Esperas al Jabalí


jabali

Autor Tema: jabali  (Leído 7004 veces)

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jabali
« en: Marzo 09, 2014, 11:02:59 am »
no se si exactamente esto tiene que ir aqui,

xeryil

aquí tienes para entretenerte un poquito y bueno para todos.

EL JABALÍ (Sus scrofa LINNAEUS, 1758)
C. ROSELL1,2,P. FERNÁNDEZ-LLARIO3 Y J. HERRERO4
1. Depto. de Biologia Animal (Vertebrats). Univ. de Barcelona. Avda. Diagonal, 645. 08028 Barcelona
2. Minuartia, Estudis Ambientals. P. Domènech, 3, 1. 08470 Sant Celoni (Barcelona)
([email protected])
3. Catedra de Biología y Etología. Fac. Veterinaria. Univ. de Extremadura. 10071 Cáceres
([email protected])
4. Dpto. de Ecología. Univ de Alcalá. 28871 Alcalá de Henares







El jabalí (Sus scrofa L.) -del árabe jabal-í, literalmente “de monte” en castellano
(Cortés 1996)- representa el origen genético de los actuales cerdos domésticos y es
una de las especies de mamíferos más ligadas al hombre desde tiempos prehistóricos.
Hoy en día el jabalí constituye un importante recurso económico y cinegético
así como una pieza clave en los numerosos ecosistemas que ocupa.
Esta importancia no se ha traducido en un profundo conocimiento de su biología
y ecología y solamente en las últimas dos décadas del siglo pasado su estudio
ha comenzado a aportar información verdaderamente relevante sobre distintos
aspectos de su historia natural y su aplicación a la gestión (Mauget et al. 1984, Gerard
et al. 1991). La aplicación de nuevas técnicas de estudio junto al creciente interés
que despierta la especie ha ayudado a este desarrollo.
TAXONOMÍA
El jabalí pertenece a la Familia Suidae integrada en el Orden Artiodactyla. Las 8
especies que componen el género Sus se localizan principalmente en Ásia (ver tabla
1), aunque el jabalí eurasiático (Sus scrofa) muestra una área de distribución
histórica más amplia que incluye Europa y el norte de África. Se trata además de la
especie más abundante, mientras que en el extremo contrario se sitúan tres especies
de jabalíes críticamente amenazadas, el jabalí pigmeo (Sus salvanius), el jabalí
de Filipinas (Sus cebifrons) y el jabalí de Vietnam (Sus bucculentus), este último probablemente
extinto.
El grupo de especialistas en jabalíes y pecaríes de la Unión Mundial para la
Conservación UICN, de acuerdo con Sjarmidi y Gerard (1988) y Olivier (1995), reconoce
actualmente 17 subespecies de Sus scrofa, tres de las cuales se han citado en
España. Se trata de :



S. s. scrofa, con una distribución que abarca desde el centro de la Península
Ibérica hasta el norte de Europa, con Polonia, República Checa, Eslovaquia,
Hungría y Rumania como límites septentrionales.
- S. s. meridionalis localizado en Andalucía, además de las islas de Córcega y Cerdeña.
- S. s. algira localizado en Túnez, Argelia, Marruecos y los territorios españoles
del norte de África.
TABLA 1
Distribución y estado de conservación de las especies del género Sus según Oliver (1995)
Una dificultad añadida al estudio taxonómico del jabalí es la variación de caracteres
inducida por la domesticación. Según Groves (1981) la especie, cuyos primeros
restos paleontológicos en Europa corresponden al Pleistoceno medio, fue
objeto de tres procesos independientes de domesticación, uno de los cuales se produjo
en Europa, a partir de S. s. scrofa, hace 8.000-9.000 años y dos más en Asia a
partir de otras subespecies. Algunas formas domésticas retornaron posteriormente
al estado salvaje y muestran un fenotipo intermedio entre jabalí y cerdo doméstico
dando lugar a la descripción de nuevas subespecies y generando una notable
confusión taxonómica. En el caso de la subespecie S. s. meridionalis, descrita en el
sur de la Península, se mantiene abierta la polémica sobre si se trata realmente de
una subespecie de jabalí europeo o si se originó a partir del retorno a la vida salvaje
de alguna variedad poco modificada de cerdo doméstico (ver recopilación en
Sjarmidi y Gerard 1988).
Para la diferenciación entre las variedades salvajes y las que tienen ancestros domésticos
los criterios anatómicos y morfológicos no son claramente excluyentes y los
criterios genotípicos tampoco constituyen una base clara. Actualmente se utilizan técnicas
de análisis del polimorfismo enzimático y del ADN mitocondrial que permiten
obtener resultados más concluyentes (Apollonio et al. 1988, Randi et al. 1989).
ESPECIES DISTRIBUCIÓN ESTADO DE CONSERVACIÓN
Sus scrofa Europa, Ásia, norte de África Distribución amplia, abundante
Sus salvanius Assam, India Críticamente amenazada
Sus verrucosus Java e islas próximas Vulnerable, amenazada
Sus barbatus Malasia, Sumatra, Java, Borneo y Filipinas Abundante en algunas áreas
Sus cebifrons Filipinas Críticamente amenazada
Sus celebensis Celebes y Molucas Rara, potencialmente amenazada
Sus philippensis Filipinas Abundante
Sus bucculentus Vietnam Probablemente extinguida



