Esperas al Jabalí


El Jabalí, un animal peligroso

Autor Tema: El Jabalí, un animal peligroso  (Leído 3105 veces)

Desconectado Aurelio de Fitch

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El Jabalí, un animal peligroso
« en: Febrero 13, 2019, 09:07:28 pm »
Llegaba yo entusiasmado, pero a la vez medio aturdido, a la junta de la montería a la que tantas otras veces había acudido de niño.  Se cazaba una finca en la cual yo había generado muchos recuerdos de los primeros pasos en mi infancia cinegética. Tras un potente desayuno de migas y café, me tocó en suerte el puesto número dos de una de las traviesas centrales de la mancha. Sin duda el día podría haber comenzado peor. Fuimos los últimos en el orden de salida, y según nos adentrábamos en la zona a cazar, un chispeo tontorrón amenazaba con coger fuerza.

La finca es muy especial. Sus robledales interminables y su frondoso sotobosque la hacen parecer una incongruencia geográfica. Esos preciosos castañares y los arroyos saltarines franqueados por fresnos jamás delatarían su auténtica situación. Cualquiera se creería que se halla cazando en el norte, cuando en realidad la joya que disfrutaríamos hoy se encuentra en la tierra de Hernán Cortés.

El puesto que me había tocado era tremendamente escénico. A un lado, un estrecho regato en el fondo del vallejo de templadas laderas en el que se encontraba el puesto. En esa dirección, en la ladera opuesta a la que me encontraba, nacía un bosque de finos robles que contaba con distintos huecos en los que yo ya vislumbraba un posible lance. Del otro lado, y mirando ladera arriba, un sombrío pinar que de buen seguro cobijaba algún jabalí entre sus bancales. El pinar terminaba a unos treinta metros del puesto, siendo separado de este por un puñado de rebollos.

En cuanto llegué al puesto, me preparé sin dilación. Cargué el rifle que había preparado para la ocasión; un express con mira de punto rojo, que me venía como anillo al dedo como más tarde descubriría. Mirando ladera arriba, a través del exiguo rebollar y hacia el pinar, observé que el tiro podía tener diversos obstáculos, pues entre los arboles y el sotobosque, poca ocasión había para realizar un tiro limpio y certero. Me dispuse a apartar toda hoja que encontré en un radio de dos metros del puesto, creando así una pequeña “plaza” en la que me podría mover sin riesgo de dar al traste con un eventual lance. Partí un par de ramas estratégicas que me daban tres pasillos concretos a través del rebollar y la maleza en los cuales podría tener ocasión de ver o disparar a un animal. El primer pasillo empezando por la izquierda, de metro y medio de ancho, permitía ver hasta el inicio del pinar, a unos treinta metros. En el margen derecho de este había un pino grueso, y el nacimiento del pinar comenzaba con un ligero bancal que hacia un pequeño viso. El segundo pasillo, de anchura similar, aparecía tras un intervalo de zarzas intercaladas con los rebollos y estaba a unos quince metros a la derecha del primero. El tercer y último pasillo, a unos seis o siete metros a la derecha del segundo, era el más estrecho, y debía ser un antigua vereda de los animales, pues ahí no tuve que partir rama alguna y parecía salir directamente del puesto.



La suelta de las rehalas la sentí muy cercana. Las ladras y carreras parecían constantes, pero cada vez que los ladridos parecían más cercanos, volvían a alejarse para pequeña decepción mía. La montería parecía transcurrir sin más incidencias, pero solo era la calma que precede a la tormenta. En una rápida mirada de vigilancia me pareció ver por el rabillo del ojo un movimiento acercándose al primer pasillo, de izquierda a derecha. Por encima del pequeño viso que se producía al inicio del pinar, me pareció ver una oreja en movimiento.. ¿O era una cola?

Mi cerebro aún no había decidido si lo que había visto tan fugazmente podía pertenecer a un zorro o a un perro, cuando a través de la maleza y el bosquejo, vi trasponer una gran silueta, maciza y abarrilada, que bajaba corriendo en diagonal la ladera, de izquierda a derecha. Quitar el seguro, encarar y poner el punto rojo sobre su cabeza fueron uno, a pesar de la escasa visibilidad. Seguí su carrera con el punto rojo, sabiendo que pronto aparecería por el segundo pasillo. Cuando apareció por el segundo pasillo, rápidamente corrí la mano hasta aproximadamente el morro y apreté el gatillo con toda la suavidad que pude. El gran jabalí acusó el disparo y perdió pie, por lo que yo creí que iba mortalmente herido. De cualquier manera, pretendía aprovechar el express al máximo, por lo que intenté moverme ligeramente a la izquierda para tener mejor visión a través del último pasillo. No había dado ni dos pasos cuando el jabalí, con la quijada visiblemente descolgada, advirtió mi presencia, por lo que furibundo y visiblemente dolorido se tiró hacía mi entre gruñidos y cabeceos. Así de repente, me di cuenta de que el animal venía a por mí, y había tomado el tercer pasillo como si de una autovía se tratase. Mantuve la calma como pude (sin mucho tiempo para pensar, pues todo ocurrió en un instante), cuadré el punto en su testud y nuevamente apreté el gatillo, esta vez con no tanta suavidad.
El estruendo del express resonó en el rebollar, y el jabalí rodó ladera abajo un par de metros entre estertores de muerte.
Estaba eufórico, bastante abrumado y algo asustado. Cuando conseguí controlar mis nervios medí la distancia. Ocho metros. El morlaco de unos noventa kilos yacía ya inerte a ocho metros de mí. Pronto llegó la rehala que debió haberlo levantado, y los perros procedieron a morderlo y gruñirle con vicio y rabia, haciéndome testigo de la inquina que se tienen mutuamente canes y verracos. Procedí a acercarme al animal, y resulto ser un jabalí con gran cuerpo, con verdaderas hechuras de macareno, pero con unas amoladeras no demasiado lustrosas y unos colmillos que, pese a que eran afilados como cuchillas, no medirián más de cuatro centímetros. Probablemente era un animal de menos de cuatro años. Aun así, no cabía en mí de lo contento que estaba por el tremendo lance que había jugado conmigo tan soberbio animal, por lo que procedí a inmortalizar el momento que seguro recordaré por siempre.









