Esperas al Jabalí


MARCADO POR EL DESTINO 1ª Parte

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Desconectado Juan José

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MARCADO POR EL DESTINO 1ª Parte
« en: Diciembre 01, 2019, 10:52:41 am »
                                          Relato visto desde el punto de mira del comedero y relatado por el mismo comedero?                                                                             

                                                                                    COSAS DEL DESTINO
Casualidad, coincidencia o quizás quiso ser el destino caprichoso conmigo esta vez, conduciéndome hacia ese jabalí que disparé y no lo cobre, pensando me fui con la duda si lo había fallado y que semanas después el destino me guió hacia él …disfrute bastante detrás de su pista varias semanas en su trayecto hacía el comedero. Este viejo jabalí desconfiado al máximo, aunque parezca extraño llego a coger confianza con el comedero por la gran cantidad de jabalíes que lo visitaban …Esto sí que entraba como un fantasma a muy pesar de estar en el comedero en esos momentos de su llegada alguna que otra piara que salían a toda pastilla cuando aparecía.

                                                                        MARCADO POR EL DESTINO
                                                                             EL GRAN GUARRO                             
 
Tenía verdaderos …Grandes deseos que llegara por fin ese viernes. Los aires se esperaban que soplaran como deseaba y esperaba con mucha paciencia el joven cazador. Esa mañana cuando vino a visitarme y lo vi aproximarse “rastreando” como siempre viene los alrededores donde me encuentro. ¿Noté que estaba inquieto muy intranquilo y sobre todo nervioso? Más bien preocupado.  ¿Púes sinceramente no era para menos?  Viendo, observando las huellas impresionantes y bien dibujadas que dejó esa noche ya de madrugada en los mismos bordes de mi vecina baña un viejo jabalí solitario.  -Ya hacía varias semanas que se había presentado en el comedero... y cada dos, o tres noches me visitaba y sufriendo estuvo todo este tiempo trascurrido por temor que desapareciera sin poder aguardarlo.  ¿¡¡¡Estos vientos malos!!!? Malditos aires que no cambian ya de una vez y desaparecen, le oía decir relatando repetidas veces observando mis alrededores. Algunas mañanas más que otras bien temprano. Este solitario jabalí que era bastante desconfiado podía desaparecer de un día a otro con el mismo encanto y sobre todo misterio con el cual se presentó.       ¿¡Púes no se fiaba ni de su misma sombra!? Cuando me visitaba y lo observaba como se aproximaba pausadamente, se movía con una lentitud tremenda. Desde que me creó el joven cazador y de esto hacía ya unos años. No he visto un jabalí que se mueva tan despacio como éste. Me di cuenta rápidamente a los pocos días de presentarse en el comedero en su lento caminar hacía el maíz como se fresno en seco, cuando divisó tanta cantidad del mismo recién cebado por el joven cazador esa misma mañana. Ya tenía más bien poco, acostumbradas unas piaras bastantes numerosas que cuando me visitaban el atracón del maíz que se daban era muy bueno. Y a muy pesar del mucho respeto que le tenían a este viejo jabalí que cuando aparecía se alejaban rápidamente del comedero. Y trascurrían unas noches que no acudían por temor y respetó a este viejo macho. Esa noche con tanto maíz desconfió y no entró en el comedero recelando de él... Llegó este día deseado y muy esperado por el joven cazador. Pendiente y atento estuve durante toda la tarde para verlo venir, pues me gusta de verlo como se aproxima al puesto con pasos muy estudiados y sobre todo silenciosos. ¡Pero oscureció y no se presentó! Pensé que lo había dejado para el siguiente día que soplaban aún los aires más adecuados y sobretodo fijos. Contemplé la luna como se asomaba por el cerro de los piñones. Iluminando y blanqueando con sus primeras luces los cogotes de las vecinas encinas.  ¿Ay? Estas lunas de enero. Que iluminan en noches claras como ninguna otra y tiene sus luces enamorado al joven cazador. Me alertaron unos pequeños ruidos que se acercaban con mucha cautela, sigilosamente al comedero y al momento se presentó una de la piara aquerenciada con mi dulce maíz. La piara que se componía de ocho jabalíes en la que se encontraban cuatro rayones de poco más de un par de meses. La jabalina dominante enseguida... rápidamente cogió su sitio para comer. Me alegré ver la piara numerosa, viendo como comían pensé en el viejo solitario y deseaba con ganas que no estuviese muy lejos del comedero. Para que pudiera sentir los ruidos tan tremendos que provocaban todos los jabalíes juntos masticando los granos del maíz. Con su sola presencia “con total seguridad” los espantaría del comedero. Pero no se encontraba en esos precisos momentos por los alrededores.   ¡¡¡Donde andaría pensé!!!