DISTRIBUCIÓN
La distribución histórica de la especie integra Europa, Asia y el norte de África,
pero actualmente se encuentra también en el continente americano, Australia,
Nueva Zelanda y en otras muchas islas del planeta (ver Figura 1). Su presencia
en localidades alejadas de su distribución original, se debe a las introducciones
que se han realizado en la mayor parte de los casos de manera voluntaria, y con
frecuencia, con individuos de la variedad doméstica o resultado de cruces entre
jabalíes y cerdos.
El exceso de caza, su incompatibilidad con la explotación agrícola y ganadera
extensiva y la destrucción del hábitat fragmentó su área de distribución en Europa
y lo exterminó en tiempos históricos en numerosas zonas como las Islas Británicas
(Clutton-Brock 1996), Escandinavia (Welander 1995), partes del Norte de África
como el Valle del Nilo y extensas áreas de la antigua Unión Soviética. Los cambios
en el uso del territorio han permitido su expansión durante el siglo pasado y la
recolonización de amplias zonas de Europa, como Finlandia, Suecia e Inglaterra y
la sustitución de determinadas variedades de jabalí exterminadas por otras introducidas
por el hombre o expandidas de forma natural (Erkinaro et al. 1982, Marsan
et al. 1995, Goulding 2000). Siguiendo este mismo patrón, se ha producido una evidente
recuperación de las poblaciones que ya estaban presentes, así destaca que
lugares como Luxemburgo han pasado de registrar poco mas de 200 jabalíes cazados
a finales de los años 50, a los más de 3000 individuos capturados en 1995 (Schley
2000). En esta misma línea de incremento poblacional constante, resultan no menos
espectaculares las cifras publicadas por los organismos oficiales franceses y
que sitúan el numero de jabalíes cobrados en más de 200.000 para el año 2000.
Destaca también la ampliación de su límite de distribución septentrional, alcanzando
una latitud próxima a 65º N a finales de la década de los setenta (Genov 1981).
En España el jabalí es una especie de amplia distribución, sometida en la actualidad
a dos ritmos de crecimiento diferentes. Por una parte, encontramos un
aumento constante en algunas poblaciones de la mitad norte, en donde cada año
se baten los registros de la temporada pasada, dando la sensación de que el jabalí
no ha alcanzado todavía su tope poblacional (Rosell 2001). Por otra parte, destaca
el comportamiento de las poblaciones del cuadrante suroccidental, , lugares donde
la tendencia es más propia de poblaciones más maduras, con épocas de crecimientos
a las que se suceden decrecimientos, sin que todavía sepamos cuáles son
verdaderamente los factores naturales que marcan estas dinámicas. Así, y a modo
de ejemplo, en Extremadura se ha evidenciado en la última década del siglo XX una
primera fase de aumento de la población que llego a su máximo en la temporada



cinegética 1991-92 con más de 13.500 individuos declarados, iniciándose a partir
de esa fecha un declive constante que llevó a que en el periodo de caza 1997-98 el
numero de jabalies cobrado fuera escasamente superior a los 6.000.





GENÉTICA
El número básico de cromosomas diploide en el género Sus es de 38, pero los
análisis citogenéticos indican la existencia de polimorfismo cromosómico pues
el número total de cromosomas puede ser 36, 37 y 38. Dentro del área de distribución
del jabalí existe una clina geográfica en el número cromosómico de Este
(2N=38) a Oeste (2N=36) (ver Bosma et al. 1991 para una revisión), siendo los
cariotipos de 38 cromosomas prácticamente idénticos a los del cerdo doméstico,
que presenta este mismo número. Existen dos tipos de translocaciones
cromosómicas que justifican esta variabilidad: una entre los cromosomas 16 y 17
y otra entre los 15 y 17. La primera translocación se ha hallado en poblaciones
asiáticas y la segunda en europeas. El polimorfismo puede ser intrapoblacional,



con 36, 37 y 38 cromosomas (Arroyo Nombela et al. 1990), debido a translocaciones
robertsonianas entre los cromosomas 15 y 17, lo que estos autores interpretan
como derivado de un proceso natural. En poblaciones contiguas (Macchi et al.
1995), con intercambio genético más que probable, también se ha descrito el fenómeno.
Macchi y sus colaboradores encontraron el genotipo 2N = 36 en la montaña
alpina y 2N = 36, 37 y 38 en el Valle del Po, interpretando que este último era
fruto del cruzamiento entre cerdo y jabalí. Otros autores proponen esta característica
como criterio de pureza genética (Mauget 1980, Goustat et al. 1994); sin
embargo hasta la fecha no se han realizado experimentaciones que confirmen
esta teoría.
Los métodos de estudio que se aplican actualmente a la genética poblacional
de S. scrofa son la Electroforesis Proteica Multilocular (MPE), el mapeo cariotípico y
el estudio de grupos sanguíneos. Otro criterio utilizado es el polimorfismo
enzimático de 6 Fosfo Gluconato Deshidrogenasa (6PGD), que es monomórfica en
las poblaciones europeas y dimórfica en las razas de cerdo mejoradas (Randi 1995).
El estudio de los loci enzimáticos puede dar a conocer el origen genético de algunas
poblaciones de cerdo asilvestrado y detectar el cruzamiento de cerdos y jabalíes.
Concretamente el locus 6PGD es un marcador de hibridación que ha sido utilizado
con éxito en los jabalíes sardos para diferenciar las formas silvestres de las
domésticas asilvestradas (Randi et al. 1989).
Finalmente Randi (1995) ha definido dos objetivos para estudiar la filogenia de
los Súidos. En primer lugar identificar ADN mitocondrial con baja tasa de evolución
para construir modelos evolutivos, ya que se trata de ADN haploide, que no se
recombina y procede de la herencia genética materna. En segundo lugar propone
identificar ADN hipervariable para describir la variabilidad genética entre poblaciones
cercanas y dentro de las mismas poblaciones.
MORFOLOGÍA
El jabalí adulto muestra una característica morfología corporal que alcanza la
máxima altura en la región de las extremidades anteriores. El cuello es poco aparente,
las orejas son pequeñas y se mantienen erguidas -a diferencia de las del cerdo
doméstico que son mayores y tienden a caer hacía adelante- y las extremidades
finalizan en cuatro dedos protegidos por pezuñas, como es característico entre los
artiodáctilos.
El tamaño es variable, dependiendo de la latitud y del alimento disponible;
en condiciones naturales, sin suplementación alimentaria artificial, los machos
llegan a superar los 100 kg de peso in vivo en diversas poblaciones europeas



