Esperas al Jabalí


NO ERA MI DÍA.

Autor Tema: NO ERA MI DÍA.  (Leído 3792 veces)

LOBACO

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NO ERA MI DÍA.
« en: Diciembre 23, 2014, 06:59:31 pm »
Entonces, en mitad del desaliento no era capaz de discernir si debía seguir luchando o abandonar. Lo único que tenía por seguro era el no dejar oculta ni abandonar mi equipo y mi arma.
Un cazador igual que un guerrero o un aborigen lo precisa para estar completo. Se aferrará a su arma para reconocerse a sí mismo en mitad de la nada y para que le reconozcan cuando lo encuentren.
Y yo me precio de ser las tres cosas.

Cuenca  Junio de 2007 .
Fin de semana corcero en mi coto, sito para más señas en el término municipal de mi pueblo . Aunque para ser sincero confesaré que no nací aquí. Soy hijo indirecto, de segunda generación.  Pero no se que tiene esta tierra que me hace volver a ella semana tras semana buscando mis raíces que cada día ahondan en ella un tanto más.Aquí  he pasado los mejores momentos de mi infancia, de mi juventud, de mi vida. Disfruto de la caza y es donde me siento más libre y más vivo.
La sociedad sortea cinco días por socio en los cuatro meses hábiles de caza al duende. Los que pueden entresemana y los que no aprovechamos los fines de semana para salir en busca de tan escurridizo y bello animal. Entonces me tocó cazar el Sábado.
El viernes antes de acostarme preparé los trebejos y miré al cielo con la esperanza de que al día siguiente no cayera una sola gota de agua como llevaba haciéndolo toda la semana o al menos que no fuera mucha. Porque una sola cosa tenía clara que cayera lo que cayera no me impediría salir de caza.
Antes del amanecer, entre dos luces recorría ya los caminos y veredas en busca de un machete que fuera decente. Cualquier animal representativo y magro bastaría para colmar mis aspiraciones venatorias de poder hacerme con él tras un bonito y emocionante lance.  Tranquila y parsimoniosamente escudriñé cada rincón de las siembras y sus lindes, ribazos o regatos que pudieran esconder la furtiva silueta del capreolus sin escucharlos siquiera.
De momento el agua se aguantaba en las nubes, que raudas atravesaban el cielo que cubría mi cabeza y que más bonito me parecía a medida que transcurría la mañana. Sobre las once tras el taco di por concluida la salida y volví a la casa donde me esperaban mi mujer ,mi hijo de corta edad.
Después de comer comenzó a lloviznear <putas nubes en cuanto el aire de las capas más altas les da tregua no se lo piensan ni un segundo> Pensaba mientras tomaba el café y la copa  haciendo tiempo para volver a salir. Mirando por el ventanal y desoyendo las quejas de mi mujer que al ver la lluvia comenzó a albergar la esperanza de que no saliera aquella tarde.
Pero la caza es mucho más que una mera afición. Aquel afortunado que la siente con pasión, ese  al que le bulle la sangre al ver una simple perdiz en arrancada o se le acelera el pulso ante la visión de una res a la carrera no se detiene por cuatro gotas de agua. Una fuerza interior le mueve a despreciar cualquier peligro o contratiempo  que le pueda suponer el abortar una salida. Porque con ello dejará de vivir un cúmulo de sensaciones y sentimientos tan difíciles de describir como de experimentar por alguien que solo sale al campo a por un par de cuernos. Para eso conozco otros métodos más baratos, efectivos y menos exigentes.
Sobré las cinco de la tarde aparque mi coche al principio del camino al monte. Con el barrizal que había no pensaba meterlo pues las ruedas que calza son dadas al derrape en estos caminos tan difíciles. Así que cogí  rifle, chubasquero, balas, catre, vara y comencé a bajar por el camino que después de subir  una empinada cuesta que una vez en la otra vertiente bajándola terminaría por acercarme a la siembra donde pensaba apostarme y fundirme con el paisaje.
