Esperas al Jabalí


El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.

Autor Tema: El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.  (Leído 7216 veces)

Desconectado Manuel

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El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« en: Junio 01, 2016, 07:40:51 pm »
El Olivo Eléctrico

Arrancaba una nueva temporada a inicios de abril como es costumbre en nuestra comunidad. Tras unos meses ausente,  había podido volver a apuntarme al coto social de una localidad vecina a la mía, donde los jabalíes no es que abunden, pero haberlos hailos, y el mero hecho de poder visitar los puestos regularmente y el entretenimiento que la preparación y estudio de los mismos conlleva, suple para mí la abundancia de lances. Como se suele decir, a falta de pan....

Preparé un nuevo puesto para este año que resultó ser un desastre. Y es que jamás hubiese pensado que el tendido eléctrico pudiera ser tan molesto. En mis visitas diurnas a la zona, el sonido del ambiente de los chalets vecinos y tractores trabajando la tierra, enmascaraba el rugir de la corriente a través de los gruesos cables, pero al llegar la calma nocturna el ruido se hacía insoportable. La noche de la apertura pude comprobar, que desde mi solitario olivo, allí no se escuchaba más que un perturbador y continuo zumbido. Así que unos meses perdidos y a volver a empezar. Bauticé al puesto, como la Olivera Eléctrica.

Pocas eran mis opciones para cambiar de lugar, pues en este coto cada cazador tiene asignada una zona donde ubicar sus puestos, y de ahí no debe moverse para no molestar a los demás compañeros. Así que busqué alejarme del cableado lo máximo posible, y a la caída de un reguero en unos bancales abandonados esparcí la comida y coloqué mi tubo de PVC.

A los jabalíes les costó su tiempo, pero al final encontraron el nuevo puesto. Así que en cuanto la previsión del tiempo prometió acompañar, preparé esa segunda espera de la temporada en el coto.

Jueves 26 de Mayo.

Aunque los días son largos en estas fechas, la poca cobertura vegetal de estas sierras junto con la proximidad de los puestos a zonas habitadas, hace que los jabalíes no los visiten hasta que reina la total oscuridad y se hace ese relativo silencio. Así que pasarían pocos minutos de las ocho y media de la tarde cuando me presenté en el escenario.

-El cebadero está ubicado en un bancal abandonado a pié de monte, donde desemboca el reguero que parte las suaves lomas. En la esquina más pegada al monte, el señuelo; y en la opuesta, bajo el tronco de otro anciano y solitario olivo (que no olivera), mi apostadero. A mi derecha  baja una lengua de monte hasta la misma valla de los chalets. A mi izquierda un huerto de almendros jóvenes en producción. A mi espalda separados por muros de piedra para sortear el desnivel, continúan sucediéndose los pequeños bancales también sin labor alguna. De frente todo sierra, repleta de esparteras y salpicada de insalubres pinos castigados por la plaga de oruga procesionaria y alguna coscoja. -



A mi llegada un grupo de tórtolas turcas emprendía vuelo, pero no sin antes haberme robado unos cuantos granos de maíz. No me gustó lo que encontré, pues desde el pasado lunes que vine a reponer comida, las piedras que tapaban el cebo permanecían intactas. Los jabalíes no habían entrado en las tres últimas noches. Pero tanto tiempo esperando para hacer un aguardo en mi coto, el recuerdo de unas cuántas experiencias similares con buen final, y un bocadillo en la mochila, me fue imposible resistirme a cenar en el monte y disfrutar del anochecer.

La tarde fue cayendo y yo andaba perdido en los recuerdos del pasado fin de semana rodeado de buenos amigos y naturaleza. Que privilegio poder hacer un aguardo sin estar escuchando perros, coches, gente voceando o los cohetes de los pueblos vecinos... y que buenas tertulias luego en la mesa al terminar los mismos. En fin, cada lugar es distinto y me toca conformarme con lo que tengo ahora.


