....hace tres años, en una pedanía de un pueblo conquense, me sucedió algo parecido. Tenía vistas en unas terrazas de almendros, unas bajadas de los guarros muy tomadas. Era asiduo a darme una vueltecilla por allí cuando iba con tiempo. En estas estaba, cuando tropecé con una buena huella. Estaba claro, que a lo largo de una de las terrazas, se movía una piara seguida de un aparente buen macho. Allí me puse. Las terrazas hacían como una media luna, que dominaba en su totalidad, desde la punta en donde me puse a media ladera.
Anocheció. Trípode mirando a las trochas. Sobre las once, once y pico...no recuerdo bien, a mi izquierda oigo jaleo por una terraza más alta a la que me encontraba y en vez de bajar como esperaba, siguieron por la terraza a salirme a no más de 40-50 metros a un limpio bastante ancho por encima mío. Cojo el monotiro, a la vez que veo salir a la madre, girándome a la izquierda y con el trípode medio movido hacia allí y apoyado en espera de ver si aparecía un buen macho detrás de la piara. Pequeñín, pequeñines.....hasta seis ó siete pasando el limpio y por fin....el guarro esperado....bultarraco!!!!!.....pummmmmm!!!!!!!....facilón, pero no lo veo pataleando.....joder!!!!!....si lo he tirado bien!!!!!. Diez minutos después, perdido por los nervios, ya estaba mirando. Huella cojonuda-cojonuda, la arrancada estaba clara, pero nada, nada de sangre....me cago en....!!!!!. Busco, rebusco pero nada.
Al día siguiente....cinco ó seis horas después, allí con los perretes. Mi mujer fué la que dió con la primera sangre, acompañada del perrete menos acostumbrado. Chorreones y chorreones en la finca lindante. Los perros como locos pero.....casi un kilómetro más adelante, se acabó la sangre. El guarro daba señales de ir muy entero. Un rasponazo alto me da a mí. Con un palmo de narices me quedé pero....así es la caza. Hacía tiempo que no fallaba.