Esperas al Jabalí


CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII

Autor Tema: CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII  (Leído 15334 veces)

Desconectado Jack

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #15 en: Octubre 23, 2014, 02:26:33 pm »
QUE GRANDE ERES!!

Desconectado Fozzie

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #16 en: Octubre 23, 2014, 11:33:46 pm »
Quater, el relato de dulce....

El lance... coño yo odio matar algo así: vini,vidi, vinci.

Vaya detalle bien llevado el de la navajilla !!!!

Un delicia, vamos!!!!

Desconectado colmilloblanco

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #17 en: Octubre 24, 2014, 07:30:03 am »
Enganchado no,,,,,,,,,,,, lo siguiente, un placer leer las historias del calzones.

Un saludo. 
"Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; solo basta decir lo que se piensa".

Martin Luther King

Desconectado lagarto308

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #18 en: Octubre 24, 2014, 04:36:30 pm »
 ;D

Mu güeno

Van a acabr estos bin pwto que bien

El conde el maestro y el calzones

Que me lo veo  ;D ;D

Desconectado Mochuelo

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #19 en: Octubre 25, 2014, 01:51:50 am »
Precioso compañero , me sentí por un momento entre Calzones el maestro y el señor conde
Buenísimo y como ya han dicho enganchadisimo ha estos relatos
Gracias y enhorabuena

Desconectado Buhogris

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #20 en: Octubre 27, 2014, 08:19:54 am »
Gracias por hacerme disfrutar otro ratito  ;).¡Que bien saben estos sorbos costumbristas y caceros!  :D.
"No subestimes a tu presa y prepara su caza,como el mayor de los retos"

Desconectado JUANFRAN

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #21 en: Octubre 27, 2014, 08:50:55 am »
Enorme el gozo y la sudada que me he pegado subiendo la cuesta.  Esta sería la conclusión después del pequeño incidente que tuve el sábado, en un gancho con amigos, donde, subiendo otra cuesta, me dio una bajada de azucar que controlé a duras penas.  Y he podido sentir, con el relato, como las piernas de los urbanitas no son, ni de lejos, las de los curtidos habitantes de las sierras, que (sabiéndolo, porque lo saben), tienen siempre la delicadeza de sabernos esperar sin que nos sintamos ceros a la izquierda.  Me he quedado fundamentalmente con eso, pues aún me dura el susto del sábado.  Pero todo es delicioso en el relato, las frases de Calzones, llenas de ingenio y de inteligencia emocional, a las que, tras leerlas, asientes con un signo de aprobación (y también piensas con algo de rabia... "por qué no se me ocurrirán a mi").  Personalmente hubiera preferido que Calzones disparara su escopeta a los 50 metros de marras, tiro casi en el límite de una escopeta, pero también ardo en deseos de que nuestro Sr. Conde deje probar el Manlinncher a Calzones.... QUATER DECIDIRA.....   

Desconectado Fozzie

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #22 en: Octubre 27, 2014, 11:24:29 pm »
Juanfran, como dice mi suegra, cuidate que de los buenos quedamos pocos...

La solución la tienes en el relato: un buen plato de pan con queso, que sabe a beso, y una buena frasca de vino fresco peleón, a la sombra de una parra crecida al sopie de la sierra.

Eso lo cura todo... y si no lo cura que te quiten lo bailao !!!!

Desconectado colmilloblanco

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #23 en: Octubre 28, 2014, 08:13:28 am »
Nos,,,,,, si, nos hacemos mayores Juanfran ;) cuidate compañero.

Un saludo.   
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Martin Luther King

Desconectado eduardo

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #24 en: Octubre 28, 2014, 02:57:52 pm »
Juanfran, pa las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo yo me las subo. ;) Un abrazo. :)
Me dispuse a esperar a un macareno que no había dado palabra de acudir...

Desconectado Carpintero

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #25 en: Octubre 28, 2014, 10:52:50 pm »
Precioso  relato menuda aventura para el señor conde esperando la siguiente parte un saludo

Desconectado Quatermain

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #26 en: Octubre 29, 2014, 08:50:19 am »
JuanFran, ya lo dice Calzones, "Las cuestas hay que subirlas como viejo, para llegar como nuevo", así que cuidate que ya vamos estando en el grupo de los añosos y tenemos que durar al menos "cincuenta" años más. Bromas aparte, cuidate que hay que seguir dando guerra. Yo cuando veo un cortadero empinado, me lo pienso.. Un abrazo.

