Esperas al Jabalí


Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.

Autor Tema: Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.  (Leído 5641 veces)

Desconectado lagarto308

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Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« en: Enero 05, 2014, 08:16:52 pm »
Me van a permitir que les cuente una historia de un fallo que tuve ya hace unos años y que algunos compañeros foreros ya conocen. Para que luego digan que los cazadores sólo hacemos más que exagerar de la cantidad y calidad de lo que cazamos.

Fue durante una berrea. Hace ya unos años. Si cojo la guía del Blaser sabría decir el año exacto. Lo estaba "estrenando" desde principio de ese año, seminuevo, de un amigo que dejó la caza de golpe, con menos de un año.

ACTO I. Un gamo conquense.

El invierno previo tuve la suerte de tocarme un gamo en la reserva de CU. Qué mejor oportunidad para estrenar el Blaser 308W recién comprado de mi hermano, que se vino conmigo a CU. Cenamos con el guarda y bebimos también algo, algunos más que otros. Nos levantamos temprano y nos montamos en el Suzuki Samurai Largo, Diesel, impecablemente nuevo, que nos había dejado otro amigo en Cuenca capital la tarde antes. Porque allí se cazaba con coche. Un día de perros. Ellos delante, yo detrás, todos con las ventanas abiertas y yo me cogí un trancazo tremendo. Día huracanado, lluvioso. Los animales estaban en las cuevas. Casi de noche ya decía el guarda a mi hermano que conducía ... corre corre que la última oportunidad que se me ocurre es el gamo que está en los huertos de XXX casi todos los atardeceres ... y en eso, a la salida de una curva, nos lo cruzamos, mi hermano frenó para no atropellarle, el gamo saltó a la cuneta y se nos quedó mirando a 10 metros. Cruzao. Gamo a la cazuela, en mi imaginación, mientras quitaba el seguro al blaser nuevo y apretaba el gatillo. Click. Joder. Pero tírale, tírale, qué haces. Y yo peleándome con el cerrojo del blaser, que es rectilíneo, pero claro, yo lo intentaba hacer girar para sacar esa bala y meter otra. Y ... tras varios intentos, con mi hermano y el guarda desesperaos, qué cojones hace éste que no le tira, conseguí por fin acerrojar el blaser, rectilíneamente, y ya con el gamo en fuga y tocata por la ladera hacia arriba y casi sin ángulo, y sin luz, arrearle un tiro trasero y sesgado que lo arriñonó y aún así tiró de manos y con los jamones arrastras salió faldeando, perdiéndole de vista rápidamente en la espesura sin posibilidad de repetir. No os imagináis todo lo que me dijeron hasta que les pude explicar el tema y enseñar la bala, picada, pero no disparada. Joder, qué mala suerte. Y por qué no usaste otra, coño? Pues si lo hice, pero tarde, que este cerrojo es nuevo para mí y no era capaz de recargar.

Nos pusimos a buscar el gamo y dos regueros más allá, siguiendo la sangre, ya de noche cerrada lo dejamos por imposible, ya lo buscaría el guarda al día siguiente. Volvimos narrándonos mutuamente el lance, como si no lo hubiéramos vivido claramente, unos cuantos cientos de veces camino de Madrid, y al día siguiente nos llamó el guarda que había aparecido el gamo rápidamente con la ayuda de los buitres. Pues bien, todo esto no es el motivo de esta historia. Estamos hablando de un fallo de un venado en la Encina, con mayúsculas. Y pasó varios meses después, bien terciado Septiembre. Pero tiene relación. Tiene que ver con el blaser de mi cuñao.


ACTO II. Allá se fué ese venao.


Primer día de berrea. Por H o por B, el abuelo siempre nos tenía 3-4 días en la berrea sin dejarnos salir. Aún no está lista. Hay que aguantar. No lo estropeemos, decía. Desde el 14 por la noche ya estábamos allí. Como perros enloquecidos sujetos por una correa invisible. Ya. Hala, allá va la colláaaaa. Vamó, perrílloooooooooooos.