(Briedermann 1970), aunque en otras apenas superan los 70 (Garzón 1991). Las
hembras poseen entre el 88,5 y el 95,3% de la longitud condilobasal de los machos
en algunas poblaciones y alrededor del 80% del peso corporal. En Europa se
aprecia que la corpulencia aumenta a medida que nos dirigimos hacía el Este, observando
los menores tamaños en el sur de la Península Ibérica y los máximos en la
región de los Cárpatos, donde los machos adultos alcanzan pesos superiores a 300
kg (Baettig 1981, Groves 1981). Estas diferencias representan adaptaciones a la temperatura,
clima y abundancia de recursos, mostrando un claro cumplimiento de la
regla de Bergmann.
La dentición decídua muestra la siguiente composición 3.1.3.0/3.1.1.0 mientras
que la definitiva está integrada por 22 piezas: 3.1.4.3/3.1.4.3. Los caninos son
uno de los elementos más característicos de la especie, y su crecimiento no se detiene
hasta alcanzar los 10 años de edad (Brandt 1965 en Dardaillon 1984). Los superiores
se van arqueando progresivamente hacia arriba hasta encajarse en la parte
posterior del hocico en los viejos machos. Su roce continuado con los caninos
inferiores produce ángulos cortantes que junto con su aguda punta, permiten que
constituyan una importante defensa, además de facilitar el marcaje de árboles y
participar activamente en la lucha de los machos por conseguir hembras en la época
de celo.
La especie muestra un marcado dimorfismo sexual, presentando los machos
mayores dimensiones que las hembras, además de otros caracteres secundarios
diferenciales como la presencia de caninos de mayores dimensiones, piel más gruesa
y dura alrededor de la espalda, formando una coraza que evita que se produzcan
lesiones importantes durante los combates de la época de celo, crin dorsal más
desarrollada y presencia de un pincel de pelos que señala el emplazamiento del
pene. Es de destacar el gran desarrollo que alcanzan los testículos y que pudiera ser
indicativo de que en esta especie se de algún tipo de competencia espermática. En
verano también son conspicuas las mamas de las hembras adultas que se encuentran
en número de cuatro a seis pares.
El pelaje típico de los ejemplares adultos muestra una coloración de tonos pardos
con las extremidades y orejas más oscuras, prácticamente negras, y con pelo grisáceo
en la cabeza y especialmente alrededor del hocico. En algunas poblaciones se observan
individuos con una variedad de pelaje claro, de color ocre o gris, que está asociada a
una mutación recesiva que no debe confundirse con albinismo. En el noroeste de
Francia esta variedad está presente en el 25% de los individuos (Mauget 19809 y
también se ha detectado en el noroeste de la península. La crin dorsal es característica
de la especie y se eriza en momentos de tensión y cuando se producen interacciones
agonísticas, dándole al animal un aspecto de mayor corpulencia y fiereza. Está



presente tanto en machos como en hembras, aunque adquiere mayor desarrollo en
los primeros y la constituyen pelos terminados en diversas puntas y que son de mayor
longitud y grosor que los del resto del cuerpo.
En nuestras latitudes presenta dos tipos de pelaje a lo largo del año: el estival,
corto y poco denso, y el invernal, con pelo largo en la capa más superficial y una
espesa capa de pelo lanoso más corto debajo (borra). Otra característica destacada
del pelaje de los jabalíes es su variación en función de la edad. Al nacer, y hasta los
5-6 meses, los rayones (denominados también jabatos) presentan una coloración
pardo rojiza o amarillenta con 11 líneas longitudinales más oscuras en los flancos.
Posteriormente mudan el pelaje pasando a tener una coloración uniforme rojiza, y
denominándose en este período, bermejos, hasta que en la siguiente muda que
acontece entre los 10-12 meses, adquieren los tonos de pelaje característicos del
jabalí adulto.
El sentido que posee un mayor grado de desarrollo es el olfato, que tiene una
gran importancia en la exploración del medio y en la comunicación intraespecífica,
así como en la función defensiva, ya que en gran medida los peligros se detectan
con este sentido. Los jabalíes poseen diversos tipos de glándulas con función
comunicativa (Bouldoire y Vassant 1989):
- Las carpianas, situadas en las patas anteriores. Producen una secreción más o
menos continua que deja un olor característico de cada animal entre la vegetación
por la que se desplazan.
- La glándula prepucial de los machos.
- Las glándulas lacrimales, que en el caso de las hembras aporta también información
sobre su estado reproductivo.
- La glándula mentoniana.
El segundo sentido en importancia es el oído, que permite la detección de las
expresiones vocales de los distintos individuos. Por último la vista es el sentido menos
desarrollado, particularmente a larga distancia.
BIOLOGÍA REPRODUCTIVA
Esta prolífica especie sustenta su elevada capacidad reproductora en tres factores:
la precocidad a la que alcanza la madurez sexual, su gestación relativamente
corta, y la elevada media de crías por camada.
Después de un período de gestación de unos 120 días -parámetro observado
en distintas poblaciones entre las cuales se cuenta una población Ibérica (Vericad
1983)- nacen las crías completamente cubiertas de pelo y con las capacidades locomotoras
y de exploración del medio plenamente desarrolladas.


bueno podría estar poniendo información para cansaros, pero de momento esto, si queréis mas lo decís. un saludo
« Última modificación: Marzo 15, 2014, 12:39:56 am por VIEJETE »
solo me gustaría saber lo que no se

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    • Viste Caza
Re:jabali
« Respuesta #1 en: Marzo 09, 2014, 03:35:45 pm »
Por mi puedes seguir, que creo que no viene nada mal ;)
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Re:jabali
« Respuesta #2 en: Marzo 09, 2014, 07:05:53 pm »
hay esta a tu petición.

