[eduardo]

Ha estado todo el día lloviendo. Entre quehaceres cotidianos y visitas al querido foro se ha ido pasando la jornada de éste día de Mayo, lluvioso y oscuro. Ahora, con la noche encima y el cielo despejándose, a través del cristal, veo con admiración a la luna creciente y me invade, como dice don Leopoldo, un terrible e inevitable mono lunático. Añoranzas de lunas pasadas y esperanzas de noches venideras con la incertidumbre de si podré estar allí, junto a la baña o apostado en la gatera. Primavera hermosa viene con mucha comida en el campo, con poca vereda en el monte. Se moverán menos teniendo de donde tirar hasta que se anuncie el verano agostando la hierba de cerros y valles. Para entonces, cuanto antes, espero haber podido esperarle, en la baña, en el valle, junto a la gatera de la alambrada o en el portillo de la pared de piedra que guarda la huerta madre. Y con la luna menguante, le haré una recogida en la linde de los jarales, esperando verle venir entre retamas y olivares buscando siempre su encame, al lado de la charneca o recostado en los canchales.

[sandalio]

Joder Eduardo que bonito. ¿Lo has pensado tú solito? 

[eduardo]

Joder Eduardo que bonito. ¿Lo has pensado tú solito? 

Sandalio, me ayuda a escribir un jabalí amigo mío.

[eduardo]

En estos momentos, mientras la contemplo en su viaje a poniente, jugando de vez en cuando con las nubes al escondite, imagino al jabalí trasteando por el monte, amparándose en las sombras alargadas de las encinas cuando la luna se destapa luciendo su creciente esplendor. Veo al macareno andando más confiado cuando las nubes la tapan, ocultándola. Tiene el cochino la pelambre mojada, brillante, lustrosa aún siendo inminente la ocupación de su cuerpo por la capa de verano, más rala y sin resto de borra, preparada para las ansias del estío. Envidio su careo, el del jabalí y el de la luna a través del firmamento. A través del cristal a uno lo imagino libre, montaraz, auténtico, a la otra la veo a ratos y a ratos la pierdo entre nubarrones borrascosos. También ella es libre, hasta las nubes son libres, algo que no podrá ser nunca el hombre siempre que haya un cristal por medio por mucho que pueda abrirlo.

[pip`s]

¡¡Joé!! 
La esencia, en tarritos pequeños.
Gracias, Un abrazo

[adol]

Eso es, de vez en cuando nos deleita.

[JUANFRAN]

Es Vd. todo un poeta lírico Don Eduardo.  Preciosas acotaciones las suyas.  Un abrazo.

[lakota]

Precioso Eduardo.
   Si tiras como escribes, no quisiera que me metieses en la retícula.

[eduardo]

Gracias por vuestros amables comentarios. Anoche me entró el ''mono lunático'' al ver la luna a través del cristal y se me ocurrió ésto. Es una maravilla poder viajar con la mente dejando atrás ''la civilización'' para ''marcharnos'' al monte.

[centinela]

....eres un "crack" maestro!!!!!. Decideté en serio a escribir un libro, que tienes muchas cosas que contar y que enseñar. Un abrazo.

[eduardo]

....eres un "crack" maestro!!!!!. Decideté en serio a escribir un libro, que tienes muchas cosas que contar y que enseñar. Un abrazo.

Escrito está pero cada vez se me ocurren más cosas y no veo el final. Una idea nueva, un cochino nuevo que viene a ocupar el sitio del anterior, otra anécdota, más apuntes sobre el comportamiento animal... Cien cosas. Algún día tendré que parar y publicar. Me río yo del libro gordo de Petete...

[Carpintero]

Muy bonitos   eduardo un placer el leerlos un saludo

[fltzillva]

JOE... eres todo un poeta, no pares  y deleitanos mas a menudo

[Narni]

Si alguien abriera esa mesilla... lo que guardará dentro de sus cajones... muy buenos párrafos amigo Eduardo 

[POLAINAS]

Qué bonito, Eduardo, me ha gustado mucho.

En ocasiones yo veo una foto, o una imagen me llega por cualquier otra vía. La imagino y me gusta describirla. Puede ser una foto del periódico, de publicidad en la marquesina de una parada de autobús, de un cuadro que veo al entrar en la casa de un amigo. Puede tener que ver con el cazusqueo, o no. Con el verano, con un color chillón. Puede ser una imagen reflejada en un espejo. Me pasa mucho cuando viajo a Marruecos. Un anciano cortándose el pelo, una niña vendiendo perejil, una familia sentada en una sombra esperando no se sabe qué… La descripción no ha de ser corta ni larga, pero sí intensa.

Ahora te he visto con la mirada asomada a la ventana, sentado en tu sillón, con esa sonrisa de granuja simpático y esa cara de pillo. Hablas de la noche campera, de las veredas del monte, del cochino en la baña, pero a mí no me engañas. Piensas en esa morena que viste la otra noche, en su cara redondita y sus ojos azules. En su larga melena y en la exuberancia de sus labios color de fresa. En la que te sirvió la última copa antes de despedirte de tus amigos. Piensas con tu sonrisa, en la suya. Lamentas no haber devuelto a tiempo la mirada que te propinó, pero sabes que habrá otra ocasión. Piensas en un aguardo de recogida, en una espera al paso, en un rececho, pero no a un cochino. A mí no me la das, granuja, que te voy conociendo.