Esperas al Jabalí

GENERAL => Relatos => Mensaje iniciado por: Quatermain en Marzo 06, 2015, 09:18:51 am

Título: Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Quatermain en Marzo 06, 2015, 09:18:51 am
Mario aguanta a sus espaldas,  82 años, y los remos van fallando. Ya sale menos al campo y disfruta casi mas, contándole  historias a Antoñito, el hijo del maestro, que tronchando monte. Antoñito se ha convertido en su sombra y con 10 años se suele sentar encima de Calzones mientras él le cuenta sus batallitas.  Cuando hace buen tiempo Mario saca la mecedora al emparrado, y si hace malo la tiene junto a la chimenea.
-¡Como pesa ya,   er joio condenao este! Dice calzones mientras jala del chaval para sentarlo en la mecedora, sobre sus rodillas.
-¡Deja tranquilo al Tío Mario, que tu pesas mucho! Le espeta su madre. Y Antoñito, como si no fuera con él la cosa,  se arrellana como si calzones fuera puramente el cojín de la mecedora. La  cabeza del niño queda justo por debajo de la barbilla de Calzones, y las piernas caen en el aire por fuera de las rodillas de Mario.
-¡Cuéntame algo Tío Calzones!.
-¡El Tío Mario tiene un nombre Antoñín! Dice su madre secándose las manos en el delantal.
-¡Ya lo sé mamá, se llama Calzones pero me gusta llamarlo “Tío”, “Tío Calzones”, ¿verdad Tio Calzones?.
-¡Este niño…!(piensa Marta)
-¿Pos es que no me llamos asín?... Rie Calzones mientras le zamarrea los pelos de la cabeza al pequeño escudero.
…-Enrecuerdo…cuando yo era un chaval, allá por… bueno …cuando los Romano carzaban arpargatas, que en un Vallejo mu sucio de por aquí cerca…. -Y comenzaba a relatar, mientras el niño se quedaba quieto como un pointer boca arriba… -Tenia yo las pata dergás y juertes como las dun pollo tomatero, y no jabia quien me cansara…¡benditos diaj!... -e iba a seguir el relato cuando apareció el maestro en la puerta y dijo:
-¡Calzones …viene Serafín!
-¡Coño que bien!, ya jacia tiempo…
Y desde la cocina se escuchó a Teresa…-¡Esa boca Calzones, no seas animal!.
¡Ves como se llama calzones! ¿ mama?...Tercio Antoñito mirando a Marta.
Va pa tres años que no ajoma er conde por aquí… ¿no?, -Decía Calzones mientras acariciaba la cabeza de Antoñito, que entre el sol que entraba por la ventana  la rasquiña, y que se había interrumpido el relato se estaba quedando dormido sobre la barriga de Mario.
En Enero de este hace los tres.- Dijo Antonio.- Habrá que organizar algo.
Calzones dejó de rascar la cabeza de Antoñin y empezó a pensar en subir a la sierra. –En el casino me contaron dun guarro grande que sube a la Pedrera de Quintos. Aunque es una jona bien jeca y pedrosa,  se pue ver por onde je mueve er gachó.
-¡Ni sueñes en subir solo Calzones! -Le dijo Teresa, que ya estaba al loro de la conversación. -¡Maestro ya lo vas a liar!.
-Como si hiciera falta que yo lo líe, Teresa.
-En eso tienes razón.
-No enpreocuparse ninguno, que me voy con el escudero. -Y a Antoñin se le pusieron los ojos como platos al escuchar las palabras mágicas. –¿Cuando nos vamos, Tío Calzones?...
-Tu no vas a ningún sitio mientras no hagas las tareas del cole. –Matizó su madre.
-¡Hecho! - dijo Antoñín saltando de las rodillas de Mario, para sentarse en la mesa de camilla con la cartera de los deberes del colegio.
Antonio le hizo una seña a Mario y se fueron los dos al corralon a “maquinar” como decia Teresa. – “Ya están maquinando estos dos”.