las hembras paren en encames constituidos por pequeñas excavaciones recubiertas
de materiales herbáceos o leñosos que garantizan un cierto aislamiento térmico,
además de una cierta protección y la cohesión del grupo durante los primeros quince
días de vida de los rayones. Estos nidales son abandonados a los pocos días del
nacimiento cuando la hembra y sus crías inician sus desplazamientos y, con frecuencia,
se reincorporan al grupo matriarcal al que pertenecía la hembra, ya con
las relaciones filiativas plenamente consolidadas.
Los jóvenes machos alcanzan la pubertad hacía los 10 meses (Mauget y Pepin
1985), aunque hasta que no alcanzan los 2 años de vida no se encuentran verdaderamente
en disposición de competir por las hembras adultas, mientras que las hembras
en condiciones de buena disponibilidad de alimento pueden incorporarse al
efectivo reproductor entre los 8 y los 10 meses (Oloff 1951, Briedermann 1971). En
Extremadura y Cataluña se han observado casos excepcionales en los que la gestación
se inició entre los 6 y 8 meses, aunque el 95% de las hembras gestantes supera
el año de vida (Garzón 1991, Rosell 1998). El peso es un factor clave para desencadenar
la actividad reproductora, y en diversas poblaciones de la península
(Fernández-Llario et al. 1998, Rosell 1998) se ha observado que para ello es necesario
que la hembra alcance un peso mínimo de 30 kg.
La tasa de ovulación muestra en España medias comprendidas entre 4,4 y 5,9
cuerpos luteos por estro, mientras que la media de fetos por camada muestra un
mínimo de 3,3 en el Pirineo aragonés y un máximo de 4,2 en Burgos (ver tabla 2).
Las diferencias observadas en la productividad de las hembras se atribuyen a la
calidad de los hábitats y, en especial, a la disponibilidad de alimento que sería óptima
en las poblaciones centroeuropeas donde se alcanzan medias de 5,3 fetos por
camada. Concretamente, la disponibilidad de bellota y otros frutos forestales tiene
una influencia muy notable en la reproducción del jabalí, y se ha observado que en
los años de mayor producción aumentan significativamente tanto el porcentaje de
hembras gestantes, como la tasa de ovulación y la media de fetos por camada
(Matscke 1964, Aumaitre et al. 1984, Abaigar 1990, Rosell 1998). De la misma manera,
también se ha podido constatar que en las épocas de sequía, el porcentaje de
hembras que cría es menor debido a que únicamente lo hacen las hembras lideres
de los grupos matriarcales, siendo por lo tanto este valor cercano al 20% de la población
de hembras adultas (Fernández-Llario y Carranza 2000).
Otro aspecto a tener en cuenta es el reparto del esfuerzo reproductivo que realizan
las jabalinas dentro de la camada. Reciente se ha podido comprobar que en la
mayor parte de las camadas, el mayor peso al nacimiento corresponde a una cría
macho, lo cual pudiera tener unas importantes consecuencias adaptativas debido
a que esta variable es determinante a la hora de asegurar la supervivencia de la cría

en ambientes desfavorables. Además, el hecho de que el jabalí sea una especie
poligínica hace pensar que esta preferencia por una cría macho pudiera tener repercusiones
a la hora de asegurar un mayor numero de descendientes en una segunda
generación (Fernández-Llario et al. 1999).
TABLA 2
Media de los parámetros reproductores obtenidos en distintas poblaciones de jabalí en Europa
La mortalidad durante el parto y en los primeros meses de vida es muy variable
entre distintas poblaciones, reduciéndose el tamaño de camada hasta alcanzar una
media de 3,5 rayones por hembra. Entre las principales causas de mortalidad durante
los primeros meses de vida destacan la hipotermia debida a rigores meteorológicos
(cuando nacen los pequeños no tienen una regulación térmica efectiva debido
principalmente a la falta de grasa subcutánea y la escasez de glucosa sanguínea),
enfermedades víricas o bacterianas (al nacimiento también presentan una ausencia
casi absoluta de anticuerpos maternos producto de la escasa permeabilidad a estas
sustancias de la placenta) y la predación, aunque en poblaciones mediterráneas
también las fuertes sequías producen una elevada mortalidad de jóvenes,
LOCALIDAD
TASA DE
OVULACIÓN
FETOS/
CAMADA
CRÍAS/
CAMADA REFERENCIA
Andalucía (Almería) 5,9 4,1 Abaigar 1992
Andalucía (Doñana) 3,1 Fernández-Llario y Carranza 2000
Aragón (Pirineos) 3,3 Vericad 1983
Castilla y León (Burgos) 4,2 Saez-Royuela 1987
Cataluña (Girona) 4,7 3,8 3,5 Rosell 1998
Extremadura (Monfragüe) 4,4 3,9 3,5 Garzón 1991
Extremadura 3,6
Fernández-Llario y Mateos-
Quesada 1998
Alemania 5,3 Briedermann 1976
Alemania 5,3 Stubbe y Stubbe, 1977
Francia 5,3 4,6 Mauget 1982
Francia 5,2 4,5 Aumaitre et al 1982
Francia 4,7 4,4 4,0 Dardaillon 1984
Italia 5,0 Boitani et al 1995
Italia 2,2-4,4 Massei et al 1996
Polonia 5,2 Dziecilowski 1991
Suiza 4,8 Moretti 1995

probablemente a causa de la insuficiente producción de leche que provoca en las
hembras la dificultad de conseguir alimento (Massei et al. 1997).
La fenología reproductora muestra una actividad sexual cíclica, marcada por
un período de anoestro estival y un posterior reinicio de actividad del ovario con
ciclos de 21 días. En muchas poblaciones se registra un período de celo principal en
otoño, entre septiembre y diciembre, y el consecuente período de nacimientos que
se extiende entre enero y abril. Se ha indicado también la existencia de un segundo
período de partos en verano (Mauget 1980), que afectaría fundamentalmente a las
hembras de más edad, mejor condición física o a las que han perdido la camada y
han vuelto a quedar preñadas. No obstante este patrón bimodal está siendo cuestionado
y otros autores tienden a considerar que además del período principal de
nacimientos, se pueden producir partos prácticamente durante todo el año (Durio
et al. 1995, Maillard y Fournier 2000). Cabe destacar también, que el momento concreto
de reinicio de la actividad sexual, después del periodo de anoestro estival,
está condicionado por factores ambientales, entre los que destaca la disponibilidad
de alimento (Mauget 1980). En el cuadrante suroccidental de la península se
ha observado que un aporte artificial de alimento en verano acarrea el adelanto de
la actividad reproductiva (Fernández-Llario y Mateos-Quesada 1998).
DEMOGRAFÍA
La longevidad del jabalí en condiciones naturales alcanza los 13 años (Brandt
1961), aunque en las poblaciones ibéricas el máximo observado es de 11 años
(Herrero 1996). No obstante, las poblaciones de jabalí están básicamente compuestas
por individuos mucho más jóvenes; concretamente en la Península Ibérica
(y teniendo en cuenta tanto zonas donde las poblaciones están dentro de
Espacios Naturales Protegidas en los que no se caza como zonas de tradición cinegética),
al igual que en el resto de poblaciones estudiadas en Europa, entre el
62 y el 79% de individuos no supera los 2 años de edad (Sáez-Royuela 1987, Abaigar
1990, Garzón 1991, Fernández-Llario 1996, Rosell 1998). En la mayor parte de los
casos la proporción de sexos no difiere significativamente de la esperada (1:1) en
ninguna clase de edad, salvo en la de los individuos de más edad en donde suelen
predominar las hembras.
La dificultad de realizar observaciones directas de jabalíes en la mayor parte
de su ámbito de distribución, plantea notorios problemas para la realización de
censos. Los datos de densidad que se facilitan en la tabla 3 para las poblaciones
ibéricas, son estimas realizadas a partir de datos obtenidos durante la actividad
cinegética. En España la caza del jabalí se basa principalmente en la realización de