No había trascurrido ni una sola hora que abandonó la piara el comedero. Cuando sentí la aproximación de una jabalina. “Conocida esta ya de anteriores noches” y que era muy rara la noche que no me visitaba. Siempre acompañada con sus crías. ¿Tres rayones de unos de meses? – Parió cuatro y era una gozada contemplarlos... Verlos venir alrededor de la madre.  ¿¡¡¡Un bulto tan grande!!!? Al lado los puntitos diminutos.   ¡¡¡Pero una noche se presentó con tres!!!  ¿¡¡¡Malditos pájaros!!!? – Acechando desde lo más alto del cielo. ¿¡¡¡Malditos zorros!!!? – Malditos depredadores.           Noté que estaba muy inquieta... Intranquila porque dejaba de masticar los granos con frecuencias. De pronto sin más dejó de comer y dio un leve bufido alejándose con los rayones regatón arriba.
Pendiente ya estuve del viejo macho púes no andaría este muy lejos, enseguida lo sentí aproximarse.  ¿Vino confiado? Raro y mucho esto en él… venía subiendo pegado a las orillas del regatón y antes de asomar los morros al claro del comedero se paró unos momentos. Con la cabeza hacia arriba venteaba el comedero. No se fiaba ni una cerda... A muy pesar de estar impregnado el entorno con los fuertes olores de sus congéneres. Con una lentitud tremenda se acercó al maíz, cogió unos granos y devorándolos se dirigió hacia mi vecina baña. Se desplomó. – ¡Quieto!... Inmóvil panza arriba durante unos segundos largos. Más tarde se refregó los costillares y jamones, con la misma se acercó al vecino y joven alcornoque rascándose contra el mismo su dura piel. Comió bastante del maíz “más que otras veces”. Abandonó el comedero por donde entró. Igual de sigiloso y despacio como se aproximó. Entristecido me puse en esos momentos viendo cómo se alejaba muy lentamente.  ¿¡¡¡Me acordé enseguida del joven cazador!!!? Con seguridad no acudirá la siguiente noche púes no se les veían las cerdas dos noches seguidas. Y con la ilusión que lo esperará. El atardecer del día siguiente se presentó y con pasos muy estudiados y silenciosos entró dentro del puesto. Ilusionado y con mucha fe con el posible lance.            Entretenido miraba una liebre que se encontraba comiendo del maíz. Vio de reojo cómo se aproximaba un zorro que venía éste agazapado. 
“¡¡¡Con muchísima zorrearía!!!”.  Intentando por todos los medios posibles de sorprender la liebre que comía tan tranquilamente los granos del maíz.          -Pero la liebre muy lista rápidamente detestó el acercamiento del zorro y se alejó fugazmente corriendo del comedero. El zorro “sí” que es verdad... Se quedó un poco frustrado viendo cómo se alejaba su cena, mirándola con pena se quedó un ratito mientras huía... después siguió con su cacería nocturna intentando por todos los medios sorprender otra presa que estuviera esta menos espabilada, “para llenar ese estomago completamente vacío”. Los sonidos del mundo de la noche ya se empezaban a notar poquito a poco.  ¿¡Se despertaban!?   Entre estas luces con el sol ya oculto. Esa noche tardó un poquito más en verse la luna, pues estuvo al completo dos noches atrás.  Ocultándola las nubes... Jugando coqueta-mente con ella se hacía de ver muy de tarde en tarde. Con fortuna había muy pocas nubes y gracias a los “Dioses de la Caza” desaparecieron rápido y el cielo fugazmente se iluminó de estrellas. Pendiente y muy atento estaba el joven cazador a los sonidos de la noche, cuando sintió llegar la piara numerosa. Inmediatamente se hizo una gran pelota de jabalíes comiendo del maíz... provocando unos ruidos fuertes el masticar de los granos.