El ligero aire cumple su previsión y conforme va entrando la noche se va ralentizando hasta casi parar por completo. La noche está fresca y sobre las once me echo una mantilla por los pies. Termino de acomodarme de nuevo en la silla cuando me parece escuchar un ligero chasquido de piedras. Sigo prestando atención y, efectivamente, algo se mueve lentamente monte arriba. Además no soy el único que lo escucha, pues los perros de los chalets vecinos ladran acaloradamente. Cada segundo que pasa el murmullo se hace más evidente. Uno o varios animales se mueven lentos bordeando la parte alta de la cuerda. La tensión va aumentando pero el sonido no parece acercarse hacia mí. Ya puedo distinguir el roce del cuerpo de varios jabalíes con los chaparros. Pero sigilosamente y tras unos eternos minutos se alejan por mi derecha hasta perderse. Permanezco atento por si los visitantes están de escucha, pero hasta los perros se van apaciguando poco a poco y vuelvo a relajarme. Ha estado cerca.

Entre unas cosas y otras ya es casi media noche. Siguen llegando vehículos a los chalets de la parte urbanizada y reflejando sus luces contra el monte. Algún perro ladra ocasionalmente con insistencia, y cuando pensaba que los jabalíes se habían marchado definitivamente, justo a mi espalda, a escasos metros, oigo claramente como un animal se mete en el bancal de almendros saltando, imagino que desde uno de los margenes de piedra. Me quedo helado, pues reconozco perfectamente ese sonido, y ha entrado justo por detrás de mí sin percatarme de nada. En este momento ya no queda aire alguno y la calma es total. Unos minutos de silencio y de pronto ruido de ramas y una almendra que se parte en la boca del jabalí. No debe estar a más de ocho o diez metros de mí, pero no puedo girarme, así que cojo el arco y lo apoyo sobre mis pies con todo el cuidado del mundo y permanezco inmóvil.

De pronto, otro animal se deja oír también detrás mía pero a mi derecha. Casualidad o no, los guarros vienen desde donde suelo dejar el coche cuando voy a cebar. Pienso que de un momento a otro me descubrirán, pero parece que la cobertura olfativa da resultados, y la atípica rodea al entrar al puesto tampoco les permite descubrir mi rastro. Están muy cerca , y mis pulsaciones disparadas. Tras un leve intervalo de máxima tensión, el animal de los almendros da un gruñido muy suave.

Me siento descubierto, pero nada más lejos de la realidad, es una señal de “vía libre” para el resto de su manada. Se monta una estampida en toda regla y desde mi derecha empiezan a aparecer jabalíes ladera abajo en dirección al cebo. En un suspiro hemos pasado del silencio total a un festín en toda regla, sin mesura alguna.

No hay luz de luna, y aunque la tierra es blanquecina y hay contaminación lumínica, apenas veo nada por el trasfondo sombrío de la poca vegetación que tienen los bancales, pero sí oigo como el maíz es devorado por varias bocas. Distingo un enorme bulto oscuro sobre un margen, pero alejado de la comida, así que doy un destello de luz con mi linterna y todo queda claro. Ahora entiendo porque me vaciaban el tubo con tanta rapidez semanas atrás. Al menos seis o siete rayones del tamaño de una liebre se apilan junto a la boca del mismo, mientras otro, quizá su madre,  los vigila desde arriba. Después de todo pienso que no tiraré, pero unos segundos más tarde empiezan a bajar más jabalíes de distintos tamaños. Los dos animales más grandes del grupo están detrás, uno junto a los rayones, y otro arriba del margen. Y dos más medianos se han venido al montón de las piedras que tengo a quince metros de mí. Sigo pasando desapercibido para ellos, esperando acontecimientos y valorando que hacer. Doy al menos cinco o seis toques más de luz buscando soluciones, y los guarros siguen a lo suyo, están acostumbrados a los reflejos de los vehículos y no se extrañan.