batidas o monterías en las que se rastrea a los animales con la ayuda de perros
adiestrados facilitando la detección de los individuos que se encuentran en una
zona; por ello los datos registrados en las batidas, adecuadamente tratados, permiten
realizar estimas u obtener indicadores de densidad de las poblaciones.
TABLA 3
Densidad de jabalí en distintas poblaciones europeas
La densidad de las poblaciones de jabalí es muy variable (véase tabla 3) y
actualmente en regiones como Cataluña conviven núcleos con densidades inferiores
a 2 individuos/100 ha (en Ports de Tortosa Besseit, en Tarragona) con otras
en las que se ha estimado una densidad superior a 12 individuos/100 ha (en el
sector del Alt Empordà en Girona). Además, una misma población puede mostrar
intensas fluctuaciones interanuales, condicionadas especialmente por la disponibilidad
de alimento que influye notablemente en la productividad de la población.
El evidente carácter adaptativo de esta especie se aprecia en el ajuste de
densidades de jabalíes ante las diferentes ofertas del medio, así en la tabla 4 podemos
observar cómo una población no sometida a presión cinegética y en donde
no hay impedimentos físicos de desplazamientos, los jabalíes alcanzan densidades
muy elevadas (próximas a los 10 individuos/100ha) en los lugares donde la
LOCALIDAD
DENSIDAD
(individuos/100ha) REFERENCIA
España (Aragón) 2,8 - 4,2 Herrero et al 1995
España (Castilla y León, Burgos) 1,9 – 4,2 Tellería & Saez-Royuela 1986
España (Castilla y León, León) 1,7 – 11,4 Purroy et al 1988
España (Cataluña, Garrotxa) 3,6 – 8,5 Rosell, 1998
España (Cataluña, Alt Empordà) 7 - 12,5 Rosell, datos inéditos
España (Extremadura) 3 Garzón 1991
España (Navarra) 2,6 – 3,0 Leránoz & Castien 1996
Bielorrusia 1,8 Okarma 1995
Francia 2 – 2,8 Spitz et al 1984
Francia 1 – 2,9 Dardaillon 1984
Italia 3,0-9,3 Mattioli 1995
Italia 1,4 – 1,7 Marsan 1995
Polonia 3,5 Jedrzejewski et al 1997
Polonia 2,0 Pucek et al 1975
Polonia 2,0 – 10,0 Andrezejewski y Jezierski 1978

oferta alimentaria es más alta. Justo lo contrario se observa en lugares donde el
alimento es más escaso y disperso como son las zonas de matorral.
TABLA 4
Densidad de la poblacion de jabalíes en los cuatro ecosistemas principales definidos en el
Parque Nacional de Doñana (Fernández-Llario 1996)
Tan notables son las variaciones que se producen en los parámetros
reproductores y en la densidad de población, que algunos autores han atribuido
al jabalí una dinámica demográfica más parecida a los micromamíferos que al
resto de ungulados (Spitz y Bourliere 1975), ya que muestra una estrategia
ecológica de la r: elevado potencial reproductivo, elevada mortalidad, capacidad
para recuperarse de crisis poblacionales, elevados crecimientos demográficos
anuales, etc.
Algunos factores de mortalidad como la caza o la predación (básicamente causada
por el lobo, Canis lupus, aunque también las grandes rapaces pueden capturar
rayones) pueden contribuir a frenar el crecimiento poblacional, aunque la incidencia
del segundo factor no parece ser muy relevante en el contexto ibérico. La
actividad cinegética en cambio es responsable de la alta tasa de renovación de las
poblaciones (Gaillard et al. 1987) y es actualmente el factor de mortalidad más relevante,
afectando anualmente entre el 30 y el 40% del efectivo poblacional en la
mayoría de poblaciones ibéricas (ver recopilación en Rosell 1998). Otros factores
de mortalidad son los ahogamientos en canales, o los atropellos en carreteras pero
su incidencia demográfica es en general, irrelevante. También cabe destacar como
factor de riesgo la elevada vulnerabilidad frente a epizoótias que muestran las poblaciones
que mantienen altas densidades de población e incluso se ha constatado
en poblaciones de Cataluña el efecto de control poblacional que pueden ejercer
algunas enfermedades infecciosas como la parvovirosi que afectan la reproducción
(Rosell y Fernández de Luco, datos inéditos).
En general la tendencia demográfica de las poblaciones ibéricas en las últimas
décadas, muestra - al igual que en el resto de Europa- un fuerte incremento demográfico,
en paralelo a su expansión geográfica. Este efecto se ha puesto de manifiesto
en distintas poblaciones de la península (Vericad y Abaigar 1984, Tellería y Sáez-
Royuela 1985, Abaigar 1992, Sáenz de Buruaga 1995, Léranoz y Castién 1996, Rosell
et al. 1998), evidenciando que durante la primera mitad del siglo XX el jabalí era un
ECOSISTEMA Ecotono Matorral Bosque pinos Marisma
Densidad
(Ind/100Ha) 9,4 1,4 7,9 2,4