Veda abierta. Niva para la sierra d'atrás. Mi hermano, su chaval y el que suscribe. Dejamos el coche en el volvedero/aparcadero nada más llegar al cortadero. A suertes. Mi hermano se queda en el vallejo. Me toca la Solana. Más tarde cambiamos el sistema, y estábamos casi espalda con espalda, con 300-400m de tiradero cada uno. Pero aquel año yo me subí a la mitad de la solana. Mi hermano con el chaval desplegaron las sillas y se sentaron a la derecha del cortadero según miraba yo, y la querencia de los animales era subir, de derecha a izquierda, para llegar a los encames.

Según nos bajamos ya nos estábamos relamiendo, porque aquello hervía de venados bramando, y que venían para nosotros. Rápido, rápido ... Desde mi media solana los veo a ambos, padre e hijo, sentados en las sillas, pegados a la linde. Pero oigo las piedras de las pequeñas cantorreras de mi lado. Lo siento, hermano. Me va a tocar a mí primero. Al poco ya tengo las ciervas en el cortadero. Tengo el rifle apoyado y fijado en la trocha, pero mirando por arriba, que el macho puede salir por arriba, o por abajo. Tengo que dejar que pase hasta que casi se meta en el monte, por seguridad, no me gusta la línea que casi marco con mis compañeros. Por eso luego cambiamos y mejor espalda con espalda, aunque desde abajo de la Solana a las ricas trochas de arriba hay 400m. La seguridad es lo primero.

Y aireas y molestas menos.

Y un cierva se me queda mirando. Algo adivina aunque no me muevo. No se fían. No se espantan, pero reculan. No cruzan. No es mi día.

Pero va a ser el día de mi hermano. Veo que le suben por la reoya. Le pasan las ciervas a escasos treinta metros. Y poco después ya veo el venao. Bueno. Sale al cortadero. Tirascazo y al suelo. Buen y rápido estreno. El venao cabecea. Veo que mi hermano acerroja. No tira. Sigue haciendo gestos. El venao sigue vivo. Qué raro. Mi hermano venga a removerse. Qué le pasa???. El venao se levanta, mareao, casi no se sostiene sobre sus patas. Mal que bien empieza a andar dirección a ellos. Pero por inercia, porque al levantarse justo se quedó mirando para allá. Un paso, dos tres. Mi hermano acerroja. No entiendo nada. Finalmente parece que de pronto el venao recupera sus sentidos y sus fuerzas y de un arreón se mete raudo en el jaral de la finca. Joder. Qué te paso. Mi hermano está de los nervios. Incluso llegó a temer por ellos. Le tuvieron a escasos 8-10m, sentados sin más en las sillas plegables de tela. Sin nada en medio. Y con 8 balas picadas por su blaser, y que no salieron ninguna. No parecía un problema de la bala, más bien del Blaser. Aunque pudiera ser de la partida, que fuera defectuosa. Y nos acordamos del gamo de Cuenca.

En el medio, en Enero ó Febrero, entre el gamo de Cuenca y el venado de la sierra d´atrás, me hice con mi Blaser, también en 308W.

Volvimos con la Enriqueta. Fue el año de su problema hormonal, embarazo psicológico y leche en las tetas a pesar de toda la medicación que la metíamos, vamos, que no estaba muy acertada en eso de los olores, pero es lo que teníamos. Y tras seguir el rastro del venado, que enseguida dejó de dar sangre, y tras cruzarse con los cientos de rastros frescos que había por allí, llegamos a trancas y barrancas hasta el otro cortadero, en el otro extremo. Adiós, venado.

Hicimos pruebas tranquilamente en la casa. Su Blaser picaba pero no disparaba aproximadamente una bala de cada tres. No estaba mal. Y qué mala suerte esa mañana, con toda la canana fallando.


Acto III. La Encina


Luna nueva.

Hubo un tiempo que quedé con mi mujer en que cuando me pasara algo, incinerao y esparcío en la Encina. Una gran encina, que se veía desde la casa de la finca, y donde solíamos tener comedero activo. No era cualquier cosa la Encina.