-¿Cuando viene el conde? Preguntó Calzones.
-Llegará el viernes  a primera hora, como siempre hace. Pero creo que viene con el conductor, que no le gusta hacer muchos kilómetros cuando conduce el. Dice que le entra sueño.
-¿Y ese conductó, ¿caza, o solo viene de pajeo?.
- El conductor no viene de paseo, caza y  bien pero lo acompaña a donde él vaya. No caza por su cuenta, sino que lo ayuda con los achiperres. Serafín con tanta oficina se resiente de las rodillas.
-¡Vamo a sé murtitú!
-Habrá que preparar el aguardo bien amplio. Ese guarro no se va a escapar.
Rápidamente el cerebro de Calzones empezó a organizarlo todo con una claridad y  sencillez rebosante de efectividad. 
-Voy a perdirle ar Manuel un cabrito que me emprometió por unas faenas que le jice. Lo va a prepará la Tere, que nos vamo a chupá los deos. Asi le doy lugá a Antoñin pa que jaga las cuentas. Endispués me voy a subí con er niño a la pedrera y voy a barruntar los aires. En donde me crea mejón voy a prepará un sombrajo bien tapao y que quepamos…¡Cagondiez…jemos cinco!..., contando al niño!.
-Si quieres dejamos aquí a Antoñín. Dijo el maestro, conociendo de antemano la respuesta de su amigo.
-¡Er niñño viene er primero!... antes dejamos ar conductó… ¡Tié cojones la cosa!... Antoñito va aonde vaya yo.
Y Antonio con una medio sonrisa en la boca contestó,- Está bien vamos todos.
-Me voy a lleva la Jabalí, que no la saco desde lo de la matorra. Que manera de marrá aquer guarro. Con la Perra no lo jabria errao. Pero como viene don Serafín le jaré los jonore.
-Yo no voy a llevar el rifle,… con tantos en el aguardo, cuantas menos armas mejor. Con la Jabalí y el de Serafín será mas que suficiente.
-Maestro…¡Has aprendio un rato largo desto!.
-¡Je tenio güen projesó!. Dijo Antonio imitando la forma de hablar de Calzones, y se echaron los dos a reir.
En media hora estaba Calzones con el chivo  limpio y troceado en la cocina de su casa. Mientras Tere había preparado las verduras frescas de la huerta,  zanahorias, pimientos, tomates, cebollas y ajos todos recién cogidos.
-Para las dos de la tarde estará la caldereta lista- Dijo Teresa.
-Pa esa jora estoy de guerta. – Se echó la perra al hombro ( nunca subia al monte sin ella a cuestas), dos balas al bolsillo derecho y dos cartuchos de perdigón del seis al izquierdo y el macutillo con un taco (quer niño está en edá de medrá y tié que comé), las herramientas que utilizaba (una hocino, que utilizaba lo mismo como martillo que como machete, alambre viejo, cuerdas y clavos), y la mascota que pegaba el Lorenzo a final de junio que era un gusto. Y cruzó la calle para recoger al escudero como lo llamaba él.
-¡Que!...¿ como van ejas cuentas?.- (cuando estaba con Antoñin se esmeraba al hablar,… dentro de lo posible, claro).  Preguntó Mario desde el umbral de la puerta de su amigo.
-¡Todas terminadas!, Tío Calzones. (Mirando a Calzones, con todo los bártulos colgados).
-¡Pos arreando!
Antoñín saltó de la silla con la agilidad de un gato, mientras que su madre le llamaba al orden. -Eh, eh ,eh…¡la gorra y el bocadillo!.
Se colocó la gorra y dijo, -¡el Tío Mario (sabia que delante de su madre no debia llamarlo Tio Calzones) seguro que lleva taco!.
-¡Tu no tienes vergüenza, pequeñajo!, le dijo su madre. Y Mirando a Calzones le insinuó,- Mario tened cuidado.- A lo que Mario respondió tocándose la visera de la mascota y guiñándole un ojo.
-¡Ámonos zagal! dijo calzones achuchando al niño hacia la calle.
Tomaron un camino que Antoñito no conocía, y no paraba de preguntar por cada cosa que veía. –Aprendo mas contigo que en el cole, podrías decirle a mi madre que en vez de ir al cole,  debería ir contigo siempre.
Calzones con cara de satisfacción,  le decía que en vacaciones como ahora, cuando quisiera. Pero que cuando empezaran las clases, su sitio era el colegio para que fuera como su padre. Eso no convencía demasiado al escudero, pero lo aplacaba.
Llegaron al lugar en cuestión. Era una zona de ladera, seca y pedregosa, con poca vegetación pero que criaba unos palmitos enormes, que crecían entre las piedras sueltas, sobre un suelo blando y arenoso. A desenterrar los palmitos se había aficionado aquel guarro viejo, ya que nadie se los disputaba y tenía la tranquilidad necesaria para hacerlo sin que otros marranos le molestaran.
-¡Primer problema, Antoñito!, ¿tu onde te esconderias?. El marrano va a entra desde los artos pa venteá desde arriba.
Antoñito dio un giro de 360º y dijo: -solo nos podemos esconder allí,- y señaló con el dedo, una mancha de lentiscos y madroñas a media ladera a la izquierda de donde estaban ellos. Miró  a Calzones y preguntó: -Muy lejos, ¿no?.
-Tiés razón, está lo menos a ochenta metro. Pero como tu has dicho no hay otro sitio. Los aires ahora estan malos, pero cuando je eche er sol van a bajar de la sierra ar valle y se mejoraran. ¡Er conde se va a tene que esmerá, desde tan lejos!.
-Mi padre dice que tira bien…
-Y tira bien –dijo Mario - yo lo he visto, pero ochenta metro, con poca luz,  jon muchos metros hasta par conde. Vamos a preparan er sombrajo.
Se acercaron a los lentiscos, y Mario eligió el punto mas adelantado en el que podían ponerse, entre dos los dos lentiscos mas cercanos. Mario empezo a dar instrucciones al escudero.- El armazon der sombrajo lo vamo a jacé con palos de madroña y lentisco, que se cortan bien y aguantan verdes sin problemas. Vamos a poné un travesaño pa que apoye Don Serafín, que va a sé un palo de maraña.-
-¿Que es maraña, Tío Calzones?
-Maraña son los palos nuevos que salen apretaos de robles o encinas  en grupo. Jon los mas duros. Tu trabajo ajora es limpiá er suelo de piedras, yo voy a cortá los palos.
Calzones cortó cuatro palos de madroño viejo del borde opuesto al que estaba limpiando Antoñín y de una maraña de robles de unos tres metros, cortó a ras de suelo uno de los vástagos de unos cinco centímetros de grosor. Luego desvastó un lentisco casi entero y llevó las ramas hasta el sombrajo.

Continuará





Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: CARTUCHO en Marzo 06, 2015, 10:19:24 am
Genial. Espero continuación.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Jack en Marzo 06, 2015, 10:21:05 am
A vuelto calzones, que alegría. Aunque se hace mayor y eso me apena tan solo con pensar con el día que dejaré de leer sus aventuras.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Manuel en Marzo 06, 2015, 12:16:16 pm
Como se echaban de menos las aventuras de Mario y compañía!!
Esta entrega con nuevo protagonista incluido... estupendo Quatermain.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Carpintero en Marzo 06, 2015, 10:18:09 pm
Precioso Calzones con Don Serafin tenemos asegurada una gran espera y un puesto para cinco personas menuda seva aliar esperando el siguiente episodio un saludo Quatermain
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Fozzie en Marzo 06, 2015, 11:26:18 pm
Como siempre, olor a campo, a monte, a sapiencia bajo la boina...

