Hombre, yo tengo claro que el peor bicho que puede haber en el campo no anda precisamente a cuatro patas,

esas noches de las que hablas también las he percibido yo, como imagino la gran mayoría de los que disfrutamos de esta afición, noches oscuras que como te dé por pensar lo que no debes imponen, a mi no hay nada que me guste más que compartir mis jornadas de caza en buena compañía, con amigos que entiendan esta afición que por desgracia son pocos, como todo en esta vida, pero también me encanta ir solo al campo, más de lo que debiera, cual viejo macareno, así me aseguro una espera tranquila sin que tu compañero te la eche por tierra tirando lo primero que le entra, tú me entiendes, a veces me adentro bastante a pie para colocarme en alguna baña metida entre jarales, de día vas bien, pero cuando regresas la verdad que el camino de vuelta impone, una noche me empezó a gruñir un cochino porque me eche encima de el de vuelta del puesto y me acojonó, yo no podía verlo entre el monte y sus gruñidos eran de aviso, te aseguro que he escuchado muchos cochinos echarte la bronca cuando te toman, pero ese gruñido era amenazador, o de advertencia, me quedé petrificado un rato, observando, bueno más bien escuchando su reacción y no se movía del sitio, por supuesto con el arma en prevengan, al final decidí retroceder por mis pasos y dar un rodeo, ha sido la única noche que un cochino me asustó de verdad, y no me da vergüenza decirlo, con el tema de los lobos si los hubiera por aquí, no se no se, si viera alguna pisada o supiera que andaban cerca no quiero ni pensar si me diera por eso, por pensar en ellos durante la espera, yo creo que amanecería subido en la cruz mas alta del chaparro,

como dice el amigo polainas, aún sabiendo que huyen del hombre.