Recuerdo que aquella noche había varios amigos en la finca. Entre ellos C. Y que sorteamos y cada uno a su sitio. A mí me toco la Encina. A C. la Charca de la Casa. Muy cerquita. El resto por otros sitios, que no me acuerdo. Entre que me gustaba más la Charca, y que además C. suele ser un tío con suerte ... no tenia muchas esperanzas.

El comedero de la Encina estaba realmente por debajo de la Encina, en un pelao que hay entre el monte y el olivar. El puesto está, reguero por medio, a unos 80m., en un hueco entre chaparras. Una buena silla, un buen trípode. De reguero a reguero. Los bichos arquean, y los que arquean por el reguero posterior, también se suele salvar el aire, porque se está como en un promontorio. Bonito, bonito. Canela, vamos. Allí me hice con mi primer buen guarro un día de suerte en mi primer año cacero. Y fue el pequeño, que el grande entro antes y lo tuve a escasos 3 metros. En aquel entonces estaba tumbado en la manta, y cuando me quise dar cuenta, arqueando arqueando aquel tren de mercancías arqueó tanto que casi me arquea a mí. 3 metros le faltaron. El rifle en medio. Y el cochino pasando por delante mío, inacabable. Menudo novato. No me extraña que el otro me pareciera pequeño. Y pasó de los 90 puntos. Y lo cobré al día siguiente seguro que lo había dejado en el reguero. Pero es otra historia.

El manjar del comedero, alpacas de alfalfa esparcidas, maíz a tutiplén, un saco o dos cada dos-tres días, una o dos alpacas idem. Y donde C. además, agua y baña para los calores.

No nos vamos a entretener con los corzos y corzas que visitaron el comedero de día. Pronto empezaron a berrear en la Cuesta, y el camino era hacia nosotros. O para C. o para mí. No se fueron para el puesto del Pico. Venían en nuestra dirección. Se hizo de noche y al no cruzar por arriba ... pensé que si se quedaban en este lado del reguero seguirían hacia la Charca. Cuando estuvieron encima mío, a mi altura, y casi a punto de rebasarme y sin casi ninguna esperanza pues estaba claro que iban para la Charca ... oí el cambio de dirección. El arqueo. La primera cierva pasó justo delante del puesto. La podía haber estirado las orejas. Bajo a la gran encina del reguero y subió hacia arriba hacia el comedero. Las demás pasaron por todos sitios. Alguna incluso por el reguero de la espalda. Y la Enriqueta tiritando, pero bien enseñá. Ni un gruñío.

¿Cuántas ciervas eran? ¿10? ¿12?

El venao venía acompañado de otros dos satélites, orbitando alrededor de su harén. Los pitos y carreras eran claros. Al final el bueno bajó por el lindazo, se metió en la chopera debajo del pozo, repartió estopa, subió por la cuesta, arqueó La Encina, se bajó al olivar. Por arriba de La Encina atisbé a uno de los satélites.

Por fin le oí que venía. Tardó más de una hora en decidirse. Mandó a las ciervas delante. Desplegaron sus miembros. Arquearon por diversos sitios. Cogieron aires. Muchos. El ya podía entrar. Yo llevaba allí una hora esperando y sólo tenía un miedo. Que no tirase nadie primero. Si alguno tenía la suerte de tirar, su trueno sería mi mala suerte.

Apareció de frente, bramó brevemente. Diciendo aquí estoy. Se abrieron las ciervas, dejándole paso como si fuera un rompehielos. Llegó al medio del comedero, le hicieron un corro de respeto. Berreó largo. Dos veces. Cuello grueso y estirado. Quité el seguro. Con el rifle apoyado en el trípode. La Enriqueta no había parado de temblar, con el collar al cuello y atada a la silla, entre mis piernas. Metí al venado en el visor. Encendí la luz justo cuando volvía a berrear. Se le cortó el berrido. Dios mío, qué haz de leña, qué venado más impresionante, pensé en un instante mientras mi dedo tensaba el sensible gatillo del blaser.