No hube recorrido aún la mitad del camino cuando en menos de lo pía un pollo el cielo se cerró y descargó contra mí a traición. Con toda la mala uva de quién se venga de alguien que osa desafiarle. Pero no era agua sino ladrillos en forma de hielo, una granizada brutal se me vino encima de repente sin un lugar donde resguardarme y sin creer en un dios al que encomendarme, aunque bien pensado ni me hizo falta entonces como no me hace falta ahora.
Dejando el rifle bajo un tronco para que los pedruscos no dañaran el visor que tanto me costó montarle al rifle me abrigué como pude acurrucado en el suelo. Tapándome la cabeza con las manos para amortiguar las pedradas que amenazaban con lapidarme vivo.
Los golpes no eran muy dolorosos pero si constantes y molestos cuando coincidían varios en el mismo punto de mi anatomía. En medio de un pelado sin poder guarecerme los sufría estoicamente  y esperaba terminasen lo antes posible.
Los rayos que caían cada vez más cerca  me hicieron presagiar que aquella tarde había verdadero peligro en el monte. Los truenos aumentaban la sensación de amenaza pero solo son ruido, de alcanzarte un rayo el trueno que lo acompaña jamás llegarás a oírlo.
Aguantaba con la tranquilidad que da el hacer las cosas libremente y no tener que buscarse excusas ni culpables más allá de uno mismo cuando por desgracia salen mal. Con la conciencia tranquila y la duda si volvería o no a casa pensé en mi hijo y en mí mujer y la ilusión que me hacía el volver a verlos.
Tras veinte angustiosos e inacabables minutos el granizo cesó dejando una alfombra de piedras de hielo y de las cortezas de pino arrancadas por ellas. Comenzó entonces la misma impertinente llovizna de por la tarde acompañada por una brisa que con toda seguridad con la tarde ya avanzada hacía descender la temperatura por debajo de los 10º. Calado hasta los huesos me encamine a la postura con las piernas temblando todavía reponiéndome del sobresalto de saberte tan chico ante la grandiosidad del la naturaleza. ¿Abandonar?¿Dejarlo? Nunca de situaciones comprometidas tengo un saco lleno. Cuando llegué al puesto rodeado de altas hierbas ya estaba empapado hasta la médula así que  me acomodé en mi catre y me dispuse a esperar la llegada del Machete que me compensara de toda aquella epopeya.       
  La tarde quedó esplendida como queda el campo después sufrir tras una gran tormenta. Se recompone, se ríe  y se muestra en toda su plenitud. El cielo de un azul intenso y provocador, aborregado de nubes dejaba escapar entre ellas los rayos que al  sol aún le quedaban y  que suspendidos en el aire iluminaban las verdesmeraldas cebadas suavemente mecidas por el viento. Aquel  mar donde sin duda naufragarían gustosamente  los pensamientos de todos los poetas y enamorados de la toda la comarca incluyendo a los corzos y a mí.
Ya casi estaba recuperado del susto y comenzaba a disfrutar del espectáculo cuando escuché al causante de todas mis desdichas: GUAOOOOOOOOO,GUAOOOOOOO <La madre que lo parió está cerca ,en aquel monte, pero si no da la cara ni siquiera podré verlo. Asoma el hocico que te dejo seco como la mojama. Donde tú quieras amigo corzo por debajo de trescientos metros estás listo>.
El corazón latíame desbocado y mis ojos escrutaban hasta dolerme la vegetación que faldeaba el monte que tenía frente a mí de donde provenían los desafiantes ladridos. El animal a pesar que no podía verme sabía que andaba por allí con aviesas intenciones y ese barrunto sin duda le salvó la vida.
Comenzaba a sentirme mal por el frío intenso acrecentado por la brisa que se colaba por cualquier resquicio de mi precario ropaje para enfriar aún más toda el  agua que me empapaba. No pensé en ningún momento en dejar el puesto convencido como estaba que entraría en calor con andar cien metros escasos. Cada vez que sentía el aire helador recorrer mis ropas un escalofrío recorría mi espinazo como un  molesto calambre. Las manos hacía ya rato que ni las sentía y los pies comenzaban a dolerme. Pensaba aguantar hasta después del crepúsculo, al menos verlo terminar porque estaba comenzando y era realmente hermoso.
Sin embargo la realidad me golpeó cruelmente por segunda vez en el mismo día. La naturaleza volvió a retarme y esta vez por poco gana.
