Ríos de tinta podrían derramarse, es un tema fundamental. Se podría decir, en mi opinión, que eres un aguardista romántico, ni mejor ni peor que otros, simplemente romántico. Sea cual sea el motivo, se quita la vida al animal, no hay justificación que legitime quitar la vida a un animal, salvo quizá en mi opinión la defensa propia o la supervivencia. El hecho de comerse la carne, de honrar antes o después al animal que se caza, de mostrar respeto, no legitima más para quitar una vida que la actitud de un sanguinario escopetero sin escrúpulos que corta la cabeza y deja al cuerpo pudrirse en el mismo tiro o que de forma indiscriminada tira por tirar, en todos estos casos se quita la vida y en ninguno de ellos es legítimo. Pero la caza implica quitar la vida, ya se sabe, matar por haber cazado y eso a algunos cazadores con el tiempo se les hace cuesta arriba y a los cazadores, como en todo, nos definen nuestros actos y hablan de nosotros como cazadores y como personas, pero no nos dan más legitimidad para quitar la vida a un ser vivo. Creo que es una emoción frecuente en los aguardistas porque en el aguardo estamos con la venda puesta, entran en juego otros factores; el miedo ancestral a la oscura intemperie nocturna, el embelesamiento de los sentidos, el hándicap de la dificultad y sobre todo que no vemos, solo se enciende la luz unos instantes y en esos instantes no hay lugar para la conciencia. Después cuando se hace la luz, nos cuesta reconocer el escenario y nos cuesta entender el propósito, entonces nos cuestionamos…. Pero la caza es así, en mi opinión, en los cazadores es un instinto atávico más allá de cualquier justificación. Lo cual, sigue sin parecerme legítimo, somos la especie suprema pero la tierra no es nuestra, solo vivimos en ella, deberíamos coger solo lo necesario. Yo también vivo el aguardo como tú.