Han pasado varios minutos y uno de los más medianos va rodeando las piedras al tiempo que las aparta y cada vez su silueta se dibuja mejor en mi mente gracias a los destellos. Decido que ese será mi objetivo; a estas alturas no me quedan dudas de quienes son las madres de los pequeños, así que preparo todo y abro mi arco. Apunto al elegido y cuando enciendo la luz de la linterna fija hacia ellos, todos los jabalíes menos los rayones dejan de comer y se vuelven de cara a mí. No quiero tirar de frente, así que apago la luz y aguanto con el arco abierto... pasan unos instantes y aguanto cómodamente. Lo que me gusta mi arco para estos menesteres.  Mi jabalí vuelve a comer y poco a poco se ladea aunque no del todo. Sigue estando un poco cuarteado hacia mí de adelante a atrás. Ya estoy bastante tranquilo, así que pongo el pin donde quiero, vuelvo a dar la luz, hago una mínima corrección y suelto la flecha.

No escucho el típico “plof” del impacto, pero la estampida es general. Todos se tapan, menos algún incauto rayón que sigue machacando maíz como si nada hubiese sucedido. Me pareció ver que el animal al que tiré se metió bajo los pinos que bordean el monte a mi izquierda. Uno de los grandes bultos queda detrás del cebadero un poco más arriba, y desde allí tras unos bufidos tomando aires, empieza a llamar a su prole con ese típico gruñido de recogida. De nuevo ruido de ramas en los pinos de mi izquierda, y la piara se marcha por el lado contrario monte arriba abandonando la zona en un abrir y cerrar de ojos. 

Pasan unos minutos y de nuevo es el silencio quien predomina. Analizo lo sucedido y aunque suelo respetar los tiempos para ir a ver el cebo, estoy mosqueado por no haber escuchado el sonido del impacto de la flecha. Las opciones son claras, o la flecha ha pasado por bajo del gorrino y se ha largado con la piara, o le ha impactado donde apunté y lo que escuché en los pinos romper ramas fueron sus últimos pasos. Así que despacito me acerco al cebo buscando la luz roja del culatín que allí quedó tendida.


Donde tiré al gorrino no hay sangre, pero la flecha está empapada, así que vuelvo a mi sitio con intención de recoger todo y bajar al pueblo por mi perrita. Pero ya pasa un buen trecho de la media noche y mañana hay que trabajar a primera hora, así que decido echar un vistazo por la zona de los pinos pero sin entrar al monte. También suelo ser prudente en estos aspectos, pero desde los bancales puedo hacer una pasada de luz que aquello está bastante pelado, a ver si algo llama mi atención.



A los cuatro metros del cebo veo las primeras gotas  sueltas, y al subir un pequeño margen hacia los almendros,  un rastro de sangre abundante y salpicado tiñe de rojo el blanquecino suelo. Doy unos pasos más y la sangría es absoluta, el animal ha pasado junto a un muro de piedra y por el lado de la entrada la pared chorrea escandalosamente; también están manchados de rojo los arbustos correspondientes al  flanco de la salida de la flecha. El rastro se mete hacia la vegetación, pero no necesito seguirlo, pues unos pocos metros más adelante, desde el bancal veo el oscuro bulto tendido a poco más de treinta metros del cebadero. Está muerto sin duda.

Me acerco y dos pelotas de buen tamaño asoman por sus cuartos traseros, es un macho joven pero con buen cuerpo, mayor a lo que me esperaba, al que empiezan a despuntarle las navajitas.
Me resulta curioso que con este tamaño y las fechas que andamos aún siga junto con la piara, y por otro lado me alegro que sea un machete.



 La flecha entró por la paletilla alcanzándole la parte alta del corazón, de ahí la gran cantidad de sangre salpicada por todas partes. La salida un poco más trasera a unos cinco centímetros de la otra paleta. Un tiro fulminante por necesidad.

Llamadas a los que tocan y mensajes al resto. Eran unos cuantos amigos los que esperaban el desenlace. Me regalé unos minutos saboreandolo en la soledad del monte, y como pude lo cargué en el coche y para casa. Mejor imposible.



fin
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Desconectado Manuel

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #1 en: Junio 01, 2016, 07:46:23 pm »
Adol por favor ajusta las imágenes que hay alguna que no me deja el photobucket y se va de tamaño. Gracias.  ;)

Desconectado lakota

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #2 en: Junio 01, 2016, 08:30:40 pm »
Enhorabuena ,buen lance.