Al  Lubricán en esa hora bruja donde es imposible discernir entre lo que vislumbramos  es lobo o es perro. Cuando la tarde muere y sus estertores a causa del viento se tornan increíblemente rosaazulados y se apresta a recibir a la luna que ya comenzaba a asomar tímidamente por él horizonte.
En esa mágica hora hube de levantarme porque ya no aguantaba más.
Después de pasar la tarde inmóvil y anquilosado resistiendo el frío y el aire helador mi temperatura interna estaba bajo mínimos y saltaron todas las alarmas de mi cuerpo, aquello iba en serio.
Intenté levantarme pero mis músculos no respondían, se habían abandonado al frío  y se negaban a obedecerme. Conseguí incorporarme con gran esfuerzo y cargando con mis trastos medio a rastras como pude comencé a avanzar entre la maleza dando traspiés y recogiendo todavía más agua con el roce de la empapada vegetación.
El terreno irregular no ayudaba mucho y el barro que se adhería a mis “botacas” las hacía tan pesadas que avanzar requería un esfuerzo todavía mayor. <Que no cunda el pánico en cuanto logre salir de aquí y subir la cuesta habré entrado en calor y una vez en el pueblo dos copas de aguardiente junto a la hoguera harán el resto.
<Aguanta macho que esta aún siendo jodida ni es la primera tampoco será la última>.
Seguía avanzando a trompicones tropezando con todas las piedras y ramas del monte hasta llegar al camino. El calor lejos de volver se consumía intentando calentar el agua que recubría mi cuerpo y las fuerzas comenzaban a abandonarme.
Al llegar al pié de la cuesta me recosté exhausto en el tronco de un gran pino y cerré los ojos para descansar mi aturdido cerebro. Muy cerca del lugar donde hacía unas horas había salido airoso de la ira del cielo.
El calor me abandonaba y la vida terminaría por escapar si no hacía nada por remediarlo. No tenía fuerzas para levantarme cuanto menos para subir la gran cuesta que me esperaba impasible, o descansaba un rato o dejaba este mundo pero seguir sin tomar aliento era tarea imposible.
Recuerdo con nitidez la pasividad con la que asumía mi destino y sin embargo aunque no daba crédito a lo que ocurría en mi cabeza no hacía nada por resistirme. Aquello me desconcertaba y me hacía todavía más vulnerable al frío y al abandono.
No sé el rato que estuve parado solo que me sobresaltó el ladrido del corzo esta vez desde muy cerca. Vino a despertarme, a ladrarme su  innegable victoria o a no dejarme morir por saberme inofensivo en aquel deterioro físico.
Desperté de aquel forzado duermevela sobresaltado y abrí los ojos. Entonces adquirí conciencia de la situación y mi mente comenzó otra vez a hacerse cargo de mi cuerpo de nuevo.
Me rebelé a caer en aquella batalla, sería ridículo después de tantas salidas en solitario quedar allí congelado como un vulgar palito de merluza. ¿Y mi hijo?¿y mi mujer?¿y todo lo que me queda por cazar con mi perra?¿voy a dejar que ese corzo cabronazo se ría de mí? Creo que no volveré por él, le debo demasiado.
Con gran esfuerzo volví a ponerme en pié cargué con mis trastos lo mejor que pude y comencé el ascenso de la gran cuesta resbalando y cargando más barro en las botas en la más completa oscuridad.
Más de media hora me costó llegar hasta el coche. Una vez en él con las manos medio muertas saqué las llaves, arranqué y encendí la calefacción para recuperar un poco del calor necesario para volver al pueblo.
Pálido y temblando a más no poder pero victorioso, la bronca de la parienta estaba asegurada y  con razón porque era muy tarde. Pero no iba a contar nada de aquello a mi mujer. Bastante tiene ya con aguantar mis locuras para cerciorarla de lo que sin duda más de una vez presiente. Que es verdaderamente posible que un día salga de caza y no regrese.
Una más y de las gordas esperemos falten más bien pocas porque la verdad me estoy haciendo viejo. Y aunque gano en experiencia y gasto un poco más de prudencia nunca renunciaré a una tarde de caza como aquella aunque tenga que jugarme el pellejo un par de veces o tres y volver a casa sin pegar un solo tiro.   
LOBACO.
 