Y esta vez con una "Jabalí", como mi primera escopeta,  que todavía conservo...

Que fino hilas Quatermain...
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: longtrack en Marzo 07, 2015, 09:32:22 am
Fantástico! !! Que ganas tenia de volver a leer algo de calzones , esperando la segunda parte..
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Mauser 300 WM en Marzo 07, 2015, 10:51:53 pm
Calzones como estas barruntando el buen tiempo,,,, tie cojones la cosa
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: colmilloblanco en Marzo 08, 2015, 10:31:46 am
Le he hechado muchisimo de menos, pero por fin esta de vuelta, y espero que por muchisimo tiempo.

Aunque el titulo me ha dejado un poco mosca, no lo termino de entender.

Un saludo.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: eduardo en Marzo 08, 2015, 08:53:55 pm
Las veces que me he topado con gente como Calzones, he procurado ver, oír y callar..., para aprender. Y ahora quedo en suspenso esperando el siguiente capítulo. Graiah, zeñó Quantenmein. ;)
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: adol en Marzo 09, 2015, 07:16:41 am
Calzones con escudero, buen apoyo para mas capitulos, que disfrute nos espera.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Buhogris en Marzo 09, 2015, 10:52:40 am
Esperando como agua de Mayo,los nuevos relatos que seguro nos pondras,de Calzones  y su nuevo escudero  :D.Y como no,deseando saber como se las ingenian estos cinco,para hacerse con el guarro de los palmitos  ::).
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Quatermain en Marzo 09, 2015, 12:30:44 pm
Aquí va la continuación. Y esperar al final para lo del título.

En una hora habían fabricado lo que  Calzones llamaba un sombrajo. Según él, lo mismo que se utilizaba en las viñas para que se refugiara la persona que la guardaba en los meses en que estaban a la sazón las uvas, que por otra parte era la época de la canícula. La única diferencia era que los sombrajos estaban tapados por el techo y este lo estaba por los lados.
-¡Antoñito, alárgate hasta aquellas peñas y dime si se vé el sombrajo!
Y Antoñito como una cabra saltarina iba sorteando los cantos hasta ponerse a treinta o cuarenta metros.
-¡¡Tío…!!, (gritaba)… ¡¡Se ve el palo de la izquierda!!... (volvia a gritar)…y Calzones cubría con lentisco la zona del palo en cuestión, hasta que todo el tinglado no dejaba de ser un lentisco mas. A continuación llamaba en voz baja a Antoñín, -Zagal, abre los oídos y escucha, ¿Qué oyes?.
-El niño intentaba oir algo mirando en todas direcciones. –No se escucha nada, ¿que tengo que escuchar?.
-Pos eso Antonín, er campo no suena cuando está sosegao, ni grita. Ji no lo quieres alterá no debes gritar tu tampoco.
-¡Ah claro!...(y asumia la lección). Ha quedado chulo ¿…¡eh!, Tío Calzones?, decía en voz baja frente al aguardo.
-Los marranos viejos je matan con un guen puesto y un guen culo. Un guen puesto es er que no je vé. Ji tu lo ve, lo ve er marrano. Ji tu no lo vé, es pojible que no lo vea er guarro. Er lentisco aguanta verde cuatro u cinco diaj. Doj o trej, pa que er bicho se acostumbre ar cambio, y otros doj o trej… pa ponernos a darle er susto. Y échale culo, cuantas mas horas de culo mas posiblilidades de coincidí con er mozo. ¡Ahora a merendá!.
Antoñín se frotó las manos. Sabía que lo que comía con Calzones no lo comía en el pueblo. A sus amigos no le gustaban esos alimentos pero a él le volvían loco. Su chuchería preferida era la oreja de cerdo ahumada y salada. Cortada en tiras finas, se le hacia la boca agua de pensar en ella. Por supuesto en su casa no la tomaba, porque intentaban hace dieta equilibrada,  y al mismo Calzones se la había prohibido “Er Joio Don Ansermo” por tener un poco de colesterol y la tensión alta. - ¿Pero que coño quiere que tenga er joio Don Ansermo con ochenta añoj?. “Er joio Don Ansermo”, no era otro que Anselmo, el médico de Villalba del Fresno. - ¡A vé que colesteró va tené él con ochenta añoj!.
Poniendo cara de “gamberro de ochenta tacos”, Calzones fue sacando lentamente un papel de estraza, lleno de manchas de grasa y lo abrió delante de Antoñín. –¡Oreja y panceta! Gritó Antoñin en voz baja (“para no alterar al campo”) y  remató la exclamación silenciosa con un gesto como de quererse clavar los codos en la cintura con los puños hacia arriba. Calzones le guiñó un ojo y dijo:
- ¡Que le zurzan a Don Ansermo!.
Saco media hogaza de pan del de Gratis, (que con los tiempos modernos, ya no era gratis, sino que había que comprarlo), una botella de agua y una garrafita pequeña de vino de consagrar. (Ese se lo seguía suministrando el cura por supuesto  “de gratis”. Si acaso a cambio de algún conejete ocasional). Porque…-El clarete, ¡ni verlo!, según Don Anser… Tié cojones la cosa!
-¡Hala!, amos a probá loj asientos der sombrajo. Y se sentaron los dos, a comer, mientras miraban por la tronera. Por cada tira de oreja que comía Calzones, Antoñin se zampaba cinco. –Buenos piños tiés zagal, yo tengo que marearla un poco.  - Le decía Mario al verlo comer, y seguían comiendo en silencio. La tronera había quedado bien, era alargada y horizontal con el palo de maraña haciendo de apoyo en el borde. A medio mareo de oreja, Calzones cogió la Perra, con los movimientos pausados de quien lo ha hecho mil veces, y apuntó.  Antoñín dejó de mascar, y miraba alternativamente a Mario y a la pedrera, sin saber a que estaba apuntando.
-¡¡Ufff!!...Larguillo er tiro. No jé, no jé… - y bajó la escopeta. Los dos siguieron mascando.