Desconectado danny

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #3 en: Junio 01, 2016, 08:34:35 pm »
Enhorabuena!!!! Que bien relatado así da gusto leeros...

Que no pare la racha!!

Desconectado Jack

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #4 en: Junio 01, 2016, 09:07:23 pm »
Estupendo relato Manu, y sabía elección. Que bien resolviste el lance y que tirascazo.

Enhorabuena de nuevo!!

Desconectado eduardo

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #5 en: Junio 01, 2016, 10:49:47 pm »
Que bien narrado Manuel y que buen rato he pasado leyéndote. Enhorabuena de nuevo. ;)
Me dispuse a esperar a un macareno que no había dado palabra de acudir...

Winamy

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #6 en: Junio 01, 2016, 11:32:23 pm »
Entretenido relato, bien detallado y sentío.  Pa los más frikis....se te ha pasado decir que peso de flecha...punta, ya sabes :)

De los mejores tiros, sin duda.

A ese no le ha quedao una gota dentro de su sangre.

Desconectado Narni

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #7 en: Junio 01, 2016, 11:56:49 pm »
Qué bueno compañero, gran relato acompañado de fotos. Enhorabuena.
Por la noche todos los gatos son pardos y los jabalíes de los aguardos

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Desconectado adol

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #8 en: Junio 02, 2016, 01:32:47 am »
Buena muesca le has hecho al nuevo arco, como siempre magnifico. Enhorabuena.
Si abates la mitad de lo que tiras, eres muy bueno, pero si tiras, solo, a lo que puedes abatir, eres de lo mejor.
La caza, la pesca y cuidar nuestro entorno, son nuestras herencias, respetemoslas.

Desconectado Fozzie

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #9 en: Junio 02, 2016, 05:09:17 am »
Bonito relato de una noche divertida !!
Enhorabuena !!

Desconectado Manuel

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #10 en: Junio 02, 2016, 07:55:03 am »
Muchas gracias a todos, la verdad es que lo pasé muy bien, que ya hacía tiempo que no me encontraba con ellos.

El arco un mathews z2, a 64 libras y 28 " de apertura.
La flecha una beman mfx classic cortada a 29" con insert de 75 grains, y la punta la hunor neo 125 grains. Peso total de flecha 580 grains, de los cuales se van 200 para la punta.

Saludos.

Desconectado lakota

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #11 en: Junio 02, 2016, 08:24:25 am »
Como sugerencia para la próxima foto :coloca el arco delante de la pieza,se verá con detalle y no le restará presencia a la pieza.

Winamy

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #12 en: Junio 02, 2016, 08:27:43 am »
Conjunto muy equilibrado y ajustado. Esa punta no falla.

Desconectado tizoneras

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #13 en: Junio 02, 2016, 10:02:00 am »
FENOMENOOOOOO      ENHORABUENA
 Manuel .Eres unico
fenomenal relato como son los tuyos siempre los vivo llellendolos parece que estoy en el monte
vaya rato me has hecho pasar hasta terminar la escritura
no cambies eres unico
UN ABRAZO
Cuando bebas agua..Recuerda la fuente

Desconectado Manuel

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Re:El Olivo Eléctrico. Relato de caza con arco.
« Respuesta #14 en: Junio 02, 2016, 11:03:28 am »
Gracias por la sujerencia lakota, lo valoraré la próxima vez.

Winamy la punta esta vez ha quedado intacta. Está para volver a usar sin reafilar. Cuando quise vender el z7 extreme no las tenía todas conmigo, ahora con el z2 no me quedan dudas que acerté. Muy suave de abrir, y un let off para quedarse durmiendo con él. Muy recomendable.

Tizoneras mil gracias amigo, cada vez que lees un relato me sacas los colores cabrito jejejje. Un abrazo fuerte jefe.  ;)

 

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