animal escaso, confinado a ambientes montanos, y que la expansión se inició a
partir de los sesenta, intensificándose de manera notoria en la última década. En
España se atribuyen como principales causas de la expansión, los cambios socioeconómicos
que han comportado el progresivo despoblamiento rural y el abandono
de actividades tradicionales (Tellería y Sáez-Royuela 1985); ello ha ocasionado
un importante aumento de las superficies de matorral y bosques, y la regresión de
actividades como el aprovechamiento del sotobosque como pasto o la obtención
de carbón, facilitando al jabalí extensas superficies de refugios con baja perturbación
humana y con un elevado potencial de producción de alimento. En otros países
como Polonia y Suiza se ha atribuido la expansión del jabalí al incremento de
superficies agrícolas y en especial, a los cultivos de maíz (Baettig 1980, Fruzinski
1995, Neet 1995) y a la disminución del numero de inviernos rigurosos (Schley 2000).
En definitiva, son la plasticidad ecológica de la especie, junto con su elevado
potencial reproductor, las bases sobre las que se sustenta su capacidad de aprovechar
los cambios favorables en sus hábitats, y responder con rapidez incrementando
efectivos y expandiendo su área de distribución.
ALIMENTACIÓN
De hábitos oportunistas y generalistas, el jabalí tiene tendencia a alimentarse
de pocos elementos (estenofagia) abundantes, digeribles y nutritivos. Esto unido a
su gran plasticidad ecológica, permite que utilice fuentes de alimento de lo más
diversas en función de su disponibilidad. No obstante, la dieta de este súido - estudiada
casi siempre a partir del análisis de contenidos gástricos o de las heces - está
compuesta mayoritariamente por material de origen vegetal y por tanto, tiene un
claro papel de consumidor primario (Groot Bruinderink et al. 1994). Se advierte
también una elevada frecuencia de ingestión de materia animal que, si bien es
cuantitativamente poco significativa, parece constituir un complemento nutricional
indispensable (Mackin 1970, Genov 1981).
La diversidad de especies consumidas es muy notoria y con una extrema variación
entre las distintas zonas de estudio, adaptándose a las posibilidades que
ofrece cada medio. Como denominador común se advierte, en poblaciones establecidas
en ambientes forestales, que durante el otoño dominan claramente las
bellotas, castañas y hayucos. No existe actualmente un consenso claro respecto
al papel del jabalí como agente dispersor de semillas; en estudios realizados en
Asia se ha observado la germinación de un importante número de diásporas a
partir de excrementos de jabalí (Middleton y Mason 1992) mientras que otras investigaciones
realizadas en Europa lo caracterizan más bien como un predador

de semillas (Genard y Lescourret 1985). Aún así, se reconoce la importante acción
de la especie en la dispersión de esporas de hongos hipogeos (Genard et al. 1986).
Por otra parte, y en relación con el consumo de especies animales, el jabalí se
comporta como un perfecto oportunista, encontrándose en los contenidos estomacales
diversos tipos de invertebrados terrestres o acuáticos (larvas de tipúlidos,
cangrejos de río, etc.) y un extenso número de especies de vertebrados entre los
que destacan los anfibios y micromamíferos. En algunas zonas de España se apunta
al jabalí como uno de los factores causantes de la regresión de aves que nidifican
en el suelo, y que en algunos casos son especies en regresión como el urogallo (Tetrao
urogallus) o la perdiz pardilla (Perdix perdix hispaniensis); no obstante, no se dispone
de estudios que permitan corroborar con certeza esta afirmación.
En relación con los hábitos alimentarios de la especie, destaca también el
efecto de las hozaduras que realiza este ungulado para obtener alimento hipogeo.
Algunos autores indican como consecuencias de esta acción, el incremento
de la erosión y la disminución de especies de bulbosas especialmente apetentes ,
y también registran efectos negativos sobre comunidades de microartrópodos del
suelo (e.g. Howe y Power 1976, Onipchenko y Golikov 1996, Vtorov 1993); otros
autores en cambio indican los beneficios de las hozaduras al favorecer la
germinación de determinadas semillas e incrementar la diversidad de condiciones
y la expansión de especies vegetales adaptadas a las fases iniciales de la sucesión
(Grimal 1987).
HÁBITAT, COMPORTAMIENTO Y USO DEL ESPACIO
El jabalí se considera el paradigma de lo agreste y lo forestal, pero su expansión
en las últimas décadas ha permitido apreciar que, en realidad, se trata de una especie
ubiquista, capaz de colonizar todo tipo de ambientes. Actualmente se encuentran
densas poblaciones tanto en marismas situadas junto al mar como en ambientes
dominados por bosques o matorrales de todo tipo, y se encuentran indicios
de su actividad incluso en prados subalpinos por encima de los 2.400 m snm, donde
pueden apreciarse sus hozaduras en algunos períodos del año.
Pero la extrema capacidad de adaptación del jabalí se manifiesta también en
su alto grado de tolerancia a la presión humana, que le permite obtener alimento
en ambientes de cultivo altamente humanizados e incluso establecerse en la periferia
de áreas urbanas. En los últimos años en algunas zonas, y especialmente en
las comarcas de Girona, donde la especie muestra una elevada densidad, se han
podido observar jabalíes hozando en campos de golf o buscando al atardecer en las
playas los restos de comida abandonados por los bañistas.

solo me gustaría saber lo que no se

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    • Antonio J. García
Re:jabali
« Respuesta #3 en: Marzo 13, 2014, 12:11:39 pm »
Buen trabajo de recopilación Viejete... ;). Gracias por compartirlo.
"Cuando se comparte una cosa, normalmente su valor se divide, sin embargo cuando se comparte conocimiento su valor siempre se multiplica"

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Re:jabali
« Respuesta #4 en: Marzo 13, 2014, 06:26:19 pm »
gracias a ti o a vosotros, claro.
pero todavia hay mas lo que pasa es que no he tenido tiempo.
solo me gustaría saber lo que no se

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Re:jabali
« Respuesta #5 en: Marzo 13, 2014, 06:32:26 pm »
hay va mas:

