Este es un debate interesante. A mi juicio con harta frecuencia los cazadore solvidamos algunos aspectos de suma importancia cuando hablamos de "gestión y trofeos".
En primer lugar deberíamos saber qué explica un trofeo para nuestra pieza de caza. Para nosotros está claro que es un signo de distinción, habilidad o estatus social, pero ¿qué significa para un ciervo o un jabalí?
Desde hace más de 200 años, cuando el padre Darwin nos lo desveló, se sabe que las astas, colmillos y cuernas, son herramientas de selección sexual. Se trata de estructuras caras ecológicamente que las especies han desarrollado par lograr que su estirpe, sus genes, se prolongue en el tiempo. Para lograrlo es necesario que exista alternativa, competencia entre especies, que haya enfermedades, penurias, peleas, depredadores, etc, de modo que el que en esas condiciones sea capaz de expresar lo mejor del grupo es el campeón y sus genes perdurarán.
La opción de gestión de la que habéis hablado es perversa y da la vuelta completamente a este principio. Las técnicas utilizadas de prevenir enfermedades, eliminar depredadores, proporcionar piensos, eliminar la presencia de hembras para limitar la competencia, etc. herramientas que garantizan que casi cualquier animal exprese un buen trofeo, deteriora y altera definitivamente el principio. De este modo, de ninguna manera se puede comparar el trofeo de un venado de la Culebra o de Somiedo, con uno de Toledo o Ciudad Real. Los primeros viven enormes nevadas, parásitos, lobos, hambre y penurias. Los últimos experimentan una vida boyuna, separados tempranamente de sus madres, quizás fruto de la inseminación, alimentados en pesebre, tratados profilácticamente, para que cualquier matado con la tela suficiente para pagar tal dispendio acabe presumiendo de sus tristes proezas.
Y con esto entramos en otra zonas resbaladiza, la de la ética. La caza, para serlo, exige un animal libre en un terreno libre. No son palabras mías sino del llorado Miguel Delibes. Sacrificar animales criados exprofeso es, se quiera o no, ganadería. Disfrazada de caza por el empleo de armas de fuego y los disfraces que suelen usar los que asisten a tales juergas.
Los cambios que se producen en el esquema de la JNHTC es fruto de la presión internacional, através del CIC. Esta organización ha ido convenciendo a sus delegaciones nacionales sobre este aspecto, después de los graves escándalos ocurridos en distintos puntos de Europa (escándalos que aquí son lo habitual y por los que nadie se sonroja). Algunas entidades que estamos en esa organización instamos a la JNHTC a adoptar una posición valiente de forma que no se homologuen los animales muertos en fincas cercadas, por entender que se someten a sistemas de gestión contrarios a los principios de la selección natural y la conservación de los recursos naturales.
Los cazadores solemos afirmar que somos los primeros ecologistas y los más interesados en la conservación de la vida natural. Un sarcasmo cuando a la vez defendemos sistemas de gestión basados en la eliminación de los mecanismos naturales de selección natural y regulación demográfica.
La caza, para serlo, exige especies silvestres, y debe ser el aprovechamiento del rendimiento marginal de los sistemas naturales. Lo demás es ganadería, y a veces de la mala.
Saludos