Esperas al Jabalí


3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS

Autor Tema: 3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS  (Leído 5492 veces)

Desconectado feder

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3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« en: Febrero 25, 2016, 11:30:26 am »
3ª PARTE

....Luego oí como, unos y otros humanos, con fuertes manifestaciones y exclamaciones, se quejaban por las muertes y heridas de sus perros, y posterirormente oí, como con emotivos sentimientos, festejaban el trofeo más grande y jamás  recompensado. Vagué errante y perdido por tierras extrañas, sin saber que sentido nos daba la vida... sufrir y seguir viviendo. Pasaron los fríos, los tiempos del hombre, y el clamor de la primavera, que efusiva y esperanzadora surgió...vi nacimientos de rayones que correteaban de nuevo por las praderas y vi explosionar la flora que nos daba nuevas esperanzas...añorando los primeros dias de mi vida.

El monte emanaba aromas y edores, que atraían compulsivamente mi instinto, la atracción hacia las piaras era voraz, en momentos había perdido mis precauciones; donde estaba mi astucia y mi prudencia?, que ilusoria y ésteril propensión!. Toda una juventud adiestrandome para supervivir,   y ahora por estos desgarradores deseos primitivos de procrear, podía arrojar al vacío mi subsistencia. Pero la vida me lo exige y mi cuerpo se inclinaba a ello...


Caía la tarde, las sombras aparecían por todos los rincones del bosque, y el encame me expulsaba precipitadamente de él, comenzando ambulante mis incursiones, para encontrar las piaras, y después selecionar a la hembra receptiva a mis deseos. Me dejaba caer a las zonas más
desprotegidas, donde las madres buscan ansiosas el alimento facil, y donde sus crias retozan en campo abierto. Los dias acaecían tranquilos, placenteros y mi aspecto trasmitía plenitud y esplendor. Mi dominio en aquella sierra era total, todo lo inspeccionaba... el control era absoluto.

Terminaba de bañarme en el hozabal de tierra roja y arcisolla, donde impregnaba todo mi pelaje de esa tupida capa de lodo, para dirigirme al tronco de aquella anciana sabina, donde sellaba con mis crines recuerdos de historia añeja...cuando capté los intensos olores de un viejo navajero, que queriendo rivalizar la propiedad de mi piara, se atrevió a invadir lo que yo estimaba como mio, como muy mio...; mis crines se erizaron, mis patas delanteras golpeaban reiteradamente el suelo, y la nívea baba, se dejaba atisbar por los salvajes colmillos que adornaban ya mi vieja jeta...

Emplazados en el lozabal, formando un semicirculo, nos entregamos en una salvaje lucha, los convulsivos movimientos de nuestros potentes cuellos, lanzaban institivamente nuestras cabezas hacía los lomos del cuerpo del adversario,  las navajas profundizaban el escudo ferreo del otro navajero, la pelea se encrudecía por momentos y la sierra acogía el testigo de la supremacía de nuestra especie. Los berridos y bufidos se multiplicaban, debido el eco que se producía en ese giboso escaparate, formado por ese cerro firme que se alzaba al pie de nuestra profunda baña. No había descanso y el tiempo se eternizó, ninguno se sabía victorioso, y la extenuación se apropió de ambos...Pronto me sentí multiplicado, como más gigante, me había crecido ante mi adversario, mis profundas heridas, aún no las advertía ni las sufría, simplemente era consciente de que aquel navajero humillado, se alejaba de lo que yo mantenía como mio... mi propiedad, las piaras solo a mí pertenecían.

Aquellas heridas de mi lomo, de largo recorrido y evidente profundidad, las sané en la baña cercana aquella vieja mina, donde los barros se mezclaban  con  impregnaciones oleosas, las cuales discurrian  por el terreno, debido a los vertidos provovados por los humanos. Aquellas y otras cicatrices se iban acumulando en mi fornido cuerpo, el cual representaba una madurez repleta de viejos testimonios.

Mi paladar se había convertido selecto, prefería recoger del terreno los alimentos de sabores fuertes  y potentes, y mi costumbres volvían a tornarse ocultas, apenas salía a espacios abiertos, prefería las sombras del interior de la sierra. Mis terrenos como era de esperar, fuera de la época de celos, no era el que elegían las piaras. Debido a mi ralentización de movimientos y mi falta de apremio ante  la decisión de realizar las cosas, mi peso era considerable, por lo que podía elegir casi solamente las golosinas que extraordinariamente encontraba. Además de que para alcanzar algún objetivo, me dirigía despacio y dando grandes rodeos,  cortando aire y asegurarandome de que por causa del hombre no se cernía ningún peligro.


