Buenas.
Si, la verdad es que esas cuestiones que comenta el artículo son coherentes. Yo creo y lo digo por experiencia propia que al niño que le va a gustar la caza te lo pide el solo y al que no le va a gustar, no hará el menor caso desde el principio, así que, pienso que la carga genética de los ancestros debe ser algo relevante aunque haya que remontarse muy atrás y lógicamente también influye el ambiente, no es lo mismo vivir en un pueblo de sierra que en la Castellana. Opino que lo mejor es simplemente dejar que te acompañe y ver como reacciona y como va evolucionando, siempre tratando de ponerse en su lugar cuando se actué junto a él en el campo, tratando de que capte tu forma de actuar, tratando de enseñarle tus valores. Yo cuando llego a casa y le enseño una perdiz a mi hija de 11 años, alucina; por lo bonitas que son las plumas, quiere tocarla, mira la escopeta y también quiere cogerla y me pregunta hasta la saciedad cuando la voy a llevar. Si embargo mi hijo de 8 años no levanta la vista de la Nintendo, quizá sea cuestión de darle una oportunidad, no sé. Ni mi padre, ni mis tíos, ni mis abuelos eran cazadores y yo a los 14 ya me escapaba a la sierra con la Laurona que tenía mi padre para tirar al plato. Yo creo que eso se lleva dentro.