Desconectado VIEJETE

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #27 en: Octubre 29, 2014, 10:53:50 am »
Enhorabuena por hacernos sentir ju to con calzones un abrazo majo
solo me gustaría saber lo que no se

Desconectado Quatermain

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #28 en: Noviembre 04, 2014, 01:49:22 pm »
Serafín miraba a Calzones y alternativamente al lugar por donde se había internado el venado en el monte. Antonio, se fijó y mientras se sentaba junto a Calzones dijo: - Creo Serafín, como Calzones, que lo mejor será dejar que se enfríe, así que a comer. El conde también lo veía mejor así, por lo que agarró la botella de tinto que le alargaba Calzones y le dio un tiento. –¡Coma conde que quea mucho fin de jemana por endelante! -Le dijo Mario al darle la botella y cortarle un trozo de panceta sobre una lasca de pan del pueblo. Los tres se fueron relajando, hasta el punto de que Serafín se permitió hasta contar un chiste, que Antonio rió con ganas y calzones por simpatía, solo sonrió.  Estuvieron casi cuarenta minutos, dándole a la panceta y al tinto. Al cabo Calzones se levantó y dijo: -¡Ámonos, que jabrá que jacé algo!...Se echó el zurrón al hombro y se dirigió al sitio del tiro.
-¡Aquístá la arrancá!...-Señalando las marcas con el bordón, que faldeaban en la dirección que le habían visto al taparse…-¡Mira como jabre la pizá!...¡Aquí ja doblao pabajo!...-Señalando hacia un regajo a la izquierda y abajo. –¡ Este va ar barranco y aluego no va a podé subí!… ¡Ahí loncontramos fijo!...
Antonio y el conde asentían, y lo seguían como se sigue al guía de un museo. Calzones, unos diez metros por delante, llegó el primero al barranco y vio la cuerna del ciervo asomar.
-¿No lo icía yo?...¡Ahí está er gachó!...- Y mirando hacia arriba al lugar del disparo…-¡zí candao el angelito con er tiro que tié!...Y señaló con la vara el agujerito que tenia en pleno codillo, del que  apenas había dado sangre.
-¡Calzones, si no es por usted no lo cobramos! – Dijo Serafín.
A lo que Calzones contestó: - ¡Como no lo jibamoj a cobrá!...¡ ji no podía está en otro jitio!... Ahora quen una coza tenia usté razón, Conde… ¡Eja balilla en un poco ajustá!. ..¡Par venao está bien… pero pal guarro va a jé mejón argo mas gordo!.
-¡Tambien he traido una escopeta!... Contestó Serafín.
¡Ejo, ejo está mejón!... un guen cacho plomo par guarro… Dijo Calzones mientras se arremangaba, sacaba su navaja y se ponía a aviar el venado. Le sacó los lomos desde el espinazo sin abrir la barriga y los dos solomillos. Luego apañó las paletas y los jamones… -¡Lo gueno de pegarle en el coillo, es que aunque jande un poco, las dos paletas están nuevas pa la cardereta!... Y siguió bregando con la carne del ciervo y el trofeo mientras los dos amigos le echaban una mano.
Al poco de empezar,  Mario comenzó  a reírse primero un poco y después  a moco tendido, mientras el maestro y el conde se miraban extrañados. Hasta que balbuceó entre carcajadas…¡La mujen …de roillas!...¡Sar dabajo de la cama… mariquita!...¡Jajaja!…
-Calzones, ¿ahora has caído en el chiste?, …¡no tienes arreglo!...Y el maestro se contagió de la risa y a continuación el conde también…y todos a reir de la tontería de Calzones que solo conseguía decir:…¡A vé que le voy a jacé si soy maj lento custedes!...¡jajaja!.
Los tres se cargaron a malas penas, las carnes y el trofeo y empezaron el camino de vuelta amenizado con las paradas para recuperar el resuello y reir un rato, que a pesar de que bajaban de la sierrra el peso les tumbaba la espalda.
Ya en el pueblo y tras guardar a buen recaudo las carnes, una vez sentados bajo la parra, el conde le trajo a Calzones la escopeta para que la viera.
-Calzones, ¿con la escopeta  ira mejor para el cochino, o usamos el rifle de Antonio?. Que ese si que tiene una buena bellota.
Calzones cogió la Jabalí, le montó los perrillos, y la encaró. –¡Joé, Conde!... ¡que cacharro maj bonito!. ¿ Balea bien?.
-¡De maravilla!...Contestó Serafín.