Los dos días siguientes, Antoñín era el niño mas dispuesto de Villalba. Si había que hacer un mandado, lo hacia él. Cualquier faena que pudiera, la hacia él. Los deberes, a primera hora de la mañana…Todo para que no lo fuesen a castigar sin subir a la sierra el día de marras.

Y llegó don Serafín. Como dijo Antonio, venía con un chofer. Los abrazos fueron de padre y muy señor mío.  Trajo algunos regalos para Marta y Teresa, y una pequeña navaja chata  con mango de palo, comprada en el bar de siempre, que le entregó a escondidas a Antonín, (como si fuese el secreto mejor guardado del mundo, pero previo el permiso de Antonio “padre”. Eso sí Marta, no se podía enterar de nada). A Antonio le trajo una caja de balas del 8x57, que en el pueblo era imposible conseguir, y a Calzones, una taleguilla con balas del doce, recargadas con puntas americanas especialmente para él. Ese día ”solo” comieron y bebieron, “como doce”, y se dedicaron a planear la estrategia. Según Calzones: -No hay na que planeá, subimo, noj jentamo y a esperá ar marrano.
Sin embargo Antonio más racional, se ocupaba de los detalles, que con tanta gente, eran más prolijos. –Vamos a estar desde las cinco hasta… ¡la hora que sea!.
-¡Ejo!, hay que dí temprano y dá lugá a quer campo se orvide de nojotros. (Esto lo dijo Calzones, ¡claro!)
-Tenemos que comer a primera hora para no formar jaleo. Como a las siete de la tarde. Que las tripas sin comer hacen mucho ruido. (Continuó dicendo Antonio).
Y tras una pausa, tronó Calzones:
-¡¡Y tenemos que meá!!
El conductor, que aunque estaba integrado en el grupo, se mantenía en un segundo plano, se quedó estupefacto, como preguntándose: ¿Con quién se junta mi jefe?. Serafín y Antonio estallaron en una carcajada, que relajó al conductor.
-Pos sí, ¡Cagondiez! Tenemos que meá. –Repitió.
Las risas continuaron, pero todos sabían que Calzones tenía toda la razón del mundo. Cinco personas metidas en un chamizo, durante por lo menos seis o siete horas, (con suerte), tenían un problema de evacuación.
Calzones siguió, intentando exponer la solución con todo el tacto que le fue posible, habiendo cuenta de que uno al menos era un extraño en la reunión.- Tengo en er corralón  una lechera vieja que no pesa y se pué cerrá hermáticamente.   Se echa arena en er fondo pa no jacé ruio y la ponemo en una esquina. Vamo, un aguardo de lujo, con letrina y tó.
Nuevas risas, y palmetazo en la espalda de Mario propinado por Serafín.-¡Estás en todo, cabrón!. Le dijo.
El conductor con los ojos mas grandes todavía, pensando: -Ojú el jefe largando tacos, si lo escucha la señora condesa, lo mata. Pero le agradaba aquella faceta de su “jefe”.
-Matias… ( que así se llamaba el chofer), empezó Serafin,-de lo que oigas aquí,¡ ni una palabra a la señora!.
-Descuide, don Serafin.
-Y aquí soy Serafín, ¡cojones!... Este es como Calzones, no hay forma. –Terminó mirando al maestro.
Mas risas, y Matias algo mas integrado en la “Charpa”, como llama Calzones al grupito.
-¡¡Y subí cagaos, no vayamos a jodé la marrana!!, -tronó de nuevo Calzones
-¡Nunca mejor dicho!.  Terminó Serafín.
-Gueno, mañana al arba, subo a vé siestá maduro el aguardo. Sus preparais pa na mas comé y planchá un poco la oreja subirnos pa la pedrera.

A las diez de la mañana, estaban terminando de desayunar, (sin mucho apetito porque la noche anterior se habían puesto “bien”), cuando llegó Calzones diciendo que la Pedrera prometía.
-El guarro está entrando otra vej. Le había esperdigao algo de maíz por los cantos y se lo ha merendao tó. ¡Asín que dir preparando los tiestos!.
Serafín estaba nervioso como un primerizo, pero eso le pasaba  cada vez que venía a Villalba por motivos cinegéticos.
A las cinco  estaban todos descansados y dispuestos con todos los avíos. Matías llevaba, el macuto de Serafín, que pesaba un rato porque el conde, se había traido algunas “delicatesen” para que se pegaran un buen homenaje, mientras esperaban.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: colmilloblanco en Marzo 10, 2015, 07:58:11 am
Aquí va la continuación. Y esperar al final para lo del título.

Oido cocina  ;)

Un saludo.



Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Lince en Marzo 10, 2015, 12:49:09 pm
Tengo que confesarlo.
Me gustaría poder tener más tiempo para entrar en esta web tan entrañable, pero por temas de trabajo no tengo mucho tiempo.
Ahora bien, cada vez que entro, lo confieso , me voy directo al apartado de relatos a ver si nuestro amigo Calzones tiene algo que contarnos.
Quatermain, que te voy a decir, que cómo siempre me ha encantado. Llegan los efluvios a sierra en tus escritos. Espero el desenlace con entusiasmo.

P.D.

Si puede ser, pon una errata en el escrito y deja a Calzones con 74 años, en vez de 84, que aún nos tiene que dar mucho juego calzones sucios.

