MARISOL MORENO, CONCEJALA DE GUANYAR ALACANT
Condenada a 6.000 euros de multa por llamar “hijo de puta” a Don Juan Carlos tras su cacería en Botswana
En este país últimamente pasan cosas capaces de avergonzar al más pintado, y lo peor de todo es que muchas están protagonizadas por personas dedicadas a hacer política, escenario en el que, además de los hechos, deberían cuidarse las formas y las palabras.
Viene lo anterior a colación de la condena de 6.000 euros de multa que el juez de la Audiencia Nacional José María Vázquez Honrubia ha impuesto a Marisol Moreno, concejala de Guanyar Alacant, coalición que gobierna en Alicante junto al Partido Socialista, por llamar el 14 de abril de 2012 en su blog personal “hijo de puta” al anterior monarca, Juan Carlos I, tras su safari de elefante en Botswana y por afirmar que la Familia Real está formada por “vagos, estafadores, borrachos y asesinos”.
En este juicio por injurias al Rey, la concejala alicantina de Juventud y Protección Animal se enfrentaba a una petición del fiscal de diez meses de cárcel. En la vista Marisol Moreno afirmó que no tenía intención de injuriar al Rey ni a la Corona al escribir esto, cuando todavía no se dedicaba a la política y coincidiendo con la controvertida cacería de elefante en Botswana del ahora rey emérito Don Juan Carlos.
Para justificar sus palabras, Moreno, que se proclama animalista, confesó que sus expresiones fueron fruto de la “frustración” que le produjo la imagen del elefante cazado por Don Juan Carlos y afirmó que éstas no iban contra el rey, sino contra los cazadores. “Yo soy animalista y cuando ese día abro Internet y veo que alguien con dinero ha matado a un animal extremadamente inteligente, consciente de sí mismo y que se reconoce en un espejo, me parece injusto, no iba contra el Rey, iba contra el cazador”, señaló.
Se podrá estar más o menos de acuerdo con la oportunidad o no de aquella cacería por parte de Don Juan Carlos, la cual fue muy criticada incluso dentro del propio sector cinegético y llevó al monarca a pedir disculpas, pero de ahí a los insultos y a las descalificaciones hay un trecho, además de la vileza que supone tratar de justificar una acción inaceptable cargando las tintas contra la actividad venatoria y los cazadores. ¡Qué socorrida es la caza!
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