Primitivo, Atávico y Auténtico.   

Desconectado Carpintero

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #1 en: Diciembre 23, 2014, 10:32:37 pm »
Una vez mas Enhorabuena por este gran relato del corzo pasado por agua acompañada de truenos y relampagos y gracias al CORZO de tus sueños que tedio fuerzas para subir la cuesta y regresar a casa  con los tuyos arrecio de frio un saludo Lobaco     la proxima vez traje de agua que viene bien

Desconectado arriero

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #2 en: Diciembre 23, 2014, 11:39:10 pm »
Al final me lo has contado con pelos y señales como me prometiste.

Como siempre HERMANO LOBO un placer el poder leerte.

Un abrazo

Desconectado Manuel

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #3 en: Diciembre 24, 2014, 01:19:36 pm »
Lobaco Lobaco... este fue el primer relato tuyo que recuerdo haber leído tiempo atrás. En su día me impactó la historia que contaba, por su crudeza y realidad. Nos aferramos a la esperanza de abatir esa ansiada pieza, y todo lo demás queda en segundo plano... solo importa cazar.
Me ha gustado mucho releerlo. Esta moraleja es de las que no se olvidan.
Saludos y que pases buenas fiestas, pero al calor de la hoguera.  ;)

Desconectado Buhogris

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  • Lo que cada uno aporta aqui queda.
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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #4 en: Diciembre 24, 2014, 01:39:17 pm »
"Yo no mande mis naves a luchar contra los elementos"
Algo parecido te paso a ti en esa aciaga tarde  :-\.Pero como buen luchador que me consta que eres,supiste hacer frente a la situacion para relatarnoslo con tu habitual locuazidad.Cuidate de los elementos,que tampoco pasa nada por posponer un dia de caza,que la vida y el bienestar de tu familia,son mucho mas importantes y dias de caza,nos quedan muchos por delante  ;).
"No subestimes a tu presa y prepara su caza,como el mayor de los retos"

LOBACO

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #5 en: Diciembre 24, 2014, 07:48:32 pm »
Gracias  a todos.
Carpintero en mi defensa diré que no iba desprotegido del todo sino que llevaba poncho y no traje de agua, por eso me empapé al rozarme con la hierba y las cebadas.
Tambíen que por aquel entonces no tenía esperas hasta agosto y se cazaba el corzo cada tres semanas.
Arriero creo recordar que te lo prometí este verano cuando ambos subimos la cuesta.
Manuel con este relato que he corregido hace poco he sido consciente de mis  progresos literarios, seguiremos en la brecha.
Buhogris, macho más que para contaroslo luché para no "doblar el morro" pero sí una pasado el trago me quedo con lo bueno y la lección aprendida.

Desconectado eduardo

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #6 en: Diciembre 25, 2014, 06:52:25 pm »
Qué pequeños somos y cuántos lo ignoran pensando en que son superiores a todo. Una tarde de estas les daba yo, amigo LOBACO. Épico relato y auténtico, si señor. Me ha gustado mucho. :)
Me dispuse a esperar a un macareno que no había dado palabra de acudir...

Desconectado VIEJETE

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #7 en: Diciembre 26, 2014, 12:54:01 pm »
me encanta amigo, sensaciones donde las hayan
eso no te la quita nadie, viejo jjjjj muchos jóvenes quisieran vivir un poco de lo que llevamos vivido
luchar contra los elementos es imposible pero compartirlos es disfrutarlos,
gracias por compartirlo con nosotros.  ;)
solo me gustaría saber lo que no se

Desconectado tarteso39

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #8 en: Diciembre 28, 2014, 06:39:57 pm »
Eres tremendo, como decimos por estas tierras, compañero. Hasta he pasado frío yo, en esta tierra en la que la nieve se ve sólo en los telediarios y en el congelador, leyendo tu estremecedor relato. Tremendo relato, rayando la tragedia. Espero a estas alturas sopeses mejor tus salidas y te cuides algo más pues aparte de tu familia somos muchos los que queremos seguir disfrutando de tus relatos y nada de acojonarnos. Cuídate de salir en estos días pues desde el sur se ven las cosas más calentitas pero por allá parece que va a caer una buena por estos días...Un abrazo y a calentarse un poquillo. Un abrazo Lobo ártico... ;)
« Última modificación: Diciembre 28, 2014, 06:42:35 pm por tarteso39 »
"Cuando se comparte una cosa, normalmente su valor se divide, sin embargo cuando se comparte conocimiento su valor siempre se multiplica"

