Hace años, falleció un conocido y popular cazador cacereño. En la siguiente montería se le hizo una misa en campo abierto en la explanada del cortijo de la finca por la mañana, antes de montear. La ceremonia la ofició un cura amigo del fallecido que además iba a participar en la cacería. Durante el sermón y en el momento más solemne, los perros de uno de los camiones montaron camorra entre ellos y acudieron los perreros a separarlos. Los perros de recova antes de cazar, en los vehículos, se suelen pegar mucho. A la vuelta, cansados, no se pegan. Pues bien, uno de los perreros, más contundente y encendido, se lió a voces con sus auxiliares para que se soltaran exclamando a grito limpio:''CHUCHOOOSSS, ME CAGO EN DIOOOSSS!!!'' La carcajada fue general y el pater sólo pudo decir:''Señor, perdónalo, porque no sabe lo que hace'', a la vez que se santiguaba y sonreía. Los asistentes, con la ocurrencia del ''sotana'' rieron más si cabe.
