Agricultores y ganaderos denuncian la superpoblación y el descontrol de la fauna
El alcalde de Pozuelo asegura que "hay en las fincas más ciervos que liebres y perdices" y Coag insiste en que la Junta debe "diezmar" el número de animales
23.10.2015 | 08:32
Dos ciervas corren por las fincas de Pozuelo de Tábara a pleno mediodía el pasado lunes. Foto A. S.
Fotos de la noticia
ARACELI SAAVEDRA/J. A.GARCÍA Accidentes en las carreteras, daños en los cultivos, huertos y frutales, acomodo permanente en los sembrados, estampas de rebaños de ciervas o piaras de jabalíes en la praderas, lobadas continuadas... la fauna de la turística Reserva de la Sierra de la Culebra y del entorno está en boca de todos, y, sin que nadie la pastoree, parece campear con más bula y señoría que la ganadería doméstica. Tan a gusto anda la fauna salvaje por el mundo que ni huye escopetada ni busca los sotobosques del monte y prefiere pernoctar en las proximidades de los huertos que devoran y en las cercanías de los pueblos por los que pasea a tiro de las cámaras de los móviles. Protegida por las leyes conservacionistas y con una gestión de corte altamente cinegética, a las especies silvestres solo las importuna los contados tiros autorizados por la Junta de Castilla y León y algunos actos del furtivismo.
"La suerte es que no ha habido accidentes mortales y que los agricultores no hayan denunciado los daños porque sería imposible para los cotos de caza hacer frente a las indemnizaciones y gran parte estarían dados de baja. Tenemos autorización para matar tres ciervos y tres ciervas, y seis ejemplares no hacen tanto daño como para no poder sembrar ni recoger el fruto. Lo que perjudica es que tenemos por el término cuatrocientos animales. Hay más ciervos y jabalíes que libres y perdices" expresa el alcalde de Pozuelo de Tábara, Jesús Ángel Tomás
"Los lobos comen prácticamente todos los días, así que prácticamente todos los días hay alguna lobada en algún rebaño" afirma el ganadero de San Juan de la Cuesta, José Antonio González, que lleva más de una veintena de ovejas muertas desde agosto.
"La Junta dice no tener dinero para sembrar y muchas personas han optado por no sembrar. La fauna nos obliga a abandonar terreno de labor. Todo es maleza y los animales hallan la comida fresca en los huertos. Como no se no tomen medidas, las zonas de regadío serán el parque de la fauna. Por un lado está la Reserva de la Culebra y por otro las dehesas, así es que la fauna tira a los cultivos y al regadío, y las personas tenemos derecho a vivir de nuestro trabajo", expresa el responsable de Coag, José Manuel Soto.
"Suceden muchos más accidentes que los registrados por Tráfico y Medio Ambiente, porque ahora el conductor es el responsable del siniestro y cuando la colisión no es excesivamente fuerte prefiere no dar cuenta del percance y, si puede, se lleva el cadáver para casa", manifiesta el integrante de la Asociación en Defensa de Sanabria y Carballeda, José Luis Baladrón.
Aunque no existe un censo puntual de la población de ungulados y cochinos que habitan en La Culebra y su entorno, la visión de jabalíes y ciervos a diestro y siniestro hace hablar a unos y otros de expansión. El biólogo Javier Talegón señala, al respecto, que "la tendencia de las zonas que se despueblan es la recuperación del bosque y el incremento de las especies silvestres".
Hasta los cazadores echan cristos por la invasión de la fauna en los cultivos. Y, al oírles, juran tan alto como los ganaderos y agricultores que llevan años sufriendo y denunciando los daños provocados por ciervos y jabalíes en sus fincas, o por los lobos en sus rebaños. "Hasta ahora los cazadores han callado por no cargar los daños al coto de caza del que forman parte, pero la presencia de rebaños de venados en las alfalfas y de abultadas manadas de jabalíes en los maizales les ha sacado de quicio. La suerte de que los agricultores no se hayan lanzado a interponer denuncias por los daños han permitido a los cotos seguir adelante" dice el regidor de Pozuelo. Algunos, tras ser expulsados de unas y otras compañías de seguros y buscar casi a la desesperada una firma dispuesta a tener un cliente de esta naturaleza.
"Todos los días acosan los lobos al rebaño, pero los ganaderos se callan y no denuncian"
La carretera nacional 631, que limita buena parte del noreste de la reserva de la Culebra, es una de las vías más temerosas del país en cuanto a colisiones con la fauna silvestre. Los habitantes los saben por sustos y disgustos sufridos en esta vía, y porque ven a los invasores todos los días; y la Administración es consciente del peligro que encierra porque no es fácil encontrar otra vía de esta categoría limitada toda ella a 70 kilómetros por hora.
La Ley de Seguridad Vial descargó a los cotos lindantes de esta vía de una responsabilidad que les ahogaba. Pero las quejas se mantienen vivas.
"¿Cuántas denuncias y fotos han hecho a la fauna desde los coches de Tráfico que, camuflados como lobos, esperan a que pasen los conductores? Se hacen a traición, y no es seguridad porque están tan escondidos que si un coche pasa a 200 kilómetros por hora sigue a 200 al no enterarse. Que digan los políticos cómo califican esta forma de recaudar. Se les podría perdonar si lo recaudado se invirtiera en dar seguridad a la carretera" señala José Manuel Soto.
El biólogo Javier Talegón apunta como soluciones a la accidentalidad y a los daños la apuesta por "el control biológico", resaltando que "el lobo es un controlador destacado del jabalí". También hace mención "la limitación de la velocidad en las carreteras y a la limpieza de una zona perimetral de los viales".
"Los accidentes ocurren porque están en el límite de la reserva y está la fauna descontrolada, principalmente ciervo y jabalí. La imposición de la Reserva ha conllevado despoblación y accidentes de tráfico. Es algo irrebatible. Y los animales no vienen de montañas muy lejanas" manifiesta el integrante de la Asociación en Defensa de Sanabria-Carballeda, José Luis Baladrón. Recalca que los habitantes han puesto mucho de su parte dando terreno para que la reserva sea una realidad y para tener buenos caminos en las zonas concentradas para que luego hasta se les prohíba andar por ellos". Insiste en que la Asociación no está en contra de hacer una autovía en la zona y, en su criterio, la solución pasa por el vallado del espacio protegido. David Ferrero Rodríguez, alcalde de Otero de Bodas, habla de que el campo es un espacio abierto y se inclina "por pasos para la fauna" y, como todos, "por el control de las especies