¡Un poco tenso el joven cazador disfrutaba escuchado los ruidos! Pasaron unos largos minutos muy pendientes… atento a los movimientos de la piara. ¿¡¡¡Cuando de pronto escuchó un gruñido corto y seco!! Al momento sintió como se movieron unos cuantos por los alrededores del comedero. Dudó por unos instantes si encender el foco para ver qué había pasado. ¿Y no se lo pensó mucho y deicidio iluminar el comedero? Iluminado el comedero vio la piara. Había jabalíes de todos los tamaños, más bien jóvenes y rayones, destacándose tres bultos grandes que serían posiblemente de las jabalinas adultas. Recelaron un poquito de la luz del foco… pero a los muy pocos momentos siguieron comiendo tan tranquilos. Más tarde ya satisfechos se fueron por donde entraron. Con la luna ya en lo más alto del cielo, sintió por su derecha un leve ruido producido por un jabalí primaron que venía aproximándose lentamente camuflando muy bien su silueta por las retamas y jaras de la zona. ¿Gracia a la claridad de la luna lo divisó?  Esperó con bastante paciencia para ver si venían detrás algunos rezagados antes de iluminarlo con la luz del foco. A los muy pocos minutos se presentaron dos más, “de su misma talla” y ya se quedó más tranquilo el joven cazador. – ¡Un poco más tarde! Minutos después vino una jabalina acompañada de cuatro bermejos. Los ocho jabalíes confiados provocaban unos ruidos tremendos masticando los granos del maíz. El joven cazador mientras los sentía todo descompuesto le rezaba a los “Dioses de la Caza” para que el viejo solitario jabalí que estaba ilusionado esperando estuviese cerca. ¡Que sintiera el masticar de la piara! Con total seguridad se acercaría para alejarlos del comedero. ¡¡Pero nada …No se encontraba en esos momentos por los alrededores!!   ¿Ya satisfechos todos los jabalíes se fueron del comedero? Trascurrió dos horas las cuales estuvieron en un silencio profundo. Misteriosamente hasta las ranas de la ribera dejaron de croar y los grillos cesaron su fastidioso cantar. Cansado tras cuatro horas largas esperando, pensó preocupado que el viejo jabalí se la había jugado.  ¡¡¡Le venció!!! Le ganó esa noche esta batalla y sus pensamientos estaban ya en abandonar el puesto.  Dejarlo para otra ocasión.
Estaba con estos pensamientos de abandono …cuando fugazmente gracias a la claridad de la luna vio venir una sombra a lo lejos subiendo lentamente que con mucho sigilo subía por las orillas del regatón. Rápidamente activó todos sus sentidos y al segundo desapareció el cansancio de las muchas horas de espera.
El jabalí que venía con mucho sigilo, subiendo lentamente y camuflando su silueta por las retamas y jaras se giró de pronto hacía la derecha para coger los aires de la zona del comedero. ¡Con el rifle que ya lo tenía preparado! Dándole palpitaciones el corazón esperó con nervios de acero su aproximación. Ya más cerca el mundo se le vino abajo contemplando unos rayones que venían en fila india detrás de la madre. Desilusionado con esta aparición bajó el rifle y tristemente lo colocó en su sitio. La jabalina que pasó casi rozando el puesto derecha al maíz. Los rayones que detrás de ella la seguían aún más cerca, para mayor satisfacción y gozo de la vista del joven  cazador y claro esto lo compensó de los momentos tan tensos que había pasado. Después de más de quince minutos comiendo del maíz abandonaron el comedero y desaparecieron regatón arriba. Emocionado con todo lo sucedido aguantó aún una hora más y con pasos lentos y silenciosos abandonó el puesto muy pensativo. Vino con una ilusión tremenda a esperar un viejo y solitario jabalí. No se esperaba ni por ensoñación la movida que iba a tener de jabalíes esa noche el comedero.  Pero se fue muy contento recordando la gran cantidad de jabalíes que había sentido y visto que le hicieron estremecer el corazón en muchísimos momentos. El viejo y desconfiado jabalí eligió otro comedero esa noche. Amaneció un nuevo día y el sol asomaba con fuerza iluminando y calentando con sus primeros rayos los piñones de la loma de los cañizos. Me sorprendió la visita del joven cazador cargado con un saco del maíz en el hombro. Sí que es verdad que las piaras quedaron más bien poco, dejó el saco muy cerca del comedero. Sus intenciones eran de comprobar si acudió el viejo jabalí.  ¿¡¡¡Nada!!!? - Entre tantísimas huellas no estaba la de este gran macho. Me recebó el saco completo, también recebó mi vecina baña y lo vi alejarse un poco contrariado.  > Preocupado...? ¡Temiendo lo peor …si le cogió los aires ¡ Se presentó... Dos noches después del aguardo y para mi mayor sorpresa vino acompañado con un rasponazo a la altura del jamón izquierdo, cojeando un poco. Posiblemente producido por un disparo. O quizás tuvo un enfrentamiento con otro jabalí.   Pero a mí me entró la risa al verlo cojear. Ji. Ji. Ji...  – ¿Cojo y encima muy desconfiado? Comió bastante del maíz, más tarde se cebó con la cueva de un topillo cerca del comedero y no descansó hasta que consiguió cazarlo, haciendo unos tremendos hociqueo por los alrededores de la cueva. La baña que se encontraba aun rebozando del agua de las lluvias caídas la noche anterior, se dejó caer en ella como un peso muerto.  ¡¡¡Agrandándola!!!... Se barreó con el barro la zona de la herida y dejó sus huellas bien dibujadas en los bordes de mi vecina baña. Dio un leve resoplido rascándose los costillares contra el joven alcornoque y se alejó regatón hacia abajo.  -Esa noche no se presentó ninguna piara, sí que había un tejón que salió corriendo del comedero al verlo aproximarse. Dos días después se presentó el joven cazador, las huellas del comedero por desgracia habían desaparecido. Las fuertes lluvias caídas durante la noche las borraron. Se fijó en el maíz que había bajado bastante y la baña a pesar de estar rebozando del agua la vio muy tomada. No quiso recebar con el maíz que traía prefirió dejarlo con el poco que había, viendo el comedero tan tomado y la baña pensó probar fortuna esa misma noche. Ilusionado se puso con cara de felicidad contemplando los hociqueo profundos al lado del comedero, donde pudo apreciar un poco confusas las huellas, pero sabe y es muy consciente que estos profundos hoyos solo los producen los viejos solitarios. ¡Se marchó muy contento …satisfecho y con muchas ganas de esperarlo! Aún quedaba más de una hora de Sol para desaparecer y ya se encontraba en el puesto. ¿Con ilusión como siempre espera? Es consciente de las visitas que tiene el comedero. Con seguridad si no le traicionan los vientos vera o sentirá jabalíes. Púes en más de una ocasión acercándose al puesto se encontró con una piara comiendo tan tranquilos a plena luz del día. Efectivamente... Oscureciendo se escuchó unos gruñidos cortos de jabalíes jóvenes que delataron a la piara. Venían subiendo por la parte baja del regatón. Con la poca luz natural que aún reinaba el joven cazador vio pronto los bultos negros acercándose sigilosamente poco a poco hacia el comedero. Enseguida se apoderaron del comedero los jabalíes. Contó quince de todos los tamaños sin apreciar ningún macho adulto. El escuchar del masticar de quince jabalíes es impresionante por los tremendos ruidos que provocan. El joven cazador que disfrutaba viéndolos temía que ya tres satisfechos del maíz y que andaban esto buscando bichos por los alrededores se ventearan de su olor. Gracias a los “Dioses de la Caza” una vez satisfechos abandonaron el comedero por donde vinieron. Los tres que buscaban bichos pasaron a tan solo dos metros del aguardo. ¡¡El joven cazador había que verlo …parecía que lo habían disecado en esos tensos momentos!! Ya desaparecidos los jabalíes se quedó más tranquilo. Y esperaba que entrase “ese” gran macho que se mueve por la zona y que frecuenta en ocasiones el comedero. Se aproximaron varias vacas con sus becerros por los alrededores del comedero y dos de ellas entraron en el comedero acompañadas de los becerros. Comieron del maíz y al buen rato solo se quedó una acostada al lado del aguardo y su becerro aún seguía en el comedero. Viendo la vaca acostada que la podía tocar con la mano, temía que se percatara de su presencia. Contrariado al tener tanta cantidad de las mismas por los alrededores que no le dejaban escuchar los sonidos de la noche. Deseaba con ganas que abandonasen pronto la zona. Pendiente estaba del becerro que estaba en el comedero de pronto lo vio correr hacia la madre y se paró aún más cerca de donde se encontraba la madre tumbada …prácticamente en los bajos del puesto. La madre que al verlo venir hizo un amén de levantarse. ¿¡¡¡Pero no se levantó!!!?... Observando el becerro pegado al puesto que lo podía acariciar con la mano, vio pasar una vaca muy cerca del comedero.  Más tarde... Divisó un bulto a unos metros del comedero entre las retamas. ¿¡¡¡Parado!!!? No se movía absolutamente para nada. 

 

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