Yo siempre había sido de no pisar el día de la espera, de hecho en algunos sitios que están más acosados, es que casi si cebabas por la mañana temprano ese día no entraban, y conozco gente que sabe mucho más de esto que yo, que lo tienen documentado cómo se vuelve un buen cochino si entra a la plaza por donde había entrado él.
Pero ... tengo un amigo tardío que en abierto colecciona bocas con cierta frecuencia lo que ya te dice que no es suerte porque no es posible tanta suerte tantas veces (como tampoco lo es la del madrid
que se emborracha y atropella una anciana en un paso de cebra y resulta que era putin disfrazao de incógnito)
A lo que iba.
Me decía: yo llego al comedero por la tarde (temprano, pero por la tarde) antes de ponerme, si puedo un par de horas antes, le relleno el maíz y esparzo un buen cubo por el suelo, si ya tiene mucho le doy al test del comedero muchas veces para que tengan mucha comida, le doy con el hisopo a los rascaderos ... eso sí, siempre tengo que ser yo y con la misma bota, que están acostumbrados a mí ... y mira mira ... qué boquitas.
Pues un día me invita. Hace el mismo ritual, a las 8 u 8 y pico se va al comedero le da al test unas cuantas veces, reparte un poco de unguento ... y nos pusimos juntos. De día uno, de noche otro mediano, y al final de la noche cuando nos quitábamos me hice con un platita (que tiene su historia, pero es otra).
A partir de ahí, yo y varios de mis compis nos aprendimos la lección... si no he podido ir por la mañana a tirar un cubito de maíz (o higos, y/o pan y/o otras cositas) ... pues antes de la espera. Pero nada de un par de horas antes de anochecer, quince minutos antes o media hora, que somos de ponernos tardío. Sin especial problema. En un coto con más cuidado que en otro, porque alguna vez al paso repingaban, pero con un guante de plástico grueso, y a cierta distancia, con la mano arrojando el maíz. Y han caído unos cuantos colmilludos y/o navajeros más. En uno de los cotos entran muchosssss guarros en varias tandas, y si quieres quedarte esperando a uno que merezca la pena, y que no se acabe todo una piara en unos minutos, pues más te vale meterle bien esparcido una buena cantidad de alimento.
De hecho, el último orazo del grupo un amigo que fue tirando en el comedero de todos los demás y al suyo ya llegó de noche, tiró la comida, y a la hora y poco ya lo había puesto patas arriba. Claro que tuvo que ir mi perrita a encontrárselo.
Pero como decía Adol, depende de lo acosado que estén. Según te vas acercando a la costa levantina la cosa se va complicando