temporada anterior se redujo de los 12 a los 6,2 ejemplares por 100 hectáreas. Este es el valor más bajo de los últimos 10 años, según los planes técnicos de gestión cinegética de la Generalitat en las zonas controladas de caza. Zarzoso explica que los cazadores «ni pretendemos acabar con los jabalíes ni consideramos que se trate de una invasión» y que las causas de la situación actual se deberían atribuir a un «modelo de gestión desafortunado». El presidente considera que la situación más deseable es conseguir que el número de incidentes que provocan los animales se sitúe en «un nivel socialmente soportable».
Béjar defiende que a pesar de las acciones para eliminar los jabalíes en el Parque de Collserola, la cifra de animales en las zonas urbanas no deja de incrementarse y, por lo tanto, las vinculadas a la caza «no son medidas que solucionen el problema».
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