La estructura social de las poblaciones de jabalí tiene como unidad básica el
grupo matriarcal que se compone de una o diversas hembras acompañadas de sus
jóvenes. En el seno de estos núcleos, liderados normalmente por la hembra de mayor
o rango social, se establece una red de interrelaciones que facilitan el desarrollo del
proceso de aprendizaje de complejas estrategias individuales y colectivas (Teillaud
1986). Los estrechos vínculos que se establecen entre los integrantes de estos grupos
se ponen de manifiesto en fenómenos como la adopción de camadas, en caso
de muerte de la madre, por parte de otra hembra integrante del grupo (Delcroix et
al. 1985, Janeau et al. 1988).
Además de estos núcleos básicos se constituyen también agregaciones de jóvenes
machos que abandonan sus grupos matriarcales por la presión de machos
adultos, solitarios durante la mayor parte del año, pero que se acercan a los grupos
de hembras y crías durante el período de celo. Las épocas en las que se produce un
mayor número de cópulas y de partos, con los consecuentes combates entre machos,
son los que muestran un mayor dinamismo en la estructura social de las poblaciones,
observándose en estos períodos una gran variabilidad en la composición
de los grupos.
El tamaño medio del grupo se sitúa en la mayor parte de las poblaciones entre
3 y 5 individuos (Braza y Alvarez, 1989, Fernández-Llario et al. 1996), observándose
en el sur de Francia y el nordeste ibérico, una mayor agregación en el período otoñal
(Dardaillon 1984, Rosell 1998) que puede ser debida a la disminución de la competencia
ya que ésta es la época de mayor oferta trófica. En la población de Doñana
en cambio, los mayores tamaños de grupo se observan en primavera y no se aprecian
diferencias significativas entre distintos ambientes (Fenández-Llario et al. 1996).
En la mayor parte de poblaciones, el jabalí presenta preferentemente actividad
crepuscular y nocturna (e.g. Mauget y Sempere 1978, Singer et al. 1981, Janeau y
Spitz 1984), aunque cuando la perturbación humana es baja se aprecia también
actividad en pleno día (Van Vuren 1984, Cugnasse et al. 1987), como ocurre en los
espacios protegidos (Fernández-Llario, 1996). El patrón más habitual de uso del
área de campeo se caracteriza por la existencia de zonas centrales de ocupación
frecuente donde construyen sus camas de descanso, y de sectores periféricos que
utilizan más esporádicamente y que varían en función de la localización de los recursos
alimentarios (Boitani et al. 1994). En general se considera que el uso del espacio
está modulado por dos factores principales, la disponibilidad de alimento -
que comporta continuos reajustes de las zonas más frecuentadas para adaptarse a
los puntos de mayor oferta trófica- y la reproducción, que comporta fenómenos
como la reducción del área de actividad de las hembras permaneciendo durante la
época de partos en las zonas que ofrecen mayor seguridad (Mauget 1981).

El seguimiento telemétrico de individuos adultos en poblaciones del sur de
Francia (no se dispone de estos datos para las poblaciones españolas aunque hay
en curso una tesis doctoral que analiza este aspecto en Portugal) ha permitido establecer
que la superficie del área de campeo anual en el caso de los machos es de
unas 12.000 a 15.000 ha, reduciéndose hasta las 6.000 ha en las hembras (Janeau y
Spitz 1984). La mayor parte de individuos muestran hábitos sedentarios, contrariamente
a las creencias populares que atribuyen al jabalí extensos desplazamientos y
un acentuado nomadismo. En los estudios realizados mediante técnicas de captura,
marcaje y recaptura, se observa que entre el 75 y el 90% de los individuos capturados
se recaptura en un radio inferior a 10 km (Boisaubert y Klein 1984, Spitz et al.
1984); aún así, esporádicamente se han observado dispersiones que alcanzan los
250 km (Andrezejewski y Jezierski 1978, Boisaubert y Klein 1984).
Ante las dificultades que presenta la observación directa del jabalí, la facilidad
de detección de sus indicios de presencia es muy notable. Además de las huellas y
excrementos, este animal imprime en el entorno numerosos y aparentes rastros
que identifican actividades de alimentación, confort o de comunicación
intraespecífica, y entre los cuales destacan los siguientes:
Bañeras o bañas.- Se trata de zonas en las que los jabalíes acuden a impregnarse
el pelaje de barro y que se reconocen por la impresión del cuerpo del animal
y de su pelaje que acostumbran a quedar claramente marcados. Algunas
bañeras se localizan en pistas forestales, en los márgenes de riachuelos o lagunas
o en cualquier lugar con presencia de barro; en ocasiones estos puntos constituyen
pequeñas excavaciones que son utilizadas año tras año con extrema constancia
y por diversos individuos (Rosell 1998). Se considera que estos baños tienen
como función la eliminación de ectoparásitos que quedan retenidos entre
el barro que se seca y se desprenden cuando el animal se rasca en un árbol o
superficie dura. No obstante, Belden y Pelton (1976) también les atribuyen una
función de termorregulación, lo que explicaria la predileccion a seleccionar lugares
arcillosos para establecer las bañas, ya que los jabalíes carecen de glándulas
sudoríparas. Finalmente, recientemente se ha planteado otra hipostesis basada
en adjudicar a las bañas un papel en la funcion sexual de los machos adultos
en la época de celo. La presencia de individuos de esta clase de edad y sexo
con barro en su pelaje en los meses otoñales, propios del celo, hacen sospechar
una función ligada a este cometido (Fernández-Llario, en prep.).
Árboles marcados y frotados.- Los troncos de árboles y arbustos pueden mostrar
dos tipos de indicios; por una parte, marcas realizadas por el cuerpo del

animal al rascarse, y por otra, incisiones realizadas con los caninos. Los árboles
que se utilizan como frotaderos presentan la corteza lisa y cubierta de una fina
capa de barro; distintas especies se usan para esta actividad, pero con frecuencia
son las coníferas como las especies de pinos (Pinus sp) o el abeto de Douglas
(Ptseudotsuga menziensii) los más utilizados (Rosell 1998) y también se ha observado
la atracción que ejercen determinadas esencias si se untan en las cortezas,
planteándose la hipótesis de que la presencia de resina pueda ejercer una
atracción por un efecto de repulsión de parásitos (Bavoux 1981, Sardin y
Cargnelutti 1987). Por lo que respecta a los árboles con incisiones, parece ser
que son los machos los que con más frecuencia realizan esta actividad y que
durante la época de celo tienden a incrementarla y depositan pequeñas cantidades
de saliva que contiene fuertes dosis de androsterona (Shorey 1976). Esta
observación refuerza la hipótesis de que las incisiones en los árboles son un
soporte de mensajes de carácter sexual, territorial o jerárquico (Beurle 1975,
Sardin y Cargnelutti 1987).
Hozaduras.- Se trata de suelos removidos por el jabalí mediante la jeta con
la finalidad de extraer alimentos hipógeos (larvas de insectos, raíces, bulbos,
etc.). Su extensión es muy variable, pudiendo constituir pequeñas superficies
esparcidas a lo largo de pistas forestales o riachuelos o extensas zonas de prados
o sotobosques con los suelos completamente removidos, con un efecto
parecido al labrado. Se ha observado una predilección a realizar hozaduras en
las proximidades de determinadas especies vegetales como raíces de pinos,
cardos, helechos, etc.
Camas.- Las de uso diario son pequeñas depresiones o rascaduras del terreno.
Pueden también ser sobre hojas o ramas y estar agregadas si han sido utilizadas
por grupos de hembras con crías. Las de parto son más elaboradas; las
jabalinas parten ramas, pequeños arbustos o helechos y los apiladan para ofrecer
protección a los jabatos durante los primeros días de vida, ejerciendo una
importante función de reagrupamiento del grupo familiar.
Pelos en las vallas de separación de fincas.- Este rastro es muy utilizado
para valorar la utilización del terreno que está realizando en cada momento
en las grandes fincas dedicadas a la explotación cinegética de caza mayor. La
frecuente utilización de determinados pasos asegura un rápido diagnóstico
de la situación.