Las estaciones se repetían y las esperiencias sucedían como secuencias gravadas en el destino. Las historias con el hombre eran asiduas y sus incursiones en nuestro monte cada vez mas habituales. Cambiaba mi rumbo cada vez que encontraba sus olores, aunque como ya es sabido, nunca frecuento el mismo sitio, pues los dilato en el tiempo. Cuantas noches, al ir a la baña, o al ir a comer las lombrices de la charca, allí estaba el hombre, con su olor carácteristico, al cual delataba decenas de metros antes...y si el aire arreciaba en una dirección,  antes de entrar a mi comedero, tan solo tenía que distanciarme mas espacio y coger mas terreno con el aire de cara y esperar el tiempo que hiciera falta, pues al final ese aire, favoreciendome, recogía sus edores dirigiendolos a mi posición.  Rara vez alguna noche, encontré a escasa distancia de mí,  al hombre estático al pie de una encina o una maraña, y con un movimiento lento y dejando salir de mi, un certero y violento gruñido, hicieron que este, con alegatos de incertidumbre, fallara con su estrepitoso rugido de su arma, y dando por inutil su acertada e inoportuna postura.



 
Nunca acepté escudero alguno, preferí siempre abrirme camino solo, pues a pesar de que lo habitual es rodearse de un joven que te descubra los peligros, yo me sentía mejor sin responsabilidades y sin cargas que llevar a cuestas. Conocí a un viejo raposo, que rondaba sigilosamente todos los días, sobre la misma hora, cerca de mi encame, para dejarse deslizar posteriormente por la senda del regato que forma el accidentado terreno entre ambos cerros, siempre  buscando el alimento que le podría ofrecer la parte fresca y rozagante de  la falda de la sierra;  por lo que yo, cogía sus rastros y me dejaba llevar tras él  hasta que consideraba que estaba en terreno seguro. Así trascurría el tiempo entre los amaneceres y los crepúsculos, y cada jornada descubría nuevas sorpresas, unas  agradables y otras incomodas o menos atractivas. Los días que el raposo volvía por sus mismos pasos o que las urracas o las torcaces, al igual que las mirlas, sobresaltadas abandonaban su descanso, inmediatamente cambiaba el rumbo de mi trayecto, y buscaba otros derroteros diferentes.
Me descolgué durante varios días tras él, porque me trasladaba a un lugar donde existía un manjar que pocas veces podía comer en la vida. Consistía en el fruto que se deja caer de los nogales en la época del otoño, lo extraño es que el invierno estaba en su decadencia, y lo natural es que ya no quedaran restos en el suelo. Estos eran diferentes, pues en su interior descubría una pequeña ración de miel, y eso me atraía de forma apasionada. Lo encontraba tras excavar con mi jeta la tierra y la hojarasca que lo encubría, por lo que me parecía de lo más natural, y era por lo que cada cierto tiempo iba, como digo, de forma impetuosa a buscarlo. Después de comer y bañarme todas las noches, antes de irme a buscar el encame pasaba a saborear ese manjar, que me dejaba relamiéndome hasta bien avanzado el alba.

La luna, presagio de cientos de profecÍas, iluminaba lo más alto de la cuerda, avanzaba despacio y segura, e iluminaba  cada rincón de las partes más intimas de la sierra , las que consideramos como nuestros privados escondites.
Pero esa noche, aparecieron nubarrones que eclipsaron al astro y sufrimos una de las tormentas más enérgicas sufridas ese año; las descargas eléctricas, acompañadas de los relámpagos, y la torrencial lluvia, hicieron que no durmiera durante el día, y además de que no me atreviera a movilizarme durante la noche, permaneciendo en el encame soportando la tormenta.
Unas horas antes del alba, llegó la tranquilidad, y tímidamente me atreví a salir a buscar algo que llevarme a la boca. No encontré rastro de mi amigo el raposo, ni señales de algún vigía, de los que me oteaban el peligro desde los árboles. Tampoco el campo me anunciaba olores y aromas que me pudieran hacer recelar y  discernir posibles peligros. Pero mi frugalidad, me autorizaba después de un día de abstinencia, a dar rienda suelta a la avidez. Llegando la alborada, me dirigí a por mí más deseada golosina, “el fruto acaramelizado” era como un premio que me cedía el Edén, una recompensa por haber sufrido tan salvaje tormenta. Llegué sin prisas, sin premura, pisando suave el blando terreno, cerciorándome de que todo estaba como siempre….tranquilo. Me quedé estático un tiempo, confundido con una mata de aulaga, esperé y de repente, percibí como el olor más odiado por nuestra especie, flotaba en el ambiente, entremezclándose por los olores naturales del entorno… me giré y con ligereza me adentré en la espesura del monte más próximo….un estruendo acompañó el haz de luz que tiempos atrás me hicieron conocer el dolor…no sentí mi agonía, mis pies se doblaron y mi pesado cuerpo súbitamente  yació encorchado en una cama de JARAS Y MARAÑAS. Todos mis recuerdos en unos instantes surgieron por mi escaso sentido, y pronto me vi en una nube de felicidad, acompañado por parte de mis hermanos y de mi enaltecida madre.