El regreso a casa transcurrió con un sentimiento de saciedad, rememorando el lance una y otra vez. En la reflexión que uno se hace, sabiendo que siempre se puede y se debe mejorar, se da cuenta de que quizá solo habiendo corrido la mano al cuello el lance hubiese sido más limpio y menos traumático para el animal.
« Última modificación: Febrero 13, 2019, 10:25:24 pm por Aurelio de Fitch »

Desconectado PLA

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Re:El Jabalí, un animal peligroso
« Respuesta #1 en: Febrero 13, 2019, 09:33:31 pm »
Preciosa estructura tiene ese jabalí amigo un gran lance sin duda que permanecerá en tú recuerdo mientras vivas y nada que objetar sobre la eficacia de los rifles exprés que en mi opinión personal son unas armas con una belleza y encanto extraordinarias y tremendamente efectivas, lástima el precio que no esté al alcance de muchos cazadores.

Desconectado Fozzie

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Re:El Jabalí, un animal peligroso
« Respuesta #2 en: Febrero 13, 2019, 11:44:28 pm »
Bonito guarro, precioso rifle y casi peligroso lance... gracias por compartirlo.

Desconectado adol

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Re:El Jabalí, un animal peligroso
« Respuesta #3 en: Febrero 14, 2019, 11:58:55 am »
Eso es experiencia, el llegar al puesto y elegir las zonas de tiro es fundamental y tambien el estar entrenado para abatirlo en esas circunstancias, que no es nada sencillo. Enhorabuena.
Si abates la mitad de lo que tiras, eres muy bueno, pero si tiras, solo, a lo que puedes abatir, eres de lo mejor.
La caza, la pesca y cuidar nuestro entorno, son nuestras herencias, respetemoslas.

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Re:El Jabalí, un animal peligroso
« Respuesta #4 en: Febrero 16, 2019, 09:49:09 am »
Antes del lance estudiaste muy bien el terreno y calculaste todas las posibles vías de escape con acierto milimétrico sin duda.

Bonito lance y bonito jabalí, mi enhorabuena Aurelio.

Un saludo. 
"Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; solo basta decir lo que se piensa".

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Desconectado Aurelio de Fitch

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Re:El Jabalí, un animal peligroso
« Respuesta #5 en: Febrero 18, 2019, 02:18:00 pm »
Muchas gracias a todos.

PLA: Tienes razón, el rifle exprés no es precisamente el rifle mas económico que te puedes comprar, pero yo soy un enamorado de ellos (tengo 4) y para mí en montería no tienen rival, y no solo por el hecho del doble tiro, que lo tienes también con un semi, sino que por forma, encare y peso, son los rifles con los que mejor se tira a pulso. He matado animales a distancias que varían desde los 5 metros a los 315 metros, con muchos tiros entre 150 y 250 metros en testeros tipo andaluz con un visor de 2,5-10x. Si se saben regular (pues no son fáciles tampoco) sencillamente no tienen rival en nuestra montería.

Adol y Colmilloblanco: Desde que soy un enfermo de la "fiebre del jabalí" y de sus productos, soy un montero diferente. Sin duda el bueno de Franz Albrecht da unos consejos muy útiles.

Saludos

Aurelio

Desconectado Manuel

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Re:El Jabalí, un animal peligroso
« Respuesta #6 en: Febrero 19, 2019, 08:04:05 am »
Aunque cualquier lance con un jabalí es difícil de olvidar, siempre hay alguno que por unas circunstancias u otras prevalencen al resto, y este sin duda, será uno de ellos para tí.
Enhorabuena por haberlo disfrutado de esa manera, y gracias por compartirlo.
saludos

Desconectado Buhogris

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  • Lo que cada uno aporta aqui queda.
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Re:El Jabalí, un animal peligroso
« Respuesta #7 en: Abril 07, 2019, 08:33:47 pm »
El jabali es precioso,asi como lo fue el lance,pero el express no se queda atras.A mi tambien me tienen enamorado desde hace años.Tu relato esta a la altura del arma empleada y del jabali abatido,pero demuestra una vez mas,lo peligrosos de esos tiros de mandibula que en muchas ocasiones,hacer que el guarro cargue enfurecido contra su agresor.Enhorabuena por resolverlo satisfactoriamente.
"No subestimes a tu presa y prepara su caza,como el mayor de los retos"

 

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