Un cliente prepotente entre a comer a un restaurante y le dice al camarero...
"No me traiga la carta, me trae la cuchara con la que remueven los guisos y le diré sin dudar lo que tienen de menú".
Al día siguiente acude al restaurante y sigue con la misma cantinela...
"Traiga la cuchara y le diré que tienen de menú".
Y así muchos días hasta que el camarero harto de tanto vacile, entra a la cocina y le dice a la Toñi, la cocinera...
"Haz el favor, Toñi, pásate por el jigo la cuchara que hoy se va a enterar el cliente listo de siempre lo que vale un peine".
La Toñi se restriega bien la cuchara por el jilguero y el camarero se la lleva al cliente enterao y éste oliendola una y otra vez, pone cara de sorpresa y exclama:
"¡Coño, no me diga que trabaja aquí la Toñi!"