CLICK.

Sí. CLICK. Hasta entonces había estado tranquilamente excitado. Sin precipitarme. Deleitándome. Uno de mis mejores recuerdos.

En aquel momento del CLICK supe que mi Blaser también tenía problemas. Con la luz encendida y el venado en tensión, con las extremidades flexionadas, supe que aún tenía una oportunidad. No sé si yo recargué primero y entonces el venado salió de naja, o el salió como una bala primero y luego yo recargué. El caso es que casi de culo le metí en el visor sesgado, ya trasponía y entonces sí, PUMMMMMMMMMMMMMMMMM.

No lloré, pero juro que me dieron ganas. Supe que había sido mío, pero se me había escurrido entre las manos. Tenía pocas esperanzas de haberlo dado.

Al día siguiente lo pistee mil veces. Me ayudaron. Se fueron todos y yo seguí. Volví más tarde. Nadie vió sangre. No apareció ese venado.

Lo supe. Lo supe cuando al trasponer, berreó. Ya me había pasado en Cuenca hacía unos años. Fue como si el Dios Venado se burlase de nuevo de mí. Soy yo otra vez, y me he vuelto a escapar cuando creías que me tenías en el bote. Cuando lo habías hecho todo bien. Cuando ni siquiera una de 100 veces que se repitiera saldría con vida. Buuuuuuu. Soy el Dios Venado y tú eres un pringao con un blaser de mierda. Y lo peor es que tenía razón.

Acto IV. De los Blaser.

Dos Blaser comprados en diferentes fechas en diferentes armerías. Aunque del mismo calibre. Alimentados con balas iguales, Federal 180gr, Nosler Partition. Compradas en diferentes armerías en diferentes fechas.

El Blaser de mi hermano picaba sin disparar una de cada tres. El mío una de cada 7 ú 8. En Excopesa nos dijeron que los cabezales / cerrojos estaban bien, que era un problema de las balas. Que no. Además, yo tenía restos de balas antiguas y fallaba con Norma, con Remington ... No, que repitan las pruebas, que no siempre falla. ¿Ah, no siempre? No, no siempre. Es verdad, a veces fallan. Os mandamos unos cabezales nuevos.

C., te podría haber entrado a tí, y yo no estaría contando este fallo.

A un amigo que se iba a estrenar con un corzo le falló el blaser esta primavera: click. Es de la misma época. Quizás fuera la bala. 8)

PD: Hoy día, no cambio mi blaser por nada, a pesar del click.

Desconectado furas

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #1 en: Enero 05, 2014, 08:58:29 pm »
Muy, muy bueno el relato, yo con el primer click se devuelvo a Excopesa con lazo y todo. ;D

Desconectado tarteso39

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #2 en: Enero 05, 2014, 09:45:14 pm »
Que sofocon con los jodidos Blaser y mira que tienen fama por su calidad. La estadística, sobre fallos en ese arma, no estuvo de tu lado. Afortunadamente veo que lo solucionastes pues a pesar de lo que te ocurrió sigues con él aunque por lo que puedo interpretar el problema no era de la munición. Mucho te tiene que gustar ese arma para, después de lo ocurrido, sigas con ella.

Gracias por compartir tu relato... ;)

"Cuando se comparte una cosa, normalmente su valor se divide, sin embargo cuando se comparte conocimiento su valor siempre se multiplica"

Desconectado Buhogris

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #3 en: Enero 05, 2014, 10:00:28 pm »
Muy buen relato  :).Enhorabuena por ello,ya que el venao se libro por el dichoso Blaser,que muy bonito y mucha fama,pero luegooo... >:( >:( >:(.Un abrazo.
"No subestimes a tu presa y prepara su caza,como el mayor de los retos"

miguel angel

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #4 en: Enero 05, 2014, 10:19:30 pm »
Muy buenos relatos compañero, y que fastidio lo de los blaser  además de que alguno le a reventado el cañon también tienen mas fallos