LOBACO

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #9 en: Diciembre 28, 2014, 09:10:58 pm »
Eduardo sabes como yo de lo poco que sirven todos los adelantos del hombre cuando se encuentra solo en mitad del monte expuesto a los elementos. Nada mejor que una vez pasado el trance agradecer estar vivo y aprender a eludirlos mejor que a temerlos.
VIEJETE no creo que renuncie nunca a vivir situaciones díficiles aunque cada día sea un poco más prudente. Quiero conocer la naturaleza en toda su plenitud también cuando la cosa se ponga fea.
Tarteso 39 Gracias amigo, por aquí hace frío y aire y por el coto no tengo idea pues hace bastante que no subo "y lo que te rondaré Manuela".A decir verdad uno de los pensamientos que recuerdo fue lo rídiculo que resultaría quedarme pajarito en el mes de junio. En esas latitudes no te quitas la chaqueta ni en Agosto, en las esperas menos todavía y el aire es un mal aliado. Ojalá y pudiera hacer alguna espera invernal que son las que más me gustan.
Un abrazaco a todos.

Desconectado adol

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #10 en: Diciembre 30, 2014, 08:43:50 am »
En esos momentos te sale lo que llevas dentro y se bien que lo notaste.
Si abates la mitad de lo que tiras, eres muy bueno, pero si tiras, solo, a lo que puedes abatir, eres de lo mejor.
La caza, la pesca y cuidar nuestro entorno, son nuestras herencias, respetemoslas.

LOBACO

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #11 en: Enero 04, 2015, 07:02:43 pm »
Pudiera ser uno de esos momentos para los que uno se prepara durante años y llegado el día se lo demuestra a si mismo.
Me quedo con lo bueno y con más ganas todavía de seguir "dando guerra".

Desconectado Jmako

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #12 en: Enero 05, 2015, 03:40:41 pm »
LOBACO, emocionate rececho  :) :) :), los de cierta edá tenemos anegdotas destas en la que le hemos visto las orejas a tu tocallo el lobo, pero. últimamente, ento que intuyo peligro atizo la lumbrey.. que me quiten lo bailao  :-\ pero amos...yo creo que hasta con el bicho acuestas hubieras superao estas adversidades   :) :) :). Un saludo

Desconectado JUANFRAN

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #13 en: Enero 07, 2015, 11:48:23 am »
Madre mía el rato tan malo que me has hecho pasar con la lectura del día de marras, que no era el tuyo ni el de nadie por cómo se pusieron las circunstancias.  Yo, esa entrega a la causa que preconizas y tan magníficamente (hay que ver como progresais algunos en estos menesteres narrativos) hace ya bastante tiempo que me abandonó por causa de la edad y estado de mis artrósicos huesos.  Pero eso no me ha impedido meterme en tu pellejo y sufrir, contigo, las penalidades que tan bien nos trascribes.  Especialmente, cuando cargado hasta las trancas, aterido de frío y con más agua encima que un mozo navarro en San Fermín, tuviste que emprender esa ascensión de la cuesta, con unas botas que cada vez pesaban más y que te llevó media (que se te haría larga) horita de nada.  Pero.... lo importante, en cualquier caso, es que estas son las historias que nos curten, que nos hacen crecer, que nos permiten acariciar casi la inmortalidad y decirnos a nosotros mismos que no hay casi nada que se  nos pueda resistir.... ¿verdad amigo LOBACO?   

LOBACO

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Re:NO ERA MI DÍA.
« Respuesta #14 en: Enero 12, 2015, 09:23:14 pm »
Jmako no se si hubiera sido capaz de acarrear el corzo si llego a abatirlo, lo que si te aseguro es que hubiera cargado con él en lugar de abandonarlo.
JUANFRAN ¿Habrá alguna meta capaz de resistirse? No creo y a lo mejor tampoco quiero ser inmortal pero entre nosotros te diré que no pienso renunciar a jugarme la piel por aquello que me emociona de verdad...o dejaré de ser yo y eso nunca.
Gracias a los dos.

 

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