-¡Pues no jable mas!... ¡con eja le va a atizá al marrano!...Y desmontándole los martillos se la devolvió a Serafín y se pegó un buche de cerveza. – Er guarro es mu joio, que por ejo ha llegao a viejo. Pero ha llegao a “demasiao viejo” y se ve que le fallan las entendeeras,  que tamien tien los guarros.  Antes no jabia quien lo guipara. Pero por la edad va haciendo cojas raras. Que senquivoca en vezen cuando. Lo tengo visto en el manantío grande y en la majá der Bernardo, onde encierra los cochinos caceros. En cuanto er Bernardo tié las cochinas artas, allí que je planta er señorito a vé que cae…¡y los que amos a caé jomos nojotros!...que ahora tie unas cuantas bien artas. Er Bernardo mos lo va a agradecé,  que luego le jalen los guarrines rayaos y no los puede vendé. –Y como hablando para sus adentros, mientras cortaba un trozo de pan, dijo: -¡Fiate que tontería! …Con lo ricos questán aunque tengan rayas.
Antonio preguntó por la luna, a ver si tenían que llevar linternas.
Calzones le dijo; …-¡Linterna ni ná!... si lová tirá de día… A la caía de la tarde sacerca al tufo de las cochinas, to los días como un párvulo, porque ya no pué competí con los juyos… ¡Y ar viejo toavía le gusta mojá!... ¡perdone usté Don Serafín!…
Y continuó explicando, mientras comían un potaje de garbanzos que según el maestro ”quitaba el sentío” como dicen por Andalucía.
En el manantío grande entra er mozo con los vientos en la cara y no hay forma de pillarle la vej. Pero a la zahúrda de la majá, entra tonto de baba. La pega un par de guertas a la cerca hasta que localiza a la guarra templá, mete los jocicos por endibajo la malla y je cuela entro. La monta una cuantas veces…¡ y si tevisto no macuerdo!. Pero lo gueno es que jiempre jale der corralón por er mismo portillo. ¡Er questá mas jerca der monte!... Lo mejó es que pasa a seis o siete metros dun lentisco bien grande que tengo preparao  pa darle er susto… ¡Je va a enterá er mozo pendón!...
-¿Y cabremos los tres en el lentisco, Calzones?
- ¡Y hasta con las parientas también!... lo ido vaciando poco a poco dejando un boquete por delante pa pode apuntá. Pero desde entro se ve tó. ¡Vamoj un palacio!.
Comieron  como si no lo hubiesen hecho nunca, se zamparon dos botellas de vino y de postre unos trozos de tarta hecha por Teresa y un licor de bellota. Hizo Serafín un amago de pagar la comida y fue amenazado de broma por Calzones con darle un garrotazo. Después se quedaron traspuestos los tres, al solete otoñal  que se colaba por la parra, ya rala u amarillenta. Fue Calzones quién dijo :…-¡Zeñores toca despabilarse! … que tenemo una jita con er “don Juan Tinorio”…
Las posturas en que se habían quedado dormidos hicieron que Antonio y Serafín tuviesen que estirarse un poco y masajearse el cuello.
-¡Antonio, Calzones… que siesta mas buena!...¡Vamos al lío!
Finalmente cogieron la escopeta cargada con bala y la carabina del conde por aquello de la mira telescópica.  No llevaron banquetas porque Calzones había dispuesto un travesaño de madera sobre unas piedras a modo de banco.  Aunque estaban resentidos de la paliza de la mañana, llegar a la majada de Bernardo fue un paseo. Llanearon bastante y fueron por una trocha no muy ancha pero sí lo suficientemente cómoda de andar. Ya a la vista de los corralones Mario desde lejos le explicó cual era el corralón de la zahúrda, donde estaban los portillos y por donde aparecería el  cochino. Por último señaló el lentisco y se encaminaron a el, Calzones se acercó a ver las cochinas y vió que alguna estaba “en su punto”. Despues se incorporó a la abertura del lentisco donde esperaban sus compañeros.
-Calzones, ¿No te preocupa dejar rastros? …-Le preguntó el conde.
-Aquí en la zahúrda,  no extrañan los rastros, casi queles gustan porques lo normá… ¡Amos pa dentro!.
Se sentaron los tres en el banco de madera. Serafín en el centro, Antonio a la izquierda y Calzones a la derecha.  El conde cargó la paralela y montó los martillos. El maestro tenía la carabina de Serafín y Calzones la vista fija en la zahúrda. Solo tuvieron que esperar una hora y al cabo, Calzones se llevó el dedo índice  vertical a los labios, indicando silencio.  Señaló el lado izquierdo de la zahúrda y el conde subió la escopeta. Calzones lo tranquilizó y le dijo que esperara, que aún no era el momento. El guarro estaba reconociendo el terreno. Antonio se dio cuenta al hacer una prueba de apuntar, que desde su posición no podía hacer nada y le pasó la carabina a Calzones con mucho cuidado de no hacer ruido. Como había predicho Mario el guarro después del reconocimiento se coló por debajo de la malla y entonces se empezaron a oír gruñidos, carreras, golpeteos, etc.