Un joven de escasa edad, descargó su neófita arma, y rompía el maleficio de decenas de veteranos paisanos, plasmando en su agenda cinegética, los laureles del VETERANO.


Desconectado fltzillva

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #1 en: Febrero 25, 2016, 09:30:08 pm »
Excelente relato, la verdad es que sera invención pero parece tan real que piensen asi estos magnificos animales que a menudo solemos humanizar.

Desconectado JUANFRAN

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #2 en: Febrero 26, 2016, 07:52:35 am »
Magnífico relato, Feder.  Muy bien elaborado y perjeñado.  Te has metido bien en el cuerpo y mientes del jabalí y eres un dignísimo cronista de sus correrías.  Te pensarás, probablemente, que este tipo de relatos sobre vida animal ayudan poco a su captura... pero yo pienso que no, que el profundizar en las andanzas de los suidos siempre aporta datos sobre su primitiva forma de vida.  Sigue con estas descripciones que te salen francamente bien.... Y gracias por ello.

Desconectado Buhogris

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #3 en: Febrero 26, 2016, 10:55:51 am »
Estupendo relato en el que nos metes en la piel del jabali,para acompañarle en las diferentes etapas de su vida,hasta el momento de su muerte a manos del esperista novato :).Enhorabuena y gracias por compartirlo ;).
"No subestimes a tu presa y prepara su caza,como el mayor de los retos"

Desconectado feder

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #4 en: Febrero 26, 2016, 12:44:36 pm »
Estos relatos personificando al animal, además de curiosos, si conocemos sus costumbres y las trasmitimos en estos relatos, los que se están iniciando en las esperas aprenden bastante. Ya veréis cuando jmako lea lo de las almendras con miel, le resultará familiar.... ;D ;D ;D. Gracias y saludos. 
« Última modificación: Febrero 26, 2016, 01:02:11 pm por feder »

Desconectado Carpintero

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #5 en: Febrero 26, 2016, 03:48:05 pm »
 Enhorabuena feder por este relato tanbonito de este gran macareno un saludo

Desconectado lakota

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #6 en: Febrero 26, 2016, 06:56:49 pm »
Buen relato.Gracias.

Desconectado eduardo

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #7 en: Febrero 26, 2016, 11:49:43 pm »
Aquí al lado tengo la tabla con sus colmillos. Hace ya tanto tiempo... ::) ;D Gran relato Feder. ;)
Me dispuse a esperar a un macareno que no había dado palabra de acudir...

Desconectado Fozzie

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #8 en: Febrero 27, 2016, 10:20:35 am »
Y se acabó.
Ohhhhhhh
Feder me ha encantado, enhorabuena. Que pena me da que se acaben los buenos relatos...

Por un momento pensé que lo iba a matar Calzones Sucios.
Buena saga habríais montado entre los dos...
« Última modificación: Febrero 27, 2016, 10:23:23 am por Fozzie »

Desconectado eduardo

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #9 en: Febrero 27, 2016, 03:04:46 pm »
No te sirvo yo, que tengo ''los calzones limpios''? ::) 8)
Me dispuse a esperar a un macareno que no había dado palabra de acudir...

Desconectado Fozzie

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #10 en: Febrero 27, 2016, 03:08:16 pm »
No me hagas sainetes que la liamos... ;D ;D ;D

Desconectado Jmako

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #11 en: Febrero 27, 2016, 07:18:30 pm »
feder, enoragüena otra vez por el relato  :) :) :)

Lo has terminao a la perfección, con estos macarenos  resabiaos se le aparece la virgen a los novatos  8) y...ya os lo dije, a las nueces con miel no se le resiste ningun macareno ;D ;D ;D. Un saludo

Desconectado eduardo

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #12 en: Febrero 27, 2016, 07:19:29 pm »
No me hagas sainetes que la liamos... ;D ;D ;D
  ;D ;D ;D
Me dispuse a esperar a un macareno que no había dado palabra de acudir...

Desconectado feder

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #13 en: Febrero 27, 2016, 10:45:05 pm »
feder, enoragüena otra vez por el relato  :) :) :)



Jmako, para que veas para lo que valen tus consejos de hace ya...muchos meses. Aún me acuerdo cuando nos lo enseñaste. ;D

Lo has terminao a la perfección, con estos macarenos  resabiaos se le aparece la virgen a los novatos  8) y...ya os lo dije, a las nueces con miel no se le resiste ningun macareno ;D ;D ;D. Un saludo
« Última modificación: Febrero 27, 2016, 10:46:39 pm por feder »

Desconectado feder

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Re:3º capítulo ENTRE JARAS Y MARAÑAS
« Respuesta #14 en: Febrero 27, 2016, 10:48:03 pm »
Gracias, me alegro que os guste. Saludos

 

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