PATOLOGÍA
Los parásitos más importantes desde el punto de vista patológico y
epidemiológico son los estróngilos pulmonares pertenecientes al género
Metaestrongylus. Estos pueden causar la muerte de los animales, particularmente
de los más jóvenes, y su nivel de infestación es aparentemente independiente de la
densidad poblacional. No así los endoparásitos gástricos, que sí dependen directamente
de ésta. Los ectoparásitos –garrapatas, Ixodes sp. y Dermacentor sp.-, no poseen
una elevada patogenicidad. Por último la sarna sarcóptica, Sarcoptes scaibiei,
posee cierta relevancia en cautividad.
La triquina, Trichinella sp., es un enfermedad que infesta al jabalí con unas
tasas de prevalencia inferiores al 1%. Su capacidad para producir en los humanos
graves trastornos digestivos y problemas crónicos derivados, al consumir carne de
porcino poco cocida, es el motivo por el que se lleva a cabo un control sanitario
obligatorio en muchas regiones de España.
Las enfermedades infecciosas más relevantes detectadas en Francia son:
coccidios como Eimeria, con elevadas tasas de infestación, Toxoplasma gondii,
Pasterella multocida y diversos virus (Gerard et al. 1991).
En cuanto al papel epidemiológico que podría jugar el jabalí en la transmisión
y reservorio de diversas enfermedades infecciosas, como por ejemplo la peste
porcina africana y la peste porcina clásica, los casos detectados son muy escasos.
IMPACTO DE LA ESPECIE Y MEDIDAS DE CONSERVACIÓN
El jabalí es una especie cinegética cuya caza está fuertemente arraigada en las
zonas rurales. La expansión de sus poblaciones ha permitido un notable incremento
de capturas, pero además, ha comportado diversos conflictos de carácter económico
y social.
La especie ocasiona daños a las zonas agrícolas, con especial preferencia por
los maizales, aunque una amplia diversidad de cultivos como cereales, forrajes o
frutales, también sufren sus efectos. Incluso los pastos de montaña se ven afectados
cuando las hozaduras inciden sobre grandes superficies. A este problema ya
clásico, que conlleva los consecuentes conflictos para determinar quién debe hacerse
cargo del importe de estos daños, se le han añadido recientemente otros
problemas de carácter social. Su capacidad de tolerar la presencia humana le permite
establecerse en los alrededores de núcleos urbanos, y no son raras, las ocasiones
en las que grupos de jabalíes han debido ser abatidos o capturados en calles
de pueblos y ciudades, puertos e incluso en un parque urbano de Barcelona.

seguira:
solo me gustaría saber lo que no se

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Re:jabali
« Respuesta #6 en: Marzo 15, 2014, 12:46:53 am »
Las mismas características y habilidades que propiciaron la domesticación de la
especie están facilitando ahora este comportamiento oportunista que altera su
carácter salvaje.
Otro problema que se ha intensificado de manera notoria son las colisiones de
jabalíes con vehículos en las carreteras. Se trata de una de las especies que más
aparecen implicadas en los accidentes (Pulido 1999) causando importantes problemas
de seguridad vial en algunos tramos de las vías de transporte, en los que
estos cruzan rutas de desplazamiento habitual de jabalíes. La construcción de pasos
de fauna adecuados, combinados con vallados perimetrales permiten reducir
estos impactos (Vassant et al. 1993).
Existe también un impacto indirecto sobre especies amenazadas de extinción
como el oso pardo (Ursus arctos). Las batidas o los lazos colocados para capturar
jabalíes en zonas oseras han causado la muerte de diversos plantígrados en los últimos
años, constituyendo uno de los principales motivos de mortalidad de esta especie
catalogada.
Considerando los conflictos que genera, parece que el jabalí no requiere actualmente
medidas de conservación, sino que más bien corre el riesgo de acabar
siendo considerado una especie plaga en muchas de las zonas de su área de distribución
peninsular y también en el Norte de África. No obstante, existen aspectos
que requieren atención. Se aprecia una evidente contradicción entre las dinámicas
expansivas de la especie y la proliferación de granjas destinadas a la cría de
jabalíes que luego son empleados para ser liberados en lugares destinados a la
actividad cinegética en algunas regiones de España. También es de destacar el
aumento de los denominados cercones (superficies que no suelen sobrepasar las
500 ha) creadas con fines cinegéticos y donde los jabalíes se mantienen de una
forma artificial en densidades que superan los 50 individuos/100 ha; si bien desde
el punto de vista de conservación de la especie no existe un riesgo destacable,
no cabe duda de que la ética y la conservación de las características etológicas
naturales de la especie se ven amenazadas. Y para finalizar, habría que destacar
también el aumento de cruces de jabalíes con su variedad doméstica, es decir, el
cerdo. El aumento del peso y sobre todo el incremento que se produce en sus
tamaños de camada está favoreciendo que en determinadas zonas esta práctica
empiece a ser habitual, aunque en algunas regiones, como en Cataluña, se ha
prohibido expresamente la suelta tanto de jabalíes como de cruces de jabalí y
cerdo. Sin duda alguna, se trata de una práctica a erradicar tanto por los riesgos
sanitarios que conlleva, como para preservar las características biológicas y
ecológicas de las poblaciones salvajes.

AGRADECIMIENTOS
Los distintos trabajos realizados en Aragón y Cataluña han sido financiados por los respectivos
Departamentos de Medio Ambiente y se enmarcan en sendos programas de seguimiento. Agradecemos
la participación de los técnicos y los guardas adscritos a los citados organismos, así como a los grupos de
cazadores que han recopilado los datos de batidas y han permitido la recogida de muestras biológicas
de los ejemplares capturados.
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solo me gustaría saber lo que no se

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Y  FINNNN.
solo me gustaría saber lo que no se

 

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