-Cuando pare el churreteo, es que el mozo sa desaogao y se va a largá. Atento entonjes que va a jalí por aquí elante y nos va a pasá a ná. Lo tiras casi parao y a seij metro. No tié escapatoria. -Explicó Calzones.
Serafín asintió con la cabeza.
Como un guión escrito, la bronca transcurrió como predijo Mario, y de pronto se hizo el silencio… -Conde.. ¡Estate listo!...- le susurró a su amigo, pero el guarro no salía de la zahúrda.  A poco, otra vez jaleo de trompazos, carreras y golpes. -¡Hay mas de una calentorra!, y se relajaron de nuevo a la espera de que volviese la tranquilidad. Se miraban y admiraban la potencia del  viejo macho. Hasta que se hizo de nuevo el silencio. Otra vez alerta y esta vez el “gran semental “ salió de debajo de los alambres justo delante de ellos.  Era completamente de día y se veía perfectamente aunque iba cayendo la tarde. El guarro se movía lentamente y con dificultad parándose a cada trecho.  Los metros se acortaban. Diez …, nueve…, ocho… , siete …( a partir de aquí se iba alejar) y… “boomm”, la escopeta atronó la majada. El cochino se quedó caído de atrás pero con las dos manos apoyadas y la cabeza levantada. Volvió a disparar el conde justo en el momento en que el cochino resbaló y bajó la cabeza. El tiro se perdió en el monte. El viejo guarro castañeteaba las amoladeras… hasta que se oyó un disparo más suave y cayó al suelo con un tiro en la calva de la cepa de la oreja.
-Calzones solo dijo: …¡Coño que suavito dispara esto! Y metió una nueva e innecesaria bala en la recámara de la carabina.
El conde exclamó eufórico: -¡Un tiro cojonudo Calzones!...
-Con la crucecita esa se le pué saca er ojo a una mosca. (refiriéndose al visor, y dándole todo el mérito al arma). –la balita… parecia flojilla pero la joia jace su trabajo.  Dijo Mario mientras le pasaba el arma a Antonio y le decía:…- te tenías que habé puesto en mi jitio.-  A continuación salieron los tres del lentisco y anduvieron los pocos pasos que les separaban del guarro. Serafín no podía dar crédito a lo que veía. El guarro estaba lleno de calvas y con el pelo ralo de puro viejo. La boca era espectacular. Y eso que el Conde había cazado jabalíes en Irán  y aquellos tenían fama de grandes. Pero aquel se llevaba la palma.  Se volvió hacia Calzones y lo abrazó como si fueran hermanos. Calzones, que no estaba muy acostumbrado a esas efusividades se dejó hacer. Después de Mario, abrazó a Antonio.
-Calzones miraba al “decrepito” y dijo …-¡Estaba en la cuenta atrás!, …Está bien quitao… ¡pero a este no hay quien se lo coma!... ¡Vaya tufo que echa a verraco salío!.
El fin de semana se acabó, como todo lo bueno, demasiado pronto. Llegó el momento de que Serafín volviese a Madrid.  Prometió volver mas pronto que tarde. Tras despedirse de todos, y dar las gracias incontables veces, le puso a Calzones en las manos la funda de cuero con  “La jabalí” dentro. ..- ¡Es tuya Calzones!, igual puede sustituir a tu vieja escopeta, no he tenido un fin de semana de caza como este en mi vida, es lo menos que puedo hacer.
Por primera vez, Calzones no supo que decir, y se le puso una lagrimilla en el ojo, “seguramente porque se le metió algo”. Porque Calzones no lloró ni cuando murió su padre.  Siguió sin decir nada mientras el coche se alejaba y entonces sintió un palmetazo en la espalda.
-¡Escopeta nueva!... ¿eh Calzones? –Le dijo Antonio tras atizarle en el lomo.
-¡Guena gente er Conde…! ¿eh Maestro?.  Concluyó Calzones.
 Fin

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Re:CALZONES SUCIOS Y EL INVITADO DEL MAESTRO Cap VIII
« Respuesta #29 en: Noviembre 04, 2014, 02:46:48 pm »
Extraordinario final para otro genial relato de nuestro querido Calzones  :).La "jabali" no podia caer en mejores manos  ;).Enhorabuena una vez mas y muchisimas gracias por compartir este relato con nosotros  :D.
"No subestimes a tu presa y prepara su caza,como el mayor de los retos"