Un saludo.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: eduardo en Marzo 10, 2015, 08:20:41 pm
Menuda cuadrilla se ha juntado... ;)
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: JUANFRAN en Marzo 11, 2015, 02:03:26 pm
Dos días de ausencia del trabajo y está visto que se publican relatos que no pueden pasarse por alto.  Me estoy refiriendo a LOBACO y a su misiva "a los miserables", todo un vituperio a esa clase de cazador desclasado y sin ética alguna.  Me temo que, por desgracia, estos "recados" caen casi siempre en saco roto porque sigue habiendo soplapollas que les siguen riendo las gracias.  En fin, las miserias humanas que, a lo visto, parece ser que no tienen remedio en muchos casos.  Por otro lado, nuestro inefable QUATER resucita a CALZONES y al "Antoní" (que diría el bueno de Mario).  Como me hace recordar la historia narrada mis comientos en esto de la caza, cuando mi tío Enrique y mi hermano, también Pepe Latorre, me brindaban la oportunidad de pegarme a su lado y aprender lo poco que sé en esta materia.  A tio Enrique lo echo en falta casi casi como a mi propio padre.  El niño lo tiene muy claro.  Si está Mario con él, el tirachinas y sus amiguetes del colegio pasan a segundo plano.  Intuye que lo que aprenda con él le será difícil aprenderlo en otros sitios.  Ni 200 capítulos de Calzones me harían perder el interés por este humano personaje, tan peculiar y tan auténtico.  Así que, porfa QUATER, rebájale un poco la edad que tiene todavía mucho que decir y nosotros que aprender.   Y gracias por la "rentré". 
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Quatermain en Marzo 11, 2015, 05:13:45 pm
Lo bueno que tiene la ficcion es que puedes "matar" al personaje cuando quieras o mantenerlo vivo eternamente. Gracias a todos. En breve colgaré el desenlace.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: longtrack en Marzo 11, 2015, 05:32:37 pm
Muy buen trabajo esperando el desenlace!!
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Quatermain en Marzo 16, 2015, 01:08:06 pm
El maestro iba más ligero que otras veces, solo con algo de ropa de abrigo para el niño, (que Marta había insistido en que llevase), sin rifle, y  con un  bordón para andar,  del que no se separaba desde que se lo hizo Mario la primera vez que vino Serafín.   Antoñito con sus piés ligeros, y su mochililla con su navaja nueva y un paquete de galletas que le había metido junto con un batido, su madre. El niños saltaba y se subía en todos los muretes hasta que se acababa la calle asfaltada. A partir de que pisaba tierra empezaba a andar como le había enseñado calzones. Sin hacer ruido, como si pisara cristales.  Serafín llevaba la Mannlincher colgada del hombro derecho, y nada mas. Calzones iba como siempre, con la jabalí (en honor de Serafín) la talega con su “cachopanceta”, su navajilla, unas cuerdas de esparto, la botellita de vino de consagrá,  un zamarro y… la lechera vieja “pa meá”, terciada a la espalda.
A don Serafín le podía la ansiedad y como iba ligero de equipaje y seguido de cerca por Matías se iba alargando por el sendero de siempre, hasta que se oyó a Calzones parado en una bifurcación del camino gritar:  -¡¿Ande-vais collera?!...¡que por ahí no je vá a la Pedrera!...¡Reculá pacá!...¡que vais mu ligero los doj!.  –Y Serafín con una sonrisa en la boca se justificó. –Si es que nos puede el ansia, Calzones.
-Antoñito, vé tu delante que conoces la trocha. Le dijo su padre, y  se puso a la altura de Serafín para charlar con él.
-Veremos con tanto personal si entra el guarro… De cualquier forma vamos a tener una noche soberbia…  Has visto como camina el pequeñajo. Parece un gato. No rueda ni una piedra.- Comentaba el Conde.
-¡Con el maestro que tiene!... A mí, todo lo que sé de caza, me lo ha enseñado Calzones. Y el “enano” está pegado a Mario todo el día. Con diez años sabe cosas del campo que yo ignoro.
-Pues con las facultades que tiene, y los conocimientos de Calzones, ¡échale un galgo!. -Terminó Serafín.

