LA RAPIDEZ, FUNDAMENTAL
Cómo actuar ante una dilatación o torsión de estómago en perros
La dilatación de estómago, acompañada o no de torsión, es una patología relativamente frecuente en perros de gran tamaño, con una gravedad y riesgo para la vida de nuestro perro de caza muy elevado que requiere de una urgente atención veterinaria.
Al no convivir habitualmente con las personas, los perros de caza mayor, como los perros de rehalas, suelen padecer dilataciones o torsiones de estómago que en muchas ocasiones acaban en muerte por no detectar a tiempo los síntomas.
Es fundamental que los dueños de perros predispuestos sepan detectar los primeros síntomas para que sean atendidos rápidamente
La rapidez en la atención médica a un perro afectado de una inflamación del estómago es el principal factor de supervivencia por encima del tratamiento utilizado, las características del paciente u otros condicionantes.
Dentro de los perros de caza, una gran mayoría son de tamaño grande, con un tórax ancho y profundo, factores estos de riesgo para padecer una torsión de estómago. Además, en muchos casos no conviven permanentemente con las personas, por lo que en el caso de presentarse esta enfermedad y no poder detectarla a tiempo, las probabilidades de un desenlace fatal serán muy elevadas.
Esto es especialmente frecuente en perros de caza mayor (rehalas), en donde aparecen de vez en cuando ejemplares muertos de forma repentina y sin causa aparente; confundiéndose la dilatación del estómago con la hinchazón propia de los cadáveres postmortem.
Incidencia y mortalidad
La incidencia de este problema es alta, alrededor de un 1-2% de los perros, si bien es posible que sea mayor, ya que al morir con rapidez algunos perros o no son llevados al veterinario, o bien no se diagnostican como torsiones de estómago.
La mayoría de los perros que la sufren son de razas grandes o gigantes, y con mucha menor frecuencia se presentan también dilataciones en perros de razas pequeñas y tórax ancho como los teckel o los beagle.
La mortalidad hasta hace poco más una década, incluso con atención veterinaria, llegaba a un 80-90 %, si bien hoy en día y gracias a unos medios técnicos y humanos importantes, se ha reducido a un 20-30 % de los casos.
Es fundamental que los propietarios de perros predispuestos aprendan a detectar los primeros síntomas y así poder ser atendidos en el menor tiempo posible (menos de una o dos horas).
¿Qué es la dilatación?
La dilatación aguda consiste en una distensión del estómago a consecuencia del acúmulo de gas, pudiendo además torsionarse y apareciendo con ello una mayor gravedad.
No están del todo determinadas las causas de esta patología, si bien se conocen algunos factores que predisponen a su padecimiento, como la oingestión rápida y/o abundante de comida o líquidos; realizar ejercicio físico violento tras las comidas; ingerir alimentos poco digestibles o flatulentos; aerofagia o tragar aire; exposición a situaciones de estrés que provocan trastornos digestivos y aerofagia; retraso en el vaciado gástrico; predisposición racial, ya comentada, de razas grandes con tórax ancho y profundo (mastín, pastor alemán, dogos, etc.); y la predisposición genética de determinadas líneas en particular.
En el caso de los perros de caza muchos de estos factores están agravados por el estrés propio de la actividad cinegética o de los transportes, la alimentación no del todo correcta en muchos casos, el ejercicio o incluso la predisposición racial.
En un principio siempre se produce la dilatación por acúmulo de gas que no se puede eliminar. Ello es debido a una angulación anormal entre el estómago y el esófago, así como por la compresión que el estómago dilatado realiza sobre el píloro o válvula de vaciado estomacal.
La laxitud de los ligamentos que sujetan al estómago hace que éste pueda colgar como una hamaca, facilitándose con ello la torsión y la aceleración del cuadro patológico.
Al acumularse cada vez más gas continúa aumentando el estómago hasta tamaños enormes, comprimiendo las principales venas abdominales e impidiendo el retorno venoso al corazón. Grandes volúmenes de sangre quedan atrapados en vísceras y venas abdominales apareciendo una importante caída de la tensión sanguínea. Se produce una mala irrigación sanguínea de las vísceras abdominales y en especial del propio estómago.
Nos encontramos además con otras complicaciones que agravan el proceso como son liberación de toxinas en las vísceras mal oxigenadas, arritmias cardiacas, deshidratación, shock… La muerte del animal, si no es atendido con urgencia, se produce irremisiblemente en pocas horas.
Detección de la dilatación y tratamiento
En los inicios de este proceso el perro se muestra inquieto, sin encontrar postura cómoda, echándose y cambiando con frecuencia de lugar, con una salivación muy abundante, intentando vomitar pero sin conseguirlo y con un abdomen que va aumentando de tamaño con rapidez.
Posteriormente tendrá una respiración muy dificultosa, con taquicardia y una expresión de angustia en la mirada. Esto derivará en una situación clara de shock con incapacidad de levantarse, depresión y una rápida evolución hacia el fatal desenlace.
El factor aislado más importante para sobrevivir a una torsión de estómago es llevar al perro lo antes posible al veterinario. El tratamiento de urgencia consiste en recuperar al animal del estado de shock (fundamentalmente con elevadas dosis de suero intravenoso) y descomprimir el estómago para extraer el gas mediante un sondaje (introducción de un tubo por la boca hasta el estómago) si es posible, o puncionando con un trocar (aguja de gran calibre) a través de la pared abdominal hasta el estómago.
Además, deben corregirse los desequilibrios en los electrolitos, las arritmias cardiacas, administrar antibiótico, antiácidos, etc. La mejor comprensión de los procesos patológicos de este síndrome (toxinas producidas, afecciones cardiacas, etc.), junto con la concienciación de los propietarios de la urgencia, son los factores que nos han permitido mejorar la supervivencia en la actualidad.
Cirugía necesaria
Una vez estabilizado al perro debe restaurarse quirúrgicamente el estómago y el resto de las vísceras a su posición normal, y tomar las medidas preventivas para evitar que el proceso se repita, pues es frecuente que suceda.
Existen varias técnicas de cirugía que buscan fijar de forma permanente la pared del estómago a la pared abdominal, para de esta forma impedir su rotación. En algunos casos podría estar indicado realizar esta cirugía de forma previa, antes de que se produzca el problema.
¿Podemos prevenirla?
Las medidas de prevención que podemos tomar antes de que aparezca esta grave enfermedad, y con ello reducir la posibilidad de que nuestro perro sea víctima de una torsión, podrían ser las siguientes:
Administrar un alimento de la máxima calidad y dividir su ración en dos o tres tomas al día, evitando además que beba mucha agua de golpe.
Evitar el estrés y el ejercicio en el tiempo próximo a las comidas.
Valorar el riesgo potencial de nuestro perro en función de su raza, morfología, carácter, nivel de actividad, etc.
No dejar mucho tiempo sin vigilancia a los animales (si es posible).
Estudiar la posibilidad de realizar una cirugía preventiva, valorándolo conjuntamente con nuestro veterinario.
Conocer y estar alertas para detectar con rapidez los primeros síntomas de una torsión de estómago. La rapidez en contactar con el veterinario será determinante.
Texto: Manuel Lázaro Rubio/ Clínica Veterinaria Mirasierra.
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