Desconectado Mochuelo

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #5 en: Enero 05, 2014, 11:49:02 pm »
Buen relato compañero
También me se yo de algún Mercedes que ha dado problemas desde el primer día
Pero eso no quiere decir que sean malos
Con esto del blaser pasa igual
Saludos y buena caza

Desconectado VIEJETE

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #6 en: Enero 06, 2014, 12:59:30 am »
gracias compañero por compartirlo
muy bueno el relato y siento el fallo.
solo me gustaría saber lo que no se

LOBACO

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #7 en: Enero 06, 2014, 09:21:59 am »
Enhorabuena por el relato que no por el ciervo ni por el rifle.
Pero al final lo que cuenta es que estas a gusto con el y seguro que has cobrado algun venao aceptable.

Desconectado mantekao

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #8 en: Enero 06, 2014, 10:07:26 am »
Bonito relato y intenso asta el final, como dicen los compañeros, valla con el blaser.... ya e escuchado la historia del chik mas de una vez.
me alegra saber que os solucionaran el problema. ;)
saludos.

Desconectado lagarto308

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #9 en: Enero 06, 2014, 11:36:08 am »
Gracias señores por los comentarios.

Con el tiempo, el fallo no es tan importante, y el venado se fue porque estaba de irse. Contar estas historias al calor de una buena hoguera con buena compañía y si está alguno de los implicados mejor que mejor.

El blaser de mi hermano el primer fallo lo achacamos a un defecto de la bala, al segundo estuvo claro que no y se fue directo para Excopesa. El mío, al primer fallo, el del click del venao, también. Cambiaron los cabezales, los probamos con varias cajas de balas sudafricanas (las más baratas) y no falló ninguna, y desde entonces, tampoco.

Desconectado colmilloblanco

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #10 en: Enero 06, 2014, 05:58:13 pm »
Gracias por compartir esta historia, este relato que aunque ya hace algunos años como comentas te dejo huella.

El venado ya tubo algo más que suerte ;) 

Un saludo.

   
"Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; solo basta decir lo que se piensa".

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #11 en: Enero 06, 2014, 08:56:55 pm »
Ya no ha vuelto a fallar el rifle, cuentanos uno de esos aciertos que los hay bien buenos.
Si abates la mitad de lo que tiras, eres muy bueno, pero si tiras, solo, a lo que puedes abatir, eres de lo mejor.
La caza, la pesca y cuidar nuestro entorno, son nuestras herencias, respetemoslas.

Desconectado JUANFRAN

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #12 en: Enero 07, 2014, 10:25:11 am »
Yo confieso que tengo un Blaser de Zurdo, en calibre 300 WM, que, hasta ahora no me ha hecho "clic" nunca.  También es cierto que lo uso bastante poco, porque voy a pocos ganchos y monterías.  Lo que sí hice, siguiendo los consejos de QUATERMAN, sustituir el gatillo, ya que el primitivo no llevaba la "p" famosa y, al parecer, ese era el origen de todos los problemas.  Me pusieron uno con la famosa "p" y, desde entonces, contento con él.  Antes tampoco me había dado problemas, pero siempre estaba con el culo un poco prieto porque había oído decir lo de los cañones reventados.  En cuanto al relato me ha encantado.  Muy bien estructurado en sus distintas partes y con sus "idas y venidas" entre capítulos muy apropiadas.  Como sucede en la vida, que una mala jugarreta siempre te transporta mentalmente a otra parecida ocurrida con antelación.  Bravo Lagarto, enhorabuena.       

Desconectado Manuel

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Re:Historia de un fallo. Capitulo I. El venado de la Encina.
« Respuesta #13 en: Enero 08, 2014, 09:11:01 am »
Realmente mala suerte que los dos rifles de ambos hermanos tuvieran esos problemas, y lo peor, tener que daros cuenta con buenos animales delante.
Muy entretenido el relato lagarto, gracias por compartirlo.
saludos.

 

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