-¡Menguá las voces! Susurró Calzones volviéndose hacia los tres adultos. ¡Questamos jerca!
-¡Joio por culo!, con ochenta años (-¡ochenta y dos!, -interrumpió el maestro), …bueno ochenta y dos… y como anda el gachó…, ¡yo lo firmaba!, -se atrevió a comentar Matías.
-¡Como lo sabes!, dijo Serafín –¡Lo que yo daría por sus piernas…!
-Pues no hace más que quejarse según la Tere.- Justificó Antonio.
-¡Privilegio de los mayores!...El quejarse digo… yo lo hago en casa para que me hagan caso.
-¡Y ni puñetero que le hacen don Serafín!. Rió Matías.
-¡A vé si nos queamos mudos!...Valiente charpa de verduleras traemos hoy, Antoñito. -Dijo Calzones en voz baja. Serafín hizo el signo de echar el candado a la boca, y Antoñito se rió como si fuera el segundo Calzones (que lo era…). -Desde aquí, en silencio. Hajerse cuenta de quel guarro nos jestá mirando desde el cerro. -Continuó
-¿Nos  está mirando?.-Preguntó Matías.
-¡No!, que va estar mirando (¡digo yo!...) es la forma de avisar que nos comportemos con discrección y sin hacer ruido. –Explicó el Maestro
-Bueno…¡Jemos llegao!, ¿que os paece er sombrajo?. Dijo Calzones con la voz queda, mientras todos miraban desde el borde inferior de la pedrera a la zona a la que dirigían la mirada Calzones y el niño. Ni Antonio, ni Serafín, ni Matías (que presumía de buena vista) eran capaces de descubrir el chamizo. –Er lentisco ha aguantao bien… Vamo a entrá desde abajo y por dentror monte. Quer marrano entra desde los jartos pa venteá… ¡Jarreando! “señoritas”, y corgarse los pies de los jobacos.
-Que andemos sin hacer ruido…-“Traducía” Antonio.
El conde con sorna preguntaba para pincharlo:- ¿Como que nos colguemos los pies de los sobacos?...Calzones…
-¡Se los jechais de los jombros sinó, pero no jagais ruio, cojones!...-y el mismo Calzones se echaba a reir sacudiendo la cabeza pero casi mudo.
La llegada al sombrajo fue como la entrada “al camarote de los hermanos Mark”, se daban de codazos hasta que los acomodó Calzones como un director de orquesta. Había colocado dos “bancos”, uno detrás de otro, compuestos por dos troncos de pino juntos y amarrados, de unos diez centímetros de diámetro y los había rellenado con pasto por encima. A decir de todos eran bastante cómodos. (hasta que lleven dos horas sentados, pensaba Calzones). En el primer banco si pondrían Serafín, el niño y el Maestro. Pero este se negó y prefirió colocarse en el segundo con Matías. Quedando en el primero, por este orden y de izquierda a derecha según miraban a la pedrera, Antoñito, Calzones y Serafín. Y en el segundo banco, Antonio, justo por detrás de su hijo,(lo que le permitía mirar con los prismáticos por encima de la cabeza del pequeño) y Matías a su derecha. Mas atrás en la esquina…La lechera con arena del regajo hasta la la mitad, dispuesta para lo que fuera menester.
-¡Ya tos callaos! Susurró Calzones, y empezó a sacar las vituallas. Los demás lo imitaron, sin hacer ruido. Pero como basta que en un grupo así, haya que estar en silencio ( como pasa en un funeral), a alguno siempre se le ocurre un chiste. Y fue Serafín el que mientras sacaba una botella de vino (por cierto…vino de categoría), se le ocurrió decir:  -¡Os habéis fijado que parece que estamos en un palco de la Opera!. (risas contenidas y algún …”Joio Conde”
-O más bien en el descanso de una corrida de toros, lo digo por la comida, terció Matías mientras pasaba un papelón con jamón ibérico al Maestro… (nuevas risas contenidas).  El jamón pasaba al banco principal y la panceta de Calzones pasaba hacia atrás, junto con la petaquilla de vino. El Rioja gran reserva, pasaba de mano en mano y a continuación sacó el conde, un queso viejo de los de quitarse el sombrero. Así se explicaba Antonio la insistencia de su amigo de que no llevase nada de comer.
Eran las siete y media de la tarde, el sol estaba aún alto y aquello no era precisamente lo que se llama un aguardo silencioso. A las ocho estaban comiendo aún y el único que miraba por la tronera era Antoñín, que estaba harto de comer, y al que el vino ( del que se había abierto la segunda botella) no le atraía lo mas mínimo.  Calzones le llegó a decir: -Antoñín, a Tere ni una palabra del vino. A lo que Antoñín contestó sin dejar de mirar hacia fuera: -Ya lo sé Tío Calzones, ¡no soy tonto! .
En esas estaban, cuando Antoñín le dio un codazo a Calzones, que estaba cogiendo el papel de estraza con la panceta que le pasaba desde atrás, Antonio. Inmediatamente dirigió la mirada al exterior, y dejó la panceta sobre sus rodillas, agarró la jabalí y le dio el mismo codazo a  Serafín, que raudo dejó de comer y agarró la carabina que tenía apoyada en el palo de maraña. Lentamente la sacó y la dejó quieta sobre el travesaño horizontal. Todos miraban fijamente a la pedrera. En esta, un guarro que nadie sabía de donde había salido, sin hacer ruido ninguno, estaba volteando alguna piedra. Antonio lo miraba con los prismáticos y Serafín lo metía en la mira. Calzones susurraba: -No es eje, no es eje…¡Tié cojones!  con la ques-tabamos  liando. Y se iban relajando todos. Calzones seguía fijo en el guarro. Antoñito fue el que dijo –Está muy lejos. Mientras todos permanecían en silencio y quietos. El marrano, que estaría a mas de  cien metros, empezó a tomar aire y fue al levantar la jeta cuando Calzones dijo: -¡Eje es!...¡Eje es!... ¡Conde, tírale a la a la menó portuniá, que no va a entrá!. Y Serafín apuntó, (había suficiente luz del día aún. No eran mas que las ocho y media), miró a Calzones de nuevo como pidiendo la “Venia”, y este afirmó con un movimiento de cabeza. Tronó la Mannlincher, y el guarro salió como alma que lleva el diablo faldeando en horizontal, en dirección  al monte opuesto a ellos.
-¡Estaba largo! -Dijo Serafín a modo de justificación.
-¿No ha hecho ningún extraño?, -preguntó Antonio que había seguido el lance con los prismáticos.
-¡Yo no he visto ná!, -Dijo Matías con toda la comida sobrante y las botellas  sobre sus rodillas.
Calzones meneaba la cabeza: -No jé…no jé… no ha estrañao.
Y Antoñito cuando todos estaban callados dijo: -“Le ha dado”
