La ola de calor.
Como todos sabemos durante el mes de Julio hace calor, toda la vida ha hecho calor, pero ahora le llaman ola de calor. Pues bien, el día era abrasador como es normal en julio, el monte esta duro ya, las pocas siembras que quedan tienen el grano muy seco y desde hace un par de semanas ya toman bien los almendros.
Me di una vuelta por el coto y vi muchos sitios posibles donde esperarlos. En este coto donde cazo que es difícil darles caza en los almendros, tiene bastantes campos de almendros, pero estos están repartidos por todo el termino en pequeños bancales con lo cual se ven muchos sitios tomados pero es difícil acertar cual será el correcto.
Bajaba por un camino y desde arriba se ve un balsajo de agua que siempre aguanta muy bien el estío, vi que que quedaba muy poca agua y aquello era un lodazal, estaba ideal, a escasos días de quedar duro como una piedra esperando nuevas lluvias.
Baje por la senda que llega al agua y estaba muy tomado, se notaban varios revolcadores y huellas de todas las medidas, pero solo fueron unas las que llamaron mi atención.
En esa zona andaba un buen mozo el año pasado, al que algún intento le hice pero o no coincidimos o no quiso delatarse.
Le perdi la pista este año y pensaba que habría pasado a mejor vida, pero no, allí estaba, su patada la conocía bien, era redonda no había duda de que era él. Este sería el lugar elegido para esta noche.
Volví a casa y tras comer y ver el tour me arregle los trastos, me fui a tomar un café con los amigos y a esperar que bajara el sol.
Me dirigí al puesto sobre las 20.00, aparque el coche a unos 300m antes de llegar, ya que la pista hace una curva que lo deja bastante camuflado y contaba con que si entraba algún visitante lo hiciera por el barranco.
Pase la balsa por el camino de arriba y empecé a subir bancales para tener mejor visión, cambie la silla dos o tres veces de sitio, aquí alto, allí bajo, aquí me tapa la carrasca etc.… hasta que me quede en una pared alta pegado a un almendro pequeño. El agua quedaba de mí a unos 80m y debajo de mí a mi derecha había 3 almendros perdidos a la orilla del camino, ya me fije que uno tenía una rama rota y pensé que podía ser una hembra con las crías.
Bueno, la tarde empezó a caer y ya me rondaban los primeros mosquitos, la luz se iba apagando pero el calor se resistía a abandonar el campo y dar un respiro. Varias torcaces acudieron en busca de agua y se fueron de vacío. Aquel barrizal solo podía ser apetecible para algún guarro.
Entre dos luces escuche bastante ruido y enseguida salieron un grupo de monteses en la ladera de enfrente que empezaron a buscar los brotes en unos frutales que hay al otro lado. Estos animales son muy bonitos pero hacen mucho daño a la agricultura. Estaban poniendo finos a los pobres arboles….
La noche ya había caído y ellas seguían con su escandalera, mientras tanto yo intentando diferenciar algún ruido que viniera de otra dirección. Espantarlas no es factible porque te silban y se acabo lo que se daba. Alerta para todos los habitantes de la zona.
Pasada media hora un ruidito debajo de mi desvía mi atención, no hay luna y tan solo distingo el camino, el ruido suena a un jabalí andando por el perdido, cuando de momento oigo como parte una almendra… vaya ya tengo visita, come y para. No tarda en repetir la operación.
Esta a unos 50m, estoy a bastante más altura que él y el aire viene bien. Cojo despacito los prismáticos y busco los 3 almendros, ya no lo oigo. Escudriño la orilla del camino para intentar verlo pero está muy oscuro. La hierba del linde del camino es alta y esto combinado con un suelo oscuro hace muy difícil distinguir nada.
Un rodar de piedras me indica que ha bajado un bancal, y abajo lo oigo cargarse de aire y descender barranco abajo.
Pierdo su pista durante más de media hora, no entiendo por donde se ha ido y como no ha entrado al agua estando tan cerca. Se bien que no hay más agua cerca de allí, dejo los prismaticos y me reposo para esperar de nuevo. Pasada otra media hora las monteses se asustan y deciden abandonar, los frutales no hay duda de que mi amigo pasea por la ladera de enfrente. Esta lejos a unos 150-200 metros y apenas se oye.
Se pasa mucho rato paseando enfrente, come en los frutales me imagino que estará en una peral grande que tiene unas ramas bajas.
Por los ruidos que hace creo que esta poco a poco acercándose y me vuelvo a esperanzar, lo oigo ya volver a saltar los bancales dirección al agua, llevo ya casi 3 horas desde que lo oi por primera vez y su confianza en la noche cerrada va en aumento.
Cruza de enfrente hacia mi por los perdidos del centro del barranco y no hay duda que se dirige ya por fin al agua. El rifle esta apoyado al trípode y listo para culminar.
Se callan las ranas no puedo verlo por el visor y casi no se oye porque las orillas están limpias, no puedo mas y me decido a enchufar, lo veo arriba del balsajo y decide no esperar a lo que viene salta tapándose de la luz y se decide a cruzar el perdido por donde vino, no va rápido pero temo no acertarlo, lo veo grande y no se si me va a dar otra oportunidad.
Se para un segundo y ahora si, aprieto el gatillo, sale corriendo por los campos perdidos abajo. Me paro a escuchar y salta errante los bancales, mucho ruido hace en su carrera y eso me da esperanza de haberle dado. Lo oigo lejos respirar con burbujas, lo dejo tranquilo y me tranquilizo yo.
Espero quince minutos y voy hacia el coche a dejar la silla y los achiperres. Y vuelvo al balsajo, me dirijo al tiro y ya veo sangre, se sigue bien y a 40 m lo encuentro. Es un jabalí grande con un pelo fresquito de verano, que luce unas tremendas defensas.
Hago la llamada de rigor para sacar a mi amigo que tanto me ha hecho disfrutar, con la alegría del lance la noche es perfecta, casi amanece entre sacarlo, aviarlo y dejarlo preparado para futuras comilonas.