-¿Seguro Antonín? – le preguntó su padre.
-¿Loas visto?- Preguntó Calzones
-Creo que le ha dado.  Repitió
-Si la dao y si no la dao, amos a esperá media hora, y aluego miramo. ¿Quea queso por ahí enditrás? -Dijo Calzones. Y todos volvieron a la tarea de acabar con las vituallas.
 Ya, sin recato ninguno; que si “pásame la panceta”, que si “que bueno está el queso”, traguito de vino; ¿Ya nos jemo pimplao la jegunda botella? (Indudablemente ese era Calzones), ¡como joplais condenaos!. Comentarios jocosos y relajo contra el stress hasta que Antoñito mirando para el exterior, dijo, bajando la voz: Tio Calzones, ¡Otro!.
Calzones miró, y mandó callar. ¡Chitón, panda de verduleras!, otro marrano, ¡Tié cojones la cosa!. Con la feria que teníamos montá…Está jubiendo la pedrera ende abajo. ¿Será er mesmo de ante?...igua no lo jemos asutao lo juficiente!... y esbozó una sonrisilla. ¡Nó, es otro!. Este tie el pelo mas rubio. En estas  el conde estaba preparado con la mannlincher apoyada en el palo horizontal. Se volvió a Antonio y le preguntó: -¿Quieres intentarlo tú?, No vaya a fallar yo de nuevo. -Antonio negó con la cabeza y le dijo a modo de achuche: -¡Anda con él¡ .
Calzones avisó de que era grande, mas que el anterior, y cuando Serafín estaba a punto,… y los demás con los dedos metidos en las orejas…volvió a susurrar  Calzones:  -Espera, no lo tengo claro. Está mu lejos, pero creo ques una jembra.
-¿Seguro?. –Preguntó el maestro.
-Seguro no, pero el jocico es mas fino, nos tá caia de atrás, y no menea er culo al andá.
-¡Joé que vista! –Se le escapó desde la segunda bancada a Matías, que inmediatamente hizo el signo de callarse y se disculpó.
- ¿Antoñín, tu co´pinas?, -Le preguntó Calzones al escudero.
-No lo sé, pero está muy lejos, más que el de antes. ¡Tela de lejos! (y sacudía las manos). Yo le tiraría, si se falla nos quedará el consuelo de que sería una hembra y si se mata ya nos enteraremos.
-¿Cuánto años dices que tiene Antoñín, Maestro?¡Jolín con el niño!... ¡No ha aprendío ná!. Dijo Serafin mirando a Antonio con una sonrisa de satisfacción en la cara. Sonrisa que este le devolvió, diciendo: -Diez para once. El joío,… si su madre lo escuchara, me caia a mí la del quince.
-¡Ya! -Dijo Serafín meneando la cabeza.
- La vamo a deja de ir, es una jembra, y ansí no jaleamos ma er campo. Terminá de comé verduleras, que amos a salí. –Sentenció Calzones, y se pusieron a recoger los desperdicios y a devolverlos al macuto, del que habían salido con bastante mejor aspecto.
Empezaron a andar por la pedrera en dirección al lugar donde estaba el cochino cuando se le disparó. Calzones andaba raro, como abriendo mucho el compás.  Al llegar dijo… -En esos peños ejtaba cuando disparó el Serafín… ¡joé!... jiento y veinte pasos…. Maj o meno, jiento y veinte metros… ¡Un tiro!…¿Eh, Conde?.
-Si que estaba larguillo, Calzones. –Respondió Serafín.
Todos miraban el suelo como posesos, hasta que Matías dijo. –¡Le ha pegao, Don Serafín. Aquí hay sangre!.  Y señaló unas gotitas aisladas de sangre con algo de espuma en una piedra.
Calzones se  acercó y comentó: -La pegao en er purmón, va en aquella dirección,  nos tá atravesao, ajín que poneros a la derecha der rastro, que tiene er tiro a la izquierda. ¡Y no pizeis la jangre! ¡Amos!.
A los treinta metros desapareció el rastro de sangre, y todos siguieron en la misma dirección y vuelta atrás cuando no encontraban nada. Calzones permanecía en el punto de la última pista con Antoñín a su lado. Pelaba una vareta de lentisco, y le sacaba punta…-¿Para que haces eso Tío Calzones?.-Le preguntaba el hijo del maestro con curiosidad. Los demás voceaban desde distintos sitios mas allá; …-¡No se vé nada!..., ¿habrá sido un rasponazo?...-¡por aquí no hay mas sangre!…
-Calzones le explicaba a Antoñín casi sin atender al resto: -Esto es un palo de úrtima jangre, ahora le atamos una borsa de plástico en lo arto y lo clavamo, en la úrtima mancha de jangre. Ajín ¿ve?. –Y clavó el palo, por la punta afilada,  junto a las ultimas gotitas casi imperceptibles. -Ajora… (continuó)… jacemo er caracó… vamos ando vuertas, cada vez mas abiertas alrededor del palo hasta que vorvamos a vé jangre. Los guarros cuando van muertos a vece cambian de direcjión de golpe, y te confunden. -Los tres de la charpa ya no buscaban, sino que atendían  a alguna distancia, a la lección magistral de Calzones como si fueran alumnos aplicados. Vieron extrañados como Calzones y Antoñito empezaban a dar vueltas concéntricas cada vez más amplias con el palo como eje. Ninguno decía nada ,  y aunque se hacía extraño ver a   los dos de esa guisa, dando círculos ya, a veinte metros del palo, los tres seguían atentos a los acontecimientos.
-En ese momento Antoñín gritó, -¡Sangre Tío Calzones! -señalando unas gotas que solo la vista “sin gastar” (que diría Calzones) de un niño de diez años podía ver.
-¡Digo chaval! …En eja dirección vá. Ejte va muerto y no lo jabe.
El cochino había hecho un giro de noventa grados desde la última sangre corriendo en perpendicular a la dirección que llevaba al principio y hacia arriba.
-Anda Antoñín tráete el palo de úrtima jangre.
Antoñín corrió hacia abajo, hasta el palo y lo arrancó mirando con cara pícara y de triunfo a los tres espectadores, volviendo a la altura de Calzones con su palo en alto como un estandarte. Solo había esas gotas de sangre, y clavaron el palo de nuevo pero esta vez lo más que tuvieron que girar fue en un radio de cuatro metros, porque allí estaba el cochino muerto después de haber vuelto a cambiar de dirección.
Serafín mirando a Matías le dijo, -Esto que has visto aquí no lo vas a ver mas en tu vida,  así que anótalo en tu “disco duro”. Lo que se aprende con este Calzones no está en los libros.
-Valiente escuela la de Antoñin, dijo orgulloso su padre.
-“Tié cojones”, -Rió Matias
Y se dispusieron a subir a donde estaba saludando el escudero con un arocho a sus piés, y a su izquierda “el Tío Calzones” guardándose la bolsa de plástico en un bolsillo por si servía para otra cosa.


Fin
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Buhogris en Marzo 16, 2015, 01:53:35 pm
Todo un exito el puesto del "palco" y una leccion mas del buen hacer de Calzones  :D.Muchas gracias por el relato Quater  ;).
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Jack en Marzo 16, 2015, 01:55:32 pm
Que gran lección si señor.

Muchas gracias Quatermain de nuevo por hacernos vivir estas aventuras de calzones casi en directo.

Quien fuese Antoñín para poder tener ese maestro y volver a vivir lo aprendido con la ilusión que solo un niño tiene.

Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: adol en Marzo 16, 2015, 04:19:44 pm
Leer el monte que importante es, menos mal que aun no le han llegado las camaras y sigue va la vieja usanza. Apasionante como siempre, muchas gracias.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Manuel en Marzo 16, 2015, 05:50:28 pm
La de lecciones que nos está enseñando Calzones de la mano de Quatermain, y encima del modo más ameno posible.
Gracias por esta nueva entrega, tan entretenida como todas las anteriores.
saludos.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: eduardo en Marzo 16, 2015, 07:27:43 pm
Me ha encantado y más me gusta leer el relato entre líneas para aprender algo y reconocer lo que ya sabía. Que historia más entrañable y sencilla como todas las que han pasado en el monte a lo largo de los tiempos. Alguna vez he conocido a un ''Calzones'' y siempre he puesto oídos y me he tornado en ''esponja'' para absorber todos los conocimientos que pudiera. Me gusta, me gusta mucho, como se cazaba antes. Un abrazo.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: LOBACO en Marzo 16, 2015, 07:28:14 pm
Bonita historia Quatermain, mantiene el interés de principio a fin.
Gracias macho.

Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Fozzie en Marzo 17, 2015, 05:07:25 am
Muchas gracias por tu nueva entrega, que tanto nos hechiza y entretiene.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: JUANFRAN en Marzo 17, 2015, 01:28:15 pm
Maravilloso final de relato de este Calzones que no necesita investigar en I+D+I para buscarles las vueltas a las reses del campo, ni falta que le hace.  Viendo la minuciosidad en la construcción del tenderete, uno ya puede ir calibrando de qué persona estamos hablanco.  Lo del "palo de última sangre" (en su propia jerga) es una ocurrencia digna de la mejor academia para urbanitas (caso de que existiera) y más de uno habremos pensado "como coño no se me ha ocurrido esto".  En fin,  larga vida a Calzones acompañando a quien sea (el cura, el boticario, el médico, Antonio o perico el de los palotes) ... ah... y que se lleve siempre la jabalí, ya se sabe que al mas experto se le escapa un tiro.....
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Carpintero en Marzo 17, 2015, 10:09:45 pm
Desde luego calzones todo un maestro gracias Catermain por estas grandes aventuras del tio calzones esperando la siguiente parte un saludo
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: colmilloblanco en Marzo 18, 2015, 04:13:46 pm
Leccion aprendida y guardada en el disco duro  ;) gracias Quatermain.

Un saludo.

Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Enrique Garramiola Robles en Marzo 18, 2015, 11:34:48 pm
Tan bonito e interesante como elresto de la saga.Gracias.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: VIEJETE en Marzo 19, 2015, 07:26:29 pm
precioso, quatermain una pieza de museo, tremendo como siempre enhorabuena,
y esto sigue con sangre nueva.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Lince en Marzo 19, 2015, 08:39:31 pm
Cada personaje que se añade enriquece la historia. Formidable Quater, todo un placer.
No dejes de sorprendernos con este entrañable personaje Calzones.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: garrofa en Marzo 20, 2015, 04:57:48 pm
Hacía tiempo que no visitaba el foro por temas laborables y me encuentro con esta joyita de relato,y encima descubro que es una saga, prometo seguir la serie,enhorabuena.Buena caza.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Quatermain en Abril 10, 2015, 12:05:15 pm
Estimados foreros, últimamente he estado un poco liado por motivos familiares lúdico-festivos (La boda de mi hija), por eso no he entrado en el foro para daros las gracias por vuestros comentarios referentes  a este relato.
Aprovecho hoy que en el trabajo he tenido un rato tranquilo para deciros que habrá todavía algún  capitulo más y que me alegro de que os guste. Muchas gracias a todos por la acogida.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: adol en Abril 10, 2015, 01:55:24 pm
Gracias a ti por hacernos participes de estas joyas.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Buhogris en Abril 10, 2015, 04:59:56 pm
Enhorabuena por el casorio y muchas gracias por no olvidarte de nosotros y regalarnos tus fantasticos relatos  ;).Un abrazo.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: eduardo en Abril 11, 2015, 08:56:22 pm
Gracias a ti, Quatermain. Y mucha alegría al saber que la saga continuará... :)
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: colmilloblanco en Abril 12, 2015, 11:15:29 am
 Gracias a ti un placer leerte.

Un saludo.
Título: Re:Cap. IX CALZONES Y EL PALO DE ULTIMA SANGRE
Publicado por: Carpintero en Abril 12, 2015, 10:35:58 pm
